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Opinión

Carta a la Superintendencia de Servicios de Salud por el cobro de plus

Por Mario Álvarez, concejal de General Roca.

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A la SUPERINTENDENCIA DE SERVICIOS DE SALUD

ASUNTO: FEDERACIÓN MÉDICA DE RIO NEGRO Y SU INTENTO DE QUERER COBRAR UN “ADICIONAL/PLUS” EN CONCEPTO DE “GASTOS DE MANTENIMIENTO DE CONSULTORIO”.

Mario ALVAREZ (DNI 8.213.479), en mi doble carácter de vecino y Concejal en el Honorable Concejo Deliberante de ésta ciudad de General Roca, ante éste Organismo me presento y digo:

Por éstos días ha trascendido la decisión de la FEDERACIÓN MÉDICA DE RIO NEGRO de querer percibir (cobrar) una especie de “adicional-plus” en concepto de “mantenimiento de consultorio”.

El nuevo costo, que en principio intentaría ser acordado por los médicos con las diversas entidades gremiales y con empresas de medicina prepaga, podría caer finalmente sobre las espaldas de los consumidores, recibiendo en tal caso una factura o constancia de su cancelación, para posteriormente tramitar el reintegro de dicha suma por ante su respectiva Obra Social.

Dejando traslucir la férrea intención de percibir éste nuevo “plus” (que se sumaría al que tradicionalmente le cobran los médicos a sus pacientes dando forma así a un procedimiento teñido de ilegalidades por donde se lo mire), y desoyendo las críticas que tal decisión rápidamente ha generado en diferentes sectores de la sociedad, el Presidente de la Federación Médica de Río Negro, Dr. Juan Carlos Gómez aseguró que la medida se comenzará a implementar “cueste lo que cueste”, aclarando que la nueva metodología no alcanzará, en principio, a los afiliados del PAMI ni del IPROSS.

El titular de la Federación declaró a diferentes medios locales que “…queremos hablar con los gremios estatales, que son los que tienen que absorber este costo”, sincerando de tal manera la “letra chica” de éste engendro, que indica claramente que buscan transferirle al Estado las diversas comodidades que sus respectivos consultorios les ofrecen a los ciudadanos.

Conforme lo publicado por el Diario RIO NEGRO en su edición del día de la fecha, se han llevado a cabo diversas reuniones entre representantes de la Federación Médica y algunas empresas de medicina prepaga en Buenos Aires, y si bien todavía no hubo “ni un sí, ni un no” se habría logrado presentar la propuesta.

Lo expresado significaría, lisa y llanamente, que ya no va a ser suficiente con “la orden” de la obra social, mutual o prepaga para obtener atención médica en un consultorio + el “plus” que en la mayoría de los consultorios se le exige al paciente para poder ser atendido, sino que ahora, además, se prevé cobrar un nuevo ítem que girará en torno a los “150 o 200 pesos” para atender, ridículamente, “los gastos de mantenimiento del consultorio”. Un despropósito por donde se lo mire.

De acuerdo a la información dada a conocer por el medio antes mencionado, el proyecto en cuestión fue sesudamente elaborado por la Federación Médica provincial que agrupa a los colegios de profesionales de la mayoría de las ciudades rionegrinas, para compensar los gastos que ocasiona brindar atención médica en consultorios particulares, como si dichos costos, propios de cualquier otra actividad indiscutiblemente particular, pudiera ser “descargada” con tanta liviandad y desaprensión sobre las flacas economías (ya bastante maltratadas en los tiempos actuales) de los consumidores/pacientes/clientes.

Según el propio Presidente de la Federación Médica, han recibido (como es lógico) distintos tipos de reacciones, pero a ellos les ha servido “para generar el debate”. “Hasta ahora no obtuvimos un ‘no rotundo’ a lo que planteamos y vamos a esperar respuestas. Ya nos reunimos con Aca Salud, Medicus, Galeno y Sancor Salud, presentamos nuestro proyecto que queremos extender a otras federaciones del país, y ahora nos vamos a sentar con las obras sociales sindicales”, señaló el Dr. Gómez al respecto.

O sea: para la Federación Médica, “generar el debate” implica, ni más ni menos, que instalar el temor entre los pacientes/clientes de sus consultorios, porque si acaso las entidades mencionadas por el Dr. GÓMEZ (prepagas, obras sociales, etc. etc.) no se avinieran a soportar ése nuevo costo ridículamente diseñado por los médicos, serían los ciudadanos de a pie los que tendrían que hacerse cargo de abonarlo, para después tener que iniciar un largo peregrinar ante su Obra Social a fin de que le devuelvan la plata. Así de simple.

Resulta desaprensivamente violento el accionar de los profesionales de la salud enrolados en la Federación, acentuando la preocupación natural de un paciente que acude a la consulta para interiorizarse de alguna dolencia/enfermedad que lo perturba y lo preocupa, estado anímico al que ahora deberá agregarle una sobrecarga económica de la mano de éste engendro tarifario que pretende trasladarle a toda la sociedad los costos de un negocio particular.

En su nota del día de ayer (18/05), el diario Rio Negro expone que “La entidad médica ha planteado que los costos para los profesionales están en alza y pretenden que quienes se hagan cargo sean los financiadores, empresas de medicina prepaga y obras sociales…”, aclarando que “si éstas no acceden a abonar este costo, se trasladará “al afiliado, contra factura”. Es decir, el paciente deberá presentar su obra social o prepaga, pagar el nuevo ítem y solicitar un reintegro. Gómez explicó que no se pretende trasladar el gasto a los pacientes pero “es necesario explicitar esta situación en las organizaciones médicas y evaluar alternativas de solución”.

Reitero: la preocupación que éste intento de la Federación ha causado en la sociedad toda, es claramente detectable en la calle, en los comentarios de los vecinos, en los mensajes que éstos cursan a los medios de prensa, haciendo oir su voz de disconformidad, impregnada de indisimulable (y justificable) enojo.

Deviene necesario, entonces, que el Organismo a su cargo, haciendo pesar las normas que regulan su ejercicio, convoque INMEDIATAMENTE a los representantes de la FEDERACIÓN MÉDICA DE RIO NEGRO a fin de que brinden las explicaciones del caso, adoptando las medidas que resulten pertinentes para resguardar el interés de los ciudadanos, visiblemente agraviado por la decisión que vengo denunciando.

Asimismo, solicito se le dé inmediata intervención al MINISTERIO DE SALUD DE LA PROVINCIA, a los fines pertinentes, requiriéndole a la FEDERACIÓN MÉDICA DE RIO NEGRO toda la documentación necesaria que acredite la implementación de ésta medida, actuando así en salvaguarda de los intereses de toda la comunidad rionegrina.

Ante la eventualidad de que no prospere lo aquí peticionado, dejo formulada la RESERVA expresa de acudir ante el órgano judicial que corresponda en resguardo de los intereses de toda la ciudadanía afectada por ésta medida, a fin de que ejerza el debido control legal y revise la alteración contractual que implica la pretensión de los médicos enrolados en la FEDERACIÓN MÉDICA DE RIO NEGRO, por entender que la misma no sólo resulta improcedente y abiertamente inconstitucional, sino que además desvirtúa de manera innegable la buena fe que es dable exigir en éste tipo de prestaciones.

Sin otro particular, y a la espera de una URGENTE intervención del Organismo a su cargo, aprovecho para saludarlo con mi mayor consideración.

 

Mario Álvarez.
Concejal de General Roca.

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Opinión

Las Universidades, para qué?

Nota de opinión por Federico Vasches, integrante del Observatorio de Políticas Públicas y Sociales de Río Negro.

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En estos días es habitual oír los problemas que enfrenta el sistema educativo, por el desfinanciamiento que está sufriendo. 

Y rápidamente podemos preguntarnos cuál sería el problema y por extensión, por el rol clave que deberían cumplir, en especial las universidades. 

En primera medida servir de espacio de contención socio cultural para quienes pretendan formarse y contar con nuevas herramientas para avanzar en la vida, y segunda y quizá tenida menos en cuenta, generar conocimientos valiosos para la comunidad en su conjunto. 

Si hay algo que uno espera de la educación superior, (de las universidades) ese lugar donde se produce el conocimiento, es que corran los límites, que vayan más allá, que incomoden todo aquello que sea necesario para poder avanzar. 

En este sentido, las ciencias sociales, esas con las que convivimos, ya que nos revisan en eso que nos define como sociedad, como individuos y como humanos, tendrán mucho para aportar. 

Claramente el estado, pero no únicamente el nacional, decide qué financiar y por ende qué no. Pensemos por un momento un gobierno provincial e inclusive algunos gobiernos locales (municipio y comunas), financiando proyectos de investigación en la creencia y seguridad de que eso que se investigue, aportará nuevas ideas, conocimientos y herramientas para su gestión. 

Pero claro, hoy pareciera que las cosas son distintas. Quienes ocupan cargos de gestión, con su trabajo cotidiano nos responden a la preguntá ¿qué se hace?, ya que es su cotidiano. Mientras que quienes investigan en políticas públicas, ciencias de la administración y todo lo referido a la administración pública, nos responderían a ¿qué se podría hacer? 

Hay algo hasta increíble en la separación que tiene hoy la academia con la gestión gubernamental, los investigadores en lo estatal por un lado y los cargos electivos y funcionarios por otros. Si bien son dos conocimientos diferentes, el que se consigue estudiando y el que se consigue haciendo, en algún momento deberían encontrarse. 

Pero claro, quién financiaría aquello que lo incomode, que lo exhiba, que revele sus falencias, inclusive aparece cierta complicidad por parte del sistema ya que esos avances pueden a las claras incomodar la capacidad de gestión de quienes ocupan cargos en las propias instituciones educativas. 

Complicidad de dos lados, dos caras de una moneda que lógicamente no se encuentra, más que en un borde que investiga y aporta sobre cosas cómodas, relatos de una historia sabida y que recopila los datos ya conocidos. 

En esa misma rueda, los trabajadores de la investigación atrapados, ya que se les reconoce y se los obliga a investigar y se les financia aquellas cosas que no molesten. 

Existen problemas de financiamiento, claro, pero ojo no son los únicos. 

Si queremos salir de los problemas que presenta el sistema, sin salir del sistema, deberemos cambiar lo que se deba, corregir lo que se necesite y abrir las administraciones. 

Conseguir que política y conocimiento se amiguen, caso contrario el pozo será cada vez más hondo y la falta de dinero, pasará a ser, el menor de los problemas. 

Federico Vasches
Integrante del Observatorio de Políticas Públicas y Sociales de Río Negro.

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Opinión

Del otro lado, nosotros

Nota de opinión por Federico Vasches, integrante del Observatorio de Políticas Públicas y Sociales de Río Negro.

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En estos tiempos tan veloces de vivir, son pocos los momentos en que nos detenemos a tratar de comprender qué nos pasa, más allá del bolsillo.

Ahora es fácil confundir el síntoma con la causa, la consecuencia con la fuente del problema. Seguir discutiendo en circularidad de lo obvio: el dinero no alcanza. Cuando, en realidad no somos capaces de repensar qué es lo que genera la situación.

Entonces traigo tres dicotomías tan vigentes y actuales (y pasadas, si lo son), como necesarias para incorporar, quizá mate mediante en un momento de reflexión:

La primera responde a la pregunta, ¿dónde estamos?

Rápidamente comprender que estamos inmersos en un sistema democrático, que es abonado por todas y todos, ejercido por las instituciones del estado, pero que muchas veces quien gobierna, impone, crea y establece las condiciones de gobernabilidad, traza las políticas e inclusive el plan de gobierno, es el poder económico privado. Nacional e internacional.

Lo que quiero aportar aquí es esta dicotomía de los “jugadores” de adentro y de afuera del sistema. Vecinas y vecinos serán de afuera, pudiendo aportar con sus participaciones a quienes sí están adentro, la clase dirigencial, políticos y funcionarios públicos. Pero ojo, no seamos tampoco ingenuos, porque quizá hasta ellos mismos, están afuera del sistema de decisión, del poder real. Su único diferencial es conocer el sistema, ser conscientes de su lugar y cumplir con su papel, hacer como que deciden, emular que pueden, abonar alguno de los dos lados de una grieta que no existe como tal.

Para la segunda pregunta, debemos pensar, ¿qué nos ofrecen?

Es que claro, si ellos que son quienes ocupan los cargos públicos, que los elegimos para que gobiernen, no pueden hacerlo porque a su vez son condicionados por los poderes económicos concentrados nacionales, qué nos queda esperar a los demás?

Por lo pronto comenzar a comprender esta segunda dicotomía en la que usualmente nos empantanamos al momento de relacionarnos con ellas/os, y que comprenderla nos dará la libertad de saber qué se nos dice. Esta dicotomía es doble, ya que confundimos los productos del accionar del estado con resultados de la política pública desarrollada y a la vez, el diagnóstico de la situación, con la posibilidad real de avanzar y construir propuestas.

Daré un breve ejemplo: una campaña de vacunación que alcance las 50 personas diarias evidentemente da cuentas de un trabajo (producto – personas vacunadas), pero no de un resultado ya que desconocemos el punto de partida, la situación problemática que se pretendía abordar y acaso el nivel de esfuerzo institucional comprometido y previsto (¿qué tasa pretendíamos mejorar con la vacunación? ¿Queríamos vacunar 50 o quizá el doble y no pudimos?). En este mismo sentido el diagnostico es necesario para saber dónde estamos, qué nos falta, cuál podría ser un punto de partida. Pero solo es eso, un estado de situación. Se requiere entonces avanzar, trascender, comprender que eso es la base a considerar para planificar propuestas que mejoren ese punto de partida. El diagnóstico lo podemos compartir casi todos, pero el plan de acción seguramente tenga lógicas y necesarias resistencias.

Para la tercera pregunta y la más complicada, debemos enfrentar un, ¿qué necesitamos?

Claramente es mi opinión, y parte de considerar que la mejor manera de cambiar las cosas, es participando activamente, conociendo las reglas y teniendo las herramientas y recursos contextuales para ser parte de una construcción que permita dar discusiones, debates e incidir en el diseño y ejecución de lo público.

Por ello, la tercera dicotomía propone que no necesitamos mártires, sino líderes. Esa idea remanente de los héroes en la historia que lo han dado todo por la liberación de los pueblos, de alguna manera invita a pensar en luchas colosales y sobresalientes de pocas/os iluminados y claramente la historia argentina de los últimos 200 años da cuenta que, si a esos proyectos no se los nutre de ideología de compromiso, se los oxigena con carne y participación, mueren antes de iniciar, o se extinguen con su fundador.

Aquí aportar otra dicotomía que se desprende del sistema y es actual en términos de no aportar más que nombres sin proyecto, y es que, no es lo mismo ganar una elección que gobernar. Esas alianzas que dicen lo que se quiere escuchar, o que apelan a lo que el otro ha hecho mal, por sobre proponer hacia dónde, ganan es cierto, pero rápidamente quedan expuestas al momento de tener que avanzar y resolver cómo y qué hacer dentro y desde el estado. Discursos biensonantes sobran, quizá lo que falta es conocimiento sobre el funcionamiento de la cosa pública, para tratar de comprender si eso que han planteado, es posible, probable, realismo mágico o acaso legal.

Poco tiene que ver la legitimidad que otorga un cargo ganado con la capacidad de gestionar programas y proyectos, todas/os votamos a un par que quizá nos cae bien, pero el haber sido votado no garantiza ni eleva a nadie por sobre la masa. Ese será el rol y desafío que el líder deba emprender en una comunidad politizada, conocedora y sobre todo con la claridad para defender lo propio.

Al final y del otro lado, nosotros tratando de comprender para dónde va la cosa, quizá no sea mucho, pero espero que alguna de estas ideas, de estos conceptos, de estos interrogantes queden resonando y permitan idolatrar un poco menos y comprometerse a debatir un poco más.

Federico Vasches
Integrante del Observatorio de Políticas Públicas y Sociales de Río Negro.

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Opinión

¿Por qué marchamos?

Nota de opinión por Nicolás Rochas, apoderado Frente Renovador Distrito Río Negro.

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Nunca nadie que haya llegado al cargo de Presidente había confesado abiertamente, que a su entender, el Estado Nación es «el problema». Porque destruir el Estado no nos hará libres, simplemente nos expondrá ante el mundo casi como bienes fungibles, una nueva especie de res nullius en un planeta organizado en torno a países soberanos.

Marchamos porque no se trata de estar «en contra», sino de advertir las consecuencias de decisiones nefastas y evitar pérdidas que serán irreparables.

Porque gobernar es asignar prioridades y no puede estar antes la ganancia de un banquero que la comida de la gente.

Porque la inflación no puede detenerse a fuerza de pulverizar el salario.

Porque la Cultura, la Ciencia, el Deporte o el Arte, nunca (jamás) son un gasto, sino la inversión a través de la que un pueblo se expresa, se identifica, se distingue y crece.

En poco más de un mes, el gobierno de Javier Milei devaluó en más del 100% la moneda, quitó subsidios, subió tarifas, frenó la obra pública, desfinanció al Estado (tanto Nacional como a las provincias) y desprotegió a todo inquilino, consumidor o usuario. El precio de los alimentos se dispara día a día, pero aún más se le adelantan los medicamentos. Hay una confesa pretensión de asignarle a la recesión la estrategia para frenar los precios (macabra convicción, la de pensar que «no hay inflación en los cementerios»).

En nuestra historia democrática jamás tuvimos un gobierno tan disociado de la realidad, tan ajeno al padecimiento, tan insensible y brutal.

Ganar el balotaje le otorgó la legitimidad para el ejercicio del Poder Ejecutivo, no la adquisición llave en mano de un país (que le avisamos: no está en venta). Ser el Presidente le da facultades para administrar los recursos del Estado, no la Suma del Poder Público, ni el cúmulo de facultades con que los constituyentes contaron en la conformación de la república. También por esto marchamos, para recordarle conceptos tan básicos que parecen habérsele olvidado; premisas tan antiguas como sus recetas económicas del siglo XIX.

Buena parte de la sociedad argentina lo votó en la esperanza de un cambio. Pero ese cambio debe serlo en la mejora del conjunto, no en la aniquilación de todo lo que a su criterio configura “un gasto”. Cuando hablamos de Patria, País o Estado, no nos referimos a cifras, variables o estadística, sino a personas, individuos, ciudadanos. Existencias reales que comen, sufren y sienten; no son likes, ni visualizaciones; son angustias de padres, pies descalzos y pancitas que chiflan si no hay pan sobre la mesa.

Marchamos por la responsabilidad histórica que importa proteger la soberanía y por la sensibilidad social de cuidar a los que menos tienen. Marchamos para advertir sobre las consecuencias que pueden ser aún más gravosas y para intentar corregir desequilibrios que se profundizarán de seguir el curso de las cosas. Marchamos porque es nuestro país el que están rifando, en un experimento en el que (como diría Serrat) «juegan con cosas que no tienen repuesto”. Por todo esto, y tantas otras cosas, el 24 de enero marchamos!

Nicolás Rochas
Apoderado Frente Renovador – Distrito Río Negro.

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