Opinión
¿Donde están?
Por Juan José Tealdi, secretario de DD.HH. del Partido Socialista.

Daniel Solano desapareció en el valle medio de nuestra provincia hace 6 años. La información oficial y los medios afines al gobierno lo transformaron inmediatamente en un joven que, abandonando su trabajo se había ido de viaje. Un vago que no quería trabajar y se fue. Hasta aparecieron testigos que lo habían visto en la estación de colectivos en Neuquén.
Pura mentira. Solano era un joven que estaba dispuesto a luchar por sus derechos laborales y los de sus compañeros. Por ese “delito”, como ya está demostrado, la policía, que depende de un poder político vasallo de los poderosos empresarios obedeció fielmente el mandato. Probablemente les dijeron: a ese pibe hay que escarmentarlo para que su ejemplo no se multiplique. Y actuaron bestialmente.
Hoy, gracias al infatigable abogado Heredia, a la familia Solano y a un cura valiente, se sabe que fue capturado por un grupo de policías y trasladado en el móvil policial tras lo cual nunca más se supo de él. El juicio paralizado y el jagüel donde es altamente probable que lo hayan arrojado nunca se investigó.
Santiago Maldonado desapareció hace un mes en la vecina Chubut.
La información oficial y los medios afines al gobierno inmediatamente lo ubicaron en la posición de un joven irresponsable, un artesano “tatuador”, en una categoría de ciudadano marginal que podría estar en cualquier lugar. También ensuciaron y ensucian todos los días la información con el rumor que lo vieron en Entre Ríos, que un puestero repelió un ataque “guerrillero” y produjo una herida a un joven, que algún médico dice haberlo atendido, que apoyaba una causa terrorista… No hay indicios de la existencia real de una organización de esas características pero la intención es clara: desprestigiar para ocultar el hecho real de un joven desaparecido.
Todavía no tenemos los resultados de una investigación tan minuciosa como la del abogado Heredia, pero todo indica que estamos otra vez ante pura mentira. Ni terrorista, ni marginal, ni está por ahí, ni hubo tal enfrentamiento con un peón. Todo indica que se trata de un joven idealista, como tantos, que sintió la necesidad de apoyar la causa de los habitantes originarios de estas tierras que hoy -oh casualidad- están en propiedad de un poderoso empresario extranjero. Por ese “delito” la gendarmería, que depende de un poder político vasallo de los poderosos empresarios, actuó bestialmente. La bestialidad y la intención está demostrada en la modalidad adoptada: se desplegaron varios móviles, una centena y media de gendarmes y vaya a saber cuánto recurso más para escarmentar a un grupo de 7 personas que cortaban la ruta. La desaparición de Santiago pudo o no ser un objetivo premeditado pero la desproporción entre el supuesto peligro y el remedio es claramente desmesurada y sus consecuencias no podían ser muy diferentes. Como expresó un gendarme: “nosotros obedecimos órdenes superiores”.
Lamentablemente hay muchos casos de desaparecidos en democracia que no han tenido tanta difusión pero en todos los casos, como en estos dos que sucedieron acá, la conclusión es la misma. Por un lado hay un poder político – provincial o nacional – que responde a los sectores del poder económico y por el otro, fuerzas de seguridad entrenadas para reprimir al débil.
Las madres de la plaza nos marcan el camino.
Nuestra sociedad ha superado hace mucho la concepción de “justicia por mano propia” y para ello ha construido este Estado de Derecho.
No coincidimos, pero si hay alguien que podría reclamar legitimidad para actuar por mano propia es una madre o un padre a quien se le arrebató por la fuerza la vida de su hijo/a. Y justamente la mayor lección que nos dejan nuestras madres y nuestras abuelas de los pañuelos blancos, además de su increíble valor y tesón, es que jamás apelaron ni intentaron hacer justicia por mano propia y todo su esfuerzo estuvo y está en forzar el funcionamiento del Estado de Derecho, y vaya si lo lograron. Primero fueron parte importante de la lucha de nuestro pueblo por recuperar la democracia, luego lograron el histórico juicio a las juntas, no se amilanaron con el retroceso de las leyes de obediencia debida y punto final a las que lograron hacer derogar y, detrás de ello, los tantos juicios y castigo legal a represores. Su accionar contribuyó decididamente a descubrir la verdad de lo ocurrido y con ello la maravillosa recuperación de tantos hijos apropiados por los represores.
Hoy más que nunca debemos seguir su ejemplo.
¿Qué sucede con nuestro Estado de Derecho?
Afortunadamente el Estado Nacional, la Constitución, las leyes y especialmente la conciencia del pueblo argentino de hoy muestran una clara superación de las concepciones absolutistas y, en gran medida, al original Estado Argentino que estaba en manos de un puñado de terratenientes, que justamente llegaron a serlo porque se apropiaron –usando la violencia– de las tierras donde vivían los pueblos originarios de esta parte del mundo.
Esos terratenientes siguen teniendo poder pero hay avances sociales y legales que lo limitan. Hemos conquistado el Estado de Derecho y hemos adherido a tratados internacionales que garantizan cada vez más derechos. No es igual el Estado Argentino en formación del siglo XIX que el de hoy.
Pero estos avances no son eternos ni de aplicación automática. Todos los días hay que concientizar acerca de su existencia y de la necesidad de su aplicación y su profundización.
Durante la larga y oscura noche de la dictadura -entre 1976 y 1983- la ausencia del Estado de Derecho fue la forma elegida por los poderosos para hacer sus negocios en detrimento de las mayorías, sin protesta social. Era el tiempo de las masivas desapariciones sin posibilidad real de protesta ni de hacer efectivos los miles de habeas corpus presentados por familiares y valientes abogados. Fue el tiempo del Estado opresor sin límites.
Más memoria, más democracia y más participación.
Por ello es importante tener en cuenta la historia y el comportamiento de las personas y los partidos que elegimos en cada votación, pero con esto no alcanza. Hay que participar activamente.
Cuando el aparato del Estado actúa en defensa de los pocos poderosos en detrimento de los muchos que no tienen ese poder económico la solución está en la fuerte defensa de la democracia que debemos fortalecer y profundizar con mecanismos de participación directa.
Solo así se achica el espacio para que se repitan los Solano, los Maldonado y tantas víctimas anónimas de un Estado que debemos ir modificando y mejorando a favor de las mayorías con nuestra activa y consciente participación.
Juan José Tealdi.
Secretario de DD.HH. del Partido Socialista y Coordinador Nacional de la Corriente Igualdad y Participación del Partido Socialista.
Opinión
El problema de la Argentina, es político
Nota de opinión por Federico Vasches, integrante del Observatorio de Políticas Públicas y Sociales de Río Negro.

Me pregunté bastante estos últimos días de qué manera podría colaborar, no tanto en un caso puntual como el de una colecta de insumos necesarios para atender un incendio en la zona del el Bolsón, sino en general, para llevar un poco de luz al momento que estamos atravesando.
Básicamente, me pregunté ¿qué se puede aportar en tiempos de desregulación, inclusive del sentido?
Si acordamos que el año pasado (2024) fue el de buscar culpables institucionales o sociales y por ende emprender batallas generales, este todavía no queda claro por donde podría transcurrir.
No nos olvidemos de las masivas marchas por el financiamiento universitario, los gobernadores dando aviso de diferencias, diputados y senadores haciendo lo suyo por el quorum, reclamos multitudinarios en las calles, privatizaciones, cierres de empresas y reparticiones, despidos masivos, sindicatos en alza e inclusive la CGT que se rompió.
Ha pasado tanto en tan poco tiempo que parece que fuera una película lejana y si bien poco sentido tendría que yo se las cuente (porque todos la vivimos), estoy casi seguro que el común denominador ha sido la poca reflexión al respecto.
No me embarco en una discusión electoral (aún cuando este sea un año para ello), sino en algo más profundo, algo del sentido de las cosas, de la esencia de un sistema que a pesar y al pasar los nombres se orada y nos deja a los ciudadanos siempre en la base.
En este sentido me parece oportuno, traer esa clasificación bastante consensuada en el campo de las ciencias políticas, sobre las concepciones de la palabra “política”. Una primera “polity” que daría cuenta de la función de distribución de poder en la sociedad (algo así como el sistema político), una segunda “politics” como el juego cotidiano de actores por espacios de poder e influencia (en particular con el ejercicio de la política, negociaciones y arte de lo posible) y por último la “policy” como la acción de gobierno (en nuestro caso conocido como políticas públicas.
Este triángulo de conceptos que se interrelacionan y recobran sentido, nos permite pensar que las acciones de un gobierno democrático, electo por la mayoría, que ejerce en sus libertades y posibilidades legales el poder político con acompañamiento social, puede inclusive gobernar en detrimento de mayorías y por ende beneficiar en particular a pequeños grupos.
Este es un gobierno que no escondió, ni esconde el sentido de lo que hace, no prometió nada que no fuera a cumplir, de hecho, está honrando sus compromisos de campaña con creces.
¿Entonces dónde radica el conflicto?
A mi entender en dos aspectos que si se entrelazan aportan claridad, pero que pueden ser presentados como dos frentes de lucha casi objetivamente irrenunciables.
Me refiero por un lado el desfinanciamiento de la ciencia y la tecnología en especial, las ciencias sociales y por otro el echar culpas constantes y “embarrar” la cancha sectorial, como los únicos y grandes culpables de un sistema que no pueden cambiar esos actores.
El pensar en un modelo de desarrollo y crecimiento del país desde la inversión en ciencia y tecnología, implica no únicamente apostar a las ciencias duras o de trayectorias más reconocidas y antiguas, y a las emergentes para la innovación, modernización, sino no dejar de lado a las ciencias sociales. Castigadas, seguro, poco reconocidas también, aunque el debate puede ser extenso, pretendo que nos detengamos en considerar algo en especial. En momentos como estos en los cuales “desregular” el mercado implica a la vez poner techo a las paritarias y liberar que las empresas de telefonía, servicios, alquileres, prepagas de medicina aumenten libremente, es lo mismo que achicar el bolsillo de las/os trabajadoras/es, y este tipo de visualizaciones contextuales claramente son campo de estudio, de comunicación, de divulgación y de consolidación desde la ciencias sociales; por lo que desfinanciarlas es clave para silenciar voces calificadas.
Por otro lado, los ataques sectoriales permiten ganar tiempo para tomar mientras, medidas de fondo, llevar la atención hacia ese segmento generando discursos, odios y enojos contra los supuestos beneficios de tal o cual. Ojo que al final de cuentas y luego de tantos culpables, inclusive habiendo dejado sin trabajo a más de 70.000 empleados, los problemas (esos que les endilgaban), no se resolvieron por sí solos y hasta quizá se agravaron.
Si se está jugando un juego, quienes son dueños del tablero tienen conocimiento de las reglas, y todos los demás lo jugamos sin sentido, sin comprender, pero apurados, entregándonos por momentos y combatiendo con la claridad de quien pisa la pelota y levanta la cabeza.
Ya lo denunciaba Borges en su poema Ajedrez cuando se consultaba por la mano que movía la pieza, por el político que dentro de un sistema político juega a la política con sus propias reglas y negocia esas políticas públicas que a cuenta gotas, y pocas veces nos benefician.
Si al final de estas líneas, como yo creen que el problema de la Argentina es político (en todos sus sentidos), habrá bastante más posibilidad de diseñar una reconstrucción nacional que nos contenga, que nos represente, pero que sobre todo nos de oportunidades y claridad para entender por dónde y para dónde van a ir las cosas.
Federico Vasches
Integrante del Observatorio de Políticas Públicas y Sociales de Río Negro.
Opinión
Cicatrix Maledictum: Secretos del Valle de la Luna
Las grietas de la tierra esconden historias que van más allá de lo visible. Por Javier Galli.

En lo profundo del Valle de la Luna, un paisaje que desafía al tiempo, las grietas de la tierra esconden historias que van más allá de lo visible. Las formaciones sedimentarias, moldeadas por milenios, guardan cicatrices que podrían ser el eco de un cataclismo hídrico que transformó esta región hace miles de años.
Según documentos atribuidos a una expedición científica de mediados del siglo XX, las capas de roca en el Valle no solo revelan eventos geológicos únicos, sino también patrones simbólicos que han despertado interrogantes. ¿Son simples caprichos de la naturaleza o vestigios de una civilización perdida? Entre los hallazgos reportados se encuentran conchas marinas en alturas improbables, grietas que se entrelazan formando diseños geométricos y fragmentos de lo que parecen ser estructuras petrificadas. Todo esto contribuye a la teoría del «Diluvio Negro», un evento mítico que habría devastado esta región, dejando tras de sí un paisaje marcado por la devastación y el misterio.

La serie fotográfica Cicatrix Maledictum captura la esencia de estos paisajes, transformando las bardas erosionadas y los valles desérticos en un escenario donde la naturaleza se convierte en memoria y códice. Cada imagen invita al espectador a explorar las grietas como si fueran las páginas de un libro antiguo, cargadas de significados ocultos.

«El Valle de la Luna es mucho más que un testigo geológico del tiempo. Es un espacio donde las marcas en la tierra dialogan con nuestras propias preguntas sobre el pasado y el futuro. Estas cicatrices nos hablan de eventos que superan nuestra escala humana», reflexiona el autor de la serie.

Esta propuesta artística no busca dar respuestas definitivas, sino plantear interrogantes: ¿Qué historias se esconden bajo las capas del tiempo? ¿Es posible que un cataclismo tan devastador haya dejado huellas no solo en la tierra, sino también en nuestra memoria colectiva? Las fotografías de Cicatrix Maledictum no solo retratan un paisaje, sino que invitan a una experiencia sensorial y filosófica sobre los secretos que la naturaleza guarda bajo llave.

Próximamente, la serie podrá ser apreciada en diferentes espacios culturales de la región, donde se abrirá un diálogo entre arte, ciencia y la historia invisible que yace en el Valle de la Luna.

Por Javier Galli.
Artista. Fotógrafo.
Opinión
La ‘Curva de Verani’: Huellas de una tragedia en Allen
Se cumplieron 30 años de la misteriosa desaparición de una joven en una chacra de Allen. Por Javier Galli.

Cuando hablamos de fenómenos inexplicables, lo sobrenatural siempre parece rondar el límite entre lo real y lo imaginado. La historia que envuelve la chacra de la familia Menguelle, en la zona rural cercana a Guerrico, ha tomado una forma fantasmal en el imaginario popular de la región, transformándose en una leyenda que sigue inquietando a quienes la escuchan.
Todo comenzó hace más de 30 años atrás, el 12 de octubre de 1991, cuando la joven, Vanesa Menguelle, hija de una reconocida familia chacarera de la zona, desaparece inexplicablemente en las inmediaciones de la llamada ‘Curva de Verani’. La joven tenía algo en común con otros habitantes del área: una misteriosa enfermedad mental atribuida al uso de químicos para la cura de las tierras que rodeaban la chacra familiar. Con apenas 20 años, esta muchacha fue testigo de cómo su mente se distorsionaba, mientras el paisaje que la rodeaba parecía marchitarse al compás de su deterioro. Sus últimos días en la chacra fueron extraños, marcados por conductas erráticas. Algunos dicen que hablaba sola, otros aseguran que la vieron vagar entre los cultivos secos, como si buscara algo que nadie más podía ver.
Última aparición
Testigos aseguraban haber visto a Vanesa caminando sola la noche de su desaparición en dirección a la ‘Curva de Verani’. Sin embargo, nadie ha podido precisar lo que ocurrió después. Un vecino que circulaba en su camioneta la vio caminando con paso tambaleante cerca del galpón de su chacra, pero pensó que estaba volviendo a su casa. Esa fue la última vez que alguien la vio con vida.
La familia Menguelle denunció la desaparición de Vanesa al día siguiente, luego de que no regresara a casa esa noche. Las autoridades locales iniciaron una intensa búsqueda en los alrededores de la curva y la chacra, aunque sin resultados concluyentes. Personal policial de Allen y Guerrico, vecinos y trabajadores de la zona recorrieron a pie campos y galpones abandonados, sin encontrar rastro alguno de la joven.
Pero la historia de la joven no termina con su desaparición. Los accidentes en ese tramo de la ruta se incrementaron de forma alarmante tras su ausencia, pese a que las condiciones de la carretera y su iluminación eran óptimas. Testigos presenciales, en su mayoría automovilistas y camioneros, aseguran haber visto a una mujer caminando tambaleante en plena madrugada, vestida con un traje blanco que resplandece bajo las luces de los faros. El rostro siempre pálido, inexpresivo, pero lo suficientemente inquietante como para provocar distracción y, en muchos casos, accidentes.
Incluso hay quienes afirman que al detenerse para ayudarla, la joven desaparece en un abrir y cerrar de ojos, dejando tras de sí una sensación inexplicable de vacío y terror. Los informes policiales hablan de una curva en la que los accidentes no deberían ocurrir, y sin embargo, el misterio persiste. ¿Es la joven la responsable de estos siniestros? Nadie puede afirmarlo con certeza.
Los rumores en torno a la chacra maldita siguieron creciendo. Algunos habitantes del lugar cuentan que la joven no fue la única en desaparecer en ese sector. A lo largo de los años, otras historias similares han surgido. Una mujer, violada y asesinada, fue encontrada cerca de la chacra, y desde entonces, los fantasmas parecen habitar cada rincón de esas tierras.
Una versión particularmente espeluznante cuenta que algunos taxistas que recogieron a una muchacha pálida en las inmediaciones de la curva no volvieron a ser vistos con vida. Otros camioneros aseguran haber sido asaltados por la visión de una joven que, al principio, parece necesitar ayuda, pero pronto desaparece sin dejar rastro. En todos los casos, la figura de la joven vuelve a aparecer y desvanecerse, generando un temor que perdura incluso después de haber pasado por el lugar.
El tiempo ha pasado, y la chacra quedó destruida. Las paredes de la vieja casa, devoradas por el viento y la maleza, son el único testimonio de lo que alguna vez fue. Hoy, solo quedan ruinas, un espacio vacío donde la naturaleza ha reclamado lo que una vez fue suyo. Pero los rumores persisten, y los pocos que se atreven a acercarse al lugar aseguran sentir una presencia, un eco de lo que alguna vez fue la vida en ese rincón de campo. Las imágenes tomadas recientemente revelan rincones oscuros y sombríos, con detalles que parecen congelados en el tiempo. Estas fotografías, al igual que el recuerdo de Vanesa Menguelle, siguen evocando preguntas y susurrando historias que se niegan a desaparecer, como si algo aún habitara en esos parajes desolados de la ‘Curva de Verani’.





Por Javier Galli.
Artista. Fotógrafo.