El grupo de 14 personas que desde hace más de 60 días ocupa el Vicerrectorado de la Universidad Nacional de Río Negro, lo que ha generado casi un millón de pesos en pérdidas para la institución, esta mañana (14/11) se acercó hasta el edificio académico de Estados Unidos 750 y tuvo intenciones de tomarlo. Esto no fue posible ya que una columna de estudiantes, docentes y nodocentes se lo prohibieron. Se vivieron momentos de mucha tensión y hubo empujones, golpes e insultos.

En primer lugar, tanto las dos profesoras -procesadas por usurpación por la Justicia Federal- y los 12 alumnos que encabezan la protesta, llegaron a «Valle Fértil» cerca del mediodía porque fueron notificados de la suspensión provisoria por las acciones llevadas adelante, según data en el Estatuto de la UNRN. Posteriormente, comenzaron con bombos e insultos a amedrentar a estudiantes, docentes, trabajadores y autoridades de la casa de altos estudios. Explotaron un toner en el aula magna y pintaron y destrozaron todas las paredes del segundo piso.

Como la intención de quienes ocupan el Vicerrectorado parecía ser también la de tomar el edificio académico, estudiantes que estaban en las aulas -más de 150- y que no avalan la protesta del minúsculo grupo, decidieron impedirlo. Durante más de dos horas hubo cánticos cruzados y agresiones verbales.

En el ingreso al edificio académico, los estudiantes y docentes que llevan adelante la medida de fuerza se sentaron para impedir que los sacaran. Mientras tanto, alumnos y profesores les pedían por favor que se retiraran, que no avalan tal reclamo y que debían continuar las actividades. A todo esto, en el segundo piso, las paredes fueron pintadas rápidamente con mensajes hacia el rector Juan Carlos Del Bello y autoridades de la Sede Alto Valle y Valle Medio de la UNRN.

El tiempo fue pasando y aunque se llamó a la Justicia Federal y a la policía, nadie se hizo presente. Al contrario, quienes se sumaron notoriamente fueron más estudiantes que querían impedir la toma de «Valle Fértil». La tensión fue en aumento y también el número de personas que querían sacar a los manifestantes.

Finalmente, al negarse absolutamente a retirarse por sus propios medios, se armó una columna de alumnos, docentes y nodocentes que terminó expulsando del edificio a quienes querían tomarlo. Se cerraron las puertas y muchos celebraron como una victoria el impedir una nueva toma por parte del mismo grupo que desde hace 60 días genera daños irreparables a la universidad pública.