Judiciales
Piden que se declare culpable a hombre que desobedeció la prohibición de acercamiento a su ex pareja
En un mes y medio, habría incumplido la orden judicial en cinco oportunidades.

La titular de la Fiscalía de Violencia de Género Norma Reyes y la adjunta Analía Cofré solicitaron que se declare culpable a un hombre por el delito de “desobediencia reiterada en cinco oportunidades en concurso real” (Arts. 239, 45 y 55 del Código Penal).
En su alegato Reyes sostuvo que “la teoría del caso de esta Fiscalía fue probada en este juicio, resultando el acusado autor penalmente responsable, ya que había sido debidamente notificado de la prohibición de acercamiento dictada por el Juzgado de Familia y era consciente de que no debía actuar de la manera en que lo hizo. Fue por ello que la víctima sufrió una escalada de hostigamiento que luego se convirtió en persecución, y no le quedó otra opción que realizar una denuncia penal. Ese estado, en el que se encontraba la víctima, fue descripto en el informe de la Oficina de Atención a la Víctima (OFAVI) que incorporamos en este juicio”.
Más adelante, la representante del Ministerio Público Fiscal dijo que “el imputado no respetó ni siquiera el límite establecido por la Justicia y es por ello que no podemos mantenernos ajenos a los delitos de desobediencia”.
La fiscal sostuvo en su acusación que al imputado se lo juzga por cinco hechos distintos. “El primero fue el 5 de mayo a las 23.00 aproximadamente, cuando la denunciante había ido a dejar a la hija que tienen en común a la casa de la abuela. El hombre estaba merodeando por allí y al ser descubierto se habría ocultado tras unos arbustos. El segundo fue dos días después, a la noche cuando la señora se dirigía a la casa de una amiga, y antes de llegar la llamó diciéndole que sentía miedo porque el hombre la estaba siguiendo. El tercer hecho fue ese mismo día unas horas después cuando ambas mujeres vieron estacionado el vehículo del acusado a unos metros de donde ellas se encontraban. El 11 de junio la señora fue advertida por una tercera persona que el imputado le había estado tomando fotos a su auto. Luego la madre de la denunciante la llamó para manifestarle que el acusado durante la madrugada la había estado llamando. Posteriormente el hombre le había enviado un mensaje de texto en el que afirmaba que estaba en la Comisaría 3° denunciándola porque desconocía dónde había dejado a la hija de ambos mientras no estaba con ella. Finalmente, el último episodio denunciando y que se juzga hoy fue el 25 de junio a las 18.30 cuando la denunciante estaba en un salón de eventos celebrando el cumpleaños de la niña, y fue alertada por un vecino que el imputado estaba rondando el domicilio particular. Esta circunstancia había sido prevista por la denunciante, porque en horas del mediodía había hablado con el padre de su hija respecto de la fiesta y éste le había manifestado oposición a que el festejo se realizara. Esta conversación habría originado una discusión en la que debió mediar personal policial de la Comisaría 3°. Además, mientras se realizaba el festejo el imputado habría circulado por las inmediaciones en varias oportunidades”, detalló la fiscal.
Y agregó que “con su accionar, el imputado habría transgredido e incumplido la orden dictada por el Juez de Paz dos años antes de los hechos, que expresamente le imponía prohibición de acercamiento a la denunciante, como a su domicilio particular y a 200 mts del lugar donde ella se encuentre. Así mismo dice la resolución que deberá abstenerse de producir incidentes, proferir agravios, realizar actos torpes o molestos o de hostigamiento y/o efectuar reclamos de cualquier índole”. Cabe aclarar que la medida fue ratificada por el Juzgado de Familia N° 16 en el marco de la Ley 3040.
En la audiencia celebrada hoy se recibió la declaración de la víctima y tres testigos más, que fueron interrogados en examen y contraexamen tanto por la Fiscalía como por la defensa particular. Cabe mencionar que la defensa solicitó la absolución de su asistido.
Judiciales
Caso Ripari: Condenan a una mujer a 4 años y 6 meses por encubrimiento agravado
La mujer admitió haber recibido dos motos y ocultado carne robada del hecho que terminó con la muerte del hombre de 77 años.

Ayer (20/11), la mujer imputada por haber adquirido o recibido dos motocicletas -sabiendo que tenían un origen ilícito y con fines de lucro- en el marco del homicidio en ocasión de robo de Oscar Ripari, reconoció haber cometido el delito y fue condenada a la pena única de 4 años y 6 meses de prisión.
«El Ministerio Público Fiscal solicitó la declaración de primera reincidencia, las accesorias legales, el pago de las costas y renunció a los plazos procesales», explicó el fiscal que intervino en la audiencia, detallando los alcances del acuerdo alcanzado.
La condena recae sobre los delitos de encubrimiento agravado por el ánimo de lucro, previstos en los artículos 277° inc. 1° c) e inc. 3° b), 55 y 45 del Código Penal. La fiscalía sostuvo que la mujer no solo recibió las motos involucradas en el crimen, sino que también ocultó la carne sustraída de la carnicería de Ripari. «Recibió y ocultó cosas que sabía eran provenientes de un delito, con un claro fin de lucro, tanto para su comercialización como para su consumo personal», indicó.
Para esta instancia de acuerdo abreviado pleno, la Fiscalía presentó un amplio cuerpo probatorio: intervenciones del personal de la Comisaría 21°, múltiples allanamientos, entrevistas testimoniales, informes del Departamento de Informática Forense y de la Oficina de Investigación en Telecomunicaciones (O.I.Tel.), análisis de teléfonos secuestrados, trabajo del Cuerpo de Investigación Judicial y registros de cámaras del 911.
El juez interviniente homologó el acuerdo y confirmó que la mujer de 36 años comenzará a cumplir su condena por los hechos y la calificación legal reconocidos.
Con esta sentencia, el expediente por el homicidio de Oscar Ripari queda cerrado, tras haber sido condenados todos los imputados: tanto los responsables del homicidio en ocasión de robo, como quienes participaron del encubrimiento agravado.
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Caso Dobra: Modifican las cautelares y ordenan tobillera y prohibiciones de contacto a uno de los imputados
El acusado continuará con tobillera electrónica y libertad dentro del ejido urbano, además de prohibiciones estrictas hacia víctimas y testigos.

El juez revisor del Foro de Jueces de General Roca hizo lugar al planteo del defensor particular de uno de los imputados en una causa por encubrimiento y ordenó la modificación de las medidas cautelares que pesaban sobre el hombre, de apellido Méndez. El pedido se basó en la escala penal prevista para el delito que se le atribuye.
Tras la resolución del magistrado revisor, se llevó a cabo una nueva audiencia ante el juez de Garantías, quien definió que el imputado deberá utilizar tobillera electrónica hasta mayo de 2026. La medida incluye libertad ambulatoria, pero únicamente dentro del ejido urbano de la ciudad de Roca, debido al riesgo procesal de entorpecimiento que evaluó el tribunal.
Además, el juez estableció una prohibición estricta de acercamiento, hostigamiento, amedrentamiento y cualquier tipo de contacto con las víctimas y los testigos, con un límite de 200 metros. También se dispuso la prohibición de salida del país.
La resolución contó con la conformidad de la Fiscalía y de la querella, y no recibió objeciones por parte de la defensa particular.
El juez advirtió que cualquier incumplimiento de las medidas habilitará la solicitud de prisión preventiva por desobediencia.
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La abuela deberá pagar una parte de la cuota alimentaria por el aporte insuficiente del padre
La Justicia dispuso una cuota equivalente a tres salarios mínimos vitales y móviles: dos a cargo del padre y uno a cargo de la abuela paterna.

El padre se fue a otra provincia, dejó de aportar, casi no llama y, cuando lo hace, es para explicar que no tiene trabajo formal. Mientras tanto, su hija creció bajo el cuidado exclusivo de la madre, sin colaboración económica del progenitor y con apoyo limitado de la abuela materna.
Frente a esta situación, la madre acudió al fuero de Familia de Bariloche para pedir una actualización de la cuota alimentaria y solicitó también que se incorporara al proceso a los abuelos paternos. El planteo se apoyó en el artículo 668 del Código Civil y Comercial, que permite extender la obligación a los ascendientes cuando el padre o madre obligado no cumple o no puede hacerlo.
El padre se presentó en una audiencia y ofreció pagar $100.000 mensuales. Dijo que trabajaba en la construcción, sin relación de dependencia, y que sus ingresos eran variables. Informó que vivía con sus padres en la ciudad de Federal, Entre Ríos. La propuesta fue rechazada, pero aceptada de manera provisoria mientras avanzaba el proceso.
Más adelante se presentó la abuela paterna. Alegó que no tenía relación con su nieta, que su hijo no vivía con ella de forma permanente y que su situación económica era frágil. Explicó que percibía una jubilación mínima y que había estado acompañando el tratamiento médico de su esposo, quien falleció durante la tramitación de la causa.
Los informes reunidos durante la etapa probatoria confirmaron que la adolescente vive con su madre, asiste a una escuela privada con beca parcial, está afiliada a una obra social y no recibe asistencia regular del padre. El informe socioambiental describió una relación esporádica, casi nula, entre el padre y su hija, y registró ingresos informales del progenitor. Los testigos señalaron que la madre sostiene sola la crianza y que el padre se desvinculó tanto afectiva como económicamente.
Con estos elementos, la jueza dio por acreditada la dificultad del progenitor para cubrir en forma completa la obligación alimentaria y resolvió fijar un esquema mixto. Dispuso una cuota equivalente a tres salarios mínimos vitales y móviles: dos a cargo del padre y uno a cargo de la abuela paterna.
La sentencia citó normativa nacional y convencional sobre la protección de derechos de niñas, niños y adolescentes. También destacó el valor económico del trabajo de cuidado y sostuvo que, pese a la situación de vulnerabilidad que puede atravesar una persona mayor, en este caso las más afectadas por la falta de recursos eran las adolescentes.
La magistrada estableció que la cuota asignada a la abuela cesará cuando el padre pueda asumir la obligación alimentaria en su totalidad. Recordó además que las cuotas alimentarias no son definitivas y pueden revisarse si cambian las circunstancias.






