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Opinión

Apoyo al candidato a presidente Sergio Massa

Pronunciamiento de Juntos Somos Río Negro de cara al balotaje presidencial.

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El próximo 10 de diciembre nuestro país cumplirá cuarenta años de funcionamiento de sus instituciones democráticas. Es el único período -en toda el devenir histórico de la Argentina- de vigencia ininterrumpida de la Constitución y del estado de derecho.

Al respecto, fueron muchos los hombres y mujeres que contribuyeron para que hoy podamos estar celebrando este acontecimiento. Pero hay un ciudadano que resume mejor que nadie este período democrático: el presidente Raúl Alfonsín.

Invocando el legado de este gran argentino, y en el contexto que se desprende de los párrafos precedentes, nuestra fuerza política ha llevado a cabo la reunión de sus cuerpos orgánicos para interpretar el momento actual y decidir los pasos a dar de cara al próximo balotaje, donde los argentinos elegiremos al futuro Presidente de la Nación.

En ese marco, y luego de las deliberaciones llevadas a cabo en la ciudad de Viedma, hemos resuelto apoyar la candidatura de Sergio Massa y de su compañero de fórmula, Agustín Rossi, sobre la base de los siguientes fundamentos:

1) Massa expresa, como eje principal de su gobierno, el concepto de unidad nacional. Para nosotros, la unidad nacional es el verdadero cambio que la Argentina necesita. Es el punto de partida para ponerle fin a la grieta, a la confrontación y al enfrentamiento constantes entre argentinos. Para recuperar un sentido integral del país que haga del federalismo su principal bandera.
2) Avalamos, también, la unidad nacional como el encuentro de hombres y mujeres en función, prioritariamente, de sus capacidades profesionales y de su potencial para asegurar el mejor gobierno, independientemente de los acuerdos que, a la par, la Argentina necesita entre sus organizaciones del campo político, económico y social.
3) Consideramos, en esta dirección, que las cualidades de Sergio Massa -para liderar un gran diálogo argentino- serán fundamentales para concebir las políticas que conduzcan a la estabilidad económica y sienten las bases de un ciclo de crecimiento basado en el aprovechamiento de nuestros recursos con agregado de valor.
4) Massa garantiza una relación entre la Nación y las provincias de profundo respeto a las autonomías consagradas en nuestros sistema federal de gobierno y también con los municipios. Este fundamento es determinante para una fuerza provincial como la nuestra porque el federalismo es la garantía para estimular los procesos de integración nacional, el verdadero motor para hacer efectivo el desarrollo y el progreso hasta en los sitios más alejados de nuestra vasta geografía.
5) El país que nos debemos es un país que nos exige mantener bien alto los principios de Memoria, Verdad y Justicia porque son los valores que mojonan nuestro camino para no repetir historias que tanto dolor causaron al pueblo argentino. Massa reivindica estos principios y garantiza la vigencia de los derechos humanos como una política central del estado argentino.
6) Un gobierno de unidad nacional, como factor de cambio, y un cambio que se apoye en las fuerzas de la producción, el trabajo y el empleo constituyen las claves de un nuevo tiempo para la Argentina. Apoyamos, en tal sentido, las políticas anunciadas por Massa para el aprovechamiento de recursos minerales estratégicos, como el cobre y el litio, entre otros, y la producción de energía y alimentos en el contexto de un mundo donde la seguridad energética y alimentaria colocan al país en un punto de enormes oportunidades.
7) Coincidimos en la necesidad de crear una agencia federal para luchar contra el narcotráfico, el lavado de dinero y la trata de personas, como asimismo con el programa de ciudades seguras para la incorporación de tecnología en materia de prevención y la ejecución de un plan de recuperación de la calle a partir del uso de todos los medios lícitos con los que cuenta el estado. A la par, coincidimos con Sergio Massa en la necesidad de comprometer de manera más visible el accionar de los funcionarios judiciales para que haya más control ciudadano sobre los resultados de la funciones que competen a jueces y fiscales en la persecución del delito.
8) La integración con el mundo debe responder exclusivamente a los intereses de la Nación sin sujeción a los principios ideológicos particulares de cada funcionario. En particular, para Río Negro, la integración con el Mercosur y Brasil es estratégica. Pero también lo es con otros países del mundo donde hemos competido exitosamente en mercados tan exigentes como los de la tecnología, a través de la empresa estatal rionegrina INVAP. Massa ha manifestado, en materia de política exterior, la decisión de abrir el país al mundo, sin prejuicios ideológicos que afecten los intereses comerciales de la Nación, principios que comparte nuestra fuerza política.
9) Suscribimos las propuestas vinculadas a la industria del conocimiento y la tecnología junto a las políticas de formación de jóvenes en disciplinas asociadas a estos campos y a las nuevas demandas en el mundo del trabajo y del empleo. En el mismo orden, suscribimos el compromiso de trabajar en el mejoramiento de la calidad educativa, reafirmando el derecho a la educación pública en todos los niveles de enseñanza y el acceso gratuito a la universidad pública. En la misma dirección, ratificamos nuestro compromiso con la ciencia y la técnica y el
sostenimiento del CONICET, como herramienta clave para el desarrollo argentino.
10) El derecho a la salud es un valor que pocos países en el mundo pueden mostrar como el nuestro. El compromiso de Sergio Massa de garantizar este derecho y, simultáneamente, de mejorar la prestación de los servicios hospitalarios, es una propuesta que compartimos plenamente, del mismo modo que la política de respetar el funcionamiento del INCUCAI y la gratuidad de los implantes, frente a proyectos que atentan contra la dignidad de la persona y la
vida humana en un terreno tan sensible como el expuesto.

Argentina es un país del que podemos sentir sobradas razones para experimentar un sano orgullo. Lo podemos advertir cuando reflexionamos sobre los valores y la tradición que fue construyendo nuestro pueblo a lo largo de su historia, y que debemos recuperar con toda intensidad en el tiempo actual: su sentido social de la justicia; su respeto por el que piensa distinto; la solidaridad como parte de una cultura que se nutre del sentido cristiano de la vida.

En tal sentido, los derechos consagrados en el articulo 14 bis de la Constitución Nacional, productos de las conquistas sociales de los trabajadores, son objetivos que nos comprometen a seguir marchando en la búsqueda de hacer efectivo el bienestar general de nuestro pueblo.

Precisamente, el otro candidato que participará del balotaje del 19 de noviembre, ha dicho que no dudaría un instante en eliminar, del texto fundamental de la República, el artículo 14 bis que garantiza, en una suerte de tabla de derechos básicos, el derecho a trabajar y de hacerlo en condiciones dignas y equitativas, a la jornada limitada, al salario justo, al descanso y a las vacaciones pagas o la protección contra el despido arbitrario.

Su proyecto motosierra no es otro que un proyecto de eliminación de derechos y de ajuste salvaje. Que niega el calentamiento global, las políticas de género, los 30 mil desaparecidos, el año 1916, la justicia social, al Papa Francisco… Porque nada nuevo expresa este modelo signado por la crueldad y la agresividad en todas sus formas, y que en su prédica negacionista deja en evidencia su verdadera matriz: el fascismo y el odio.

Juntos Somos Río Negro es una fuerza política que nació para defender los intereses de la provincia, contribuir a la construcción de una Argentina auténticamente federal y para promover los procesos de integración que nutren la verdadera acción del desarrollo.

Desde esa causa de lucha, y con el fundamento de nuestras convicciones, manifestamos nuestro apoyo político y electoral al candidato a presidente de la Nación, Sergio Tomás Massa y a su compañero de fórmula, Agustín Rossi.

Juntos Somos Río Negro

Opinión

Las Universidades, para qué?

Nota de opinión por Federico Vasches, integrante del Observatorio de Políticas Públicas y Sociales de Río Negro.

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En estos días es habitual oír los problemas que enfrenta el sistema educativo, por el desfinanciamiento que está sufriendo. 

Y rápidamente podemos preguntarnos cuál sería el problema y por extensión, por el rol clave que deberían cumplir, en especial las universidades. 

En primera medida servir de espacio de contención socio cultural para quienes pretendan formarse y contar con nuevas herramientas para avanzar en la vida, y segunda y quizá tenida menos en cuenta, generar conocimientos valiosos para la comunidad en su conjunto. 

Si hay algo que uno espera de la educación superior, (de las universidades) ese lugar donde se produce el conocimiento, es que corran los límites, que vayan más allá, que incomoden todo aquello que sea necesario para poder avanzar. 

En este sentido, las ciencias sociales, esas con las que convivimos, ya que nos revisan en eso que nos define como sociedad, como individuos y como humanos, tendrán mucho para aportar. 

Claramente el estado, pero no únicamente el nacional, decide qué financiar y por ende qué no. Pensemos por un momento un gobierno provincial e inclusive algunos gobiernos locales (municipio y comunas), financiando proyectos de investigación en la creencia y seguridad de que eso que se investigue, aportará nuevas ideas, conocimientos y herramientas para su gestión. 

Pero claro, hoy pareciera que las cosas son distintas. Quienes ocupan cargos de gestión, con su trabajo cotidiano nos responden a la preguntá ¿qué se hace?, ya que es su cotidiano. Mientras que quienes investigan en políticas públicas, ciencias de la administración y todo lo referido a la administración pública, nos responderían a ¿qué se podría hacer? 

Hay algo hasta increíble en la separación que tiene hoy la academia con la gestión gubernamental, los investigadores en lo estatal por un lado y los cargos electivos y funcionarios por otros. Si bien son dos conocimientos diferentes, el que se consigue estudiando y el que se consigue haciendo, en algún momento deberían encontrarse. 

Pero claro, quién financiaría aquello que lo incomode, que lo exhiba, que revele sus falencias, inclusive aparece cierta complicidad por parte del sistema ya que esos avances pueden a las claras incomodar la capacidad de gestión de quienes ocupan cargos en las propias instituciones educativas. 

Complicidad de dos lados, dos caras de una moneda que lógicamente no se encuentra, más que en un borde que investiga y aporta sobre cosas cómodas, relatos de una historia sabida y que recopila los datos ya conocidos. 

En esa misma rueda, los trabajadores de la investigación atrapados, ya que se les reconoce y se los obliga a investigar y se les financia aquellas cosas que no molesten. 

Existen problemas de financiamiento, claro, pero ojo no son los únicos. 

Si queremos salir de los problemas que presenta el sistema, sin salir del sistema, deberemos cambiar lo que se deba, corregir lo que se necesite y abrir las administraciones. 

Conseguir que política y conocimiento se amiguen, caso contrario el pozo será cada vez más hondo y la falta de dinero, pasará a ser, el menor de los problemas. 

Federico Vasches
Integrante del Observatorio de Políticas Públicas y Sociales de Río Negro.

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Opinión

Del otro lado, nosotros

Nota de opinión por Federico Vasches, integrante del Observatorio de Políticas Públicas y Sociales de Río Negro.

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En estos tiempos tan veloces de vivir, son pocos los momentos en que nos detenemos a tratar de comprender qué nos pasa, más allá del bolsillo.

Ahora es fácil confundir el síntoma con la causa, la consecuencia con la fuente del problema. Seguir discutiendo en circularidad de lo obvio: el dinero no alcanza. Cuando, en realidad no somos capaces de repensar qué es lo que genera la situación.

Entonces traigo tres dicotomías tan vigentes y actuales (y pasadas, si lo son), como necesarias para incorporar, quizá mate mediante en un momento de reflexión:

La primera responde a la pregunta, ¿dónde estamos?

Rápidamente comprender que estamos inmersos en un sistema democrático, que es abonado por todas y todos, ejercido por las instituciones del estado, pero que muchas veces quien gobierna, impone, crea y establece las condiciones de gobernabilidad, traza las políticas e inclusive el plan de gobierno, es el poder económico privado. Nacional e internacional.

Lo que quiero aportar aquí es esta dicotomía de los “jugadores” de adentro y de afuera del sistema. Vecinas y vecinos serán de afuera, pudiendo aportar con sus participaciones a quienes sí están adentro, la clase dirigencial, políticos y funcionarios públicos. Pero ojo, no seamos tampoco ingenuos, porque quizá hasta ellos mismos, están afuera del sistema de decisión, del poder real. Su único diferencial es conocer el sistema, ser conscientes de su lugar y cumplir con su papel, hacer como que deciden, emular que pueden, abonar alguno de los dos lados de una grieta que no existe como tal.

Para la segunda pregunta, debemos pensar, ¿qué nos ofrecen?

Es que claro, si ellos que son quienes ocupan los cargos públicos, que los elegimos para que gobiernen, no pueden hacerlo porque a su vez son condicionados por los poderes económicos concentrados nacionales, qué nos queda esperar a los demás?

Por lo pronto comenzar a comprender esta segunda dicotomía en la que usualmente nos empantanamos al momento de relacionarnos con ellas/os, y que comprenderla nos dará la libertad de saber qué se nos dice. Esta dicotomía es doble, ya que confundimos los productos del accionar del estado con resultados de la política pública desarrollada y a la vez, el diagnóstico de la situación, con la posibilidad real de avanzar y construir propuestas.

Daré un breve ejemplo: una campaña de vacunación que alcance las 50 personas diarias evidentemente da cuentas de un trabajo (producto – personas vacunadas), pero no de un resultado ya que desconocemos el punto de partida, la situación problemática que se pretendía abordar y acaso el nivel de esfuerzo institucional comprometido y previsto (¿qué tasa pretendíamos mejorar con la vacunación? ¿Queríamos vacunar 50 o quizá el doble y no pudimos?). En este mismo sentido el diagnostico es necesario para saber dónde estamos, qué nos falta, cuál podría ser un punto de partida. Pero solo es eso, un estado de situación. Se requiere entonces avanzar, trascender, comprender que eso es la base a considerar para planificar propuestas que mejoren ese punto de partida. El diagnóstico lo podemos compartir casi todos, pero el plan de acción seguramente tenga lógicas y necesarias resistencias.

Para la tercera pregunta y la más complicada, debemos enfrentar un, ¿qué necesitamos?

Claramente es mi opinión, y parte de considerar que la mejor manera de cambiar las cosas, es participando activamente, conociendo las reglas y teniendo las herramientas y recursos contextuales para ser parte de una construcción que permita dar discusiones, debates e incidir en el diseño y ejecución de lo público.

Por ello, la tercera dicotomía propone que no necesitamos mártires, sino líderes. Esa idea remanente de los héroes en la historia que lo han dado todo por la liberación de los pueblos, de alguna manera invita a pensar en luchas colosales y sobresalientes de pocas/os iluminados y claramente la historia argentina de los últimos 200 años da cuenta que, si a esos proyectos no se los nutre de ideología de compromiso, se los oxigena con carne y participación, mueren antes de iniciar, o se extinguen con su fundador.

Aquí aportar otra dicotomía que se desprende del sistema y es actual en términos de no aportar más que nombres sin proyecto, y es que, no es lo mismo ganar una elección que gobernar. Esas alianzas que dicen lo que se quiere escuchar, o que apelan a lo que el otro ha hecho mal, por sobre proponer hacia dónde, ganan es cierto, pero rápidamente quedan expuestas al momento de tener que avanzar y resolver cómo y qué hacer dentro y desde el estado. Discursos biensonantes sobran, quizá lo que falta es conocimiento sobre el funcionamiento de la cosa pública, para tratar de comprender si eso que han planteado, es posible, probable, realismo mágico o acaso legal.

Poco tiene que ver la legitimidad que otorga un cargo ganado con la capacidad de gestionar programas y proyectos, todas/os votamos a un par que quizá nos cae bien, pero el haber sido votado no garantiza ni eleva a nadie por sobre la masa. Ese será el rol y desafío que el líder deba emprender en una comunidad politizada, conocedora y sobre todo con la claridad para defender lo propio.

Al final y del otro lado, nosotros tratando de comprender para dónde va la cosa, quizá no sea mucho, pero espero que alguna de estas ideas, de estos conceptos, de estos interrogantes queden resonando y permitan idolatrar un poco menos y comprometerse a debatir un poco más.

Federico Vasches
Integrante del Observatorio de Políticas Públicas y Sociales de Río Negro.

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Opinión

¿Por qué marchamos?

Nota de opinión por Nicolás Rochas, apoderado Frente Renovador Distrito Río Negro.

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Nunca nadie que haya llegado al cargo de Presidente había confesado abiertamente, que a su entender, el Estado Nación es «el problema». Porque destruir el Estado no nos hará libres, simplemente nos expondrá ante el mundo casi como bienes fungibles, una nueva especie de res nullius en un planeta organizado en torno a países soberanos.

Marchamos porque no se trata de estar «en contra», sino de advertir las consecuencias de decisiones nefastas y evitar pérdidas que serán irreparables.

Porque gobernar es asignar prioridades y no puede estar antes la ganancia de un banquero que la comida de la gente.

Porque la inflación no puede detenerse a fuerza de pulverizar el salario.

Porque la Cultura, la Ciencia, el Deporte o el Arte, nunca (jamás) son un gasto, sino la inversión a través de la que un pueblo se expresa, se identifica, se distingue y crece.

En poco más de un mes, el gobierno de Javier Milei devaluó en más del 100% la moneda, quitó subsidios, subió tarifas, frenó la obra pública, desfinanció al Estado (tanto Nacional como a las provincias) y desprotegió a todo inquilino, consumidor o usuario. El precio de los alimentos se dispara día a día, pero aún más se le adelantan los medicamentos. Hay una confesa pretensión de asignarle a la recesión la estrategia para frenar los precios (macabra convicción, la de pensar que «no hay inflación en los cementerios»).

En nuestra historia democrática jamás tuvimos un gobierno tan disociado de la realidad, tan ajeno al padecimiento, tan insensible y brutal.

Ganar el balotaje le otorgó la legitimidad para el ejercicio del Poder Ejecutivo, no la adquisición llave en mano de un país (que le avisamos: no está en venta). Ser el Presidente le da facultades para administrar los recursos del Estado, no la Suma del Poder Público, ni el cúmulo de facultades con que los constituyentes contaron en la conformación de la república. También por esto marchamos, para recordarle conceptos tan básicos que parecen habérsele olvidado; premisas tan antiguas como sus recetas económicas del siglo XIX.

Buena parte de la sociedad argentina lo votó en la esperanza de un cambio. Pero ese cambio debe serlo en la mejora del conjunto, no en la aniquilación de todo lo que a su criterio configura “un gasto”. Cuando hablamos de Patria, País o Estado, no nos referimos a cifras, variables o estadística, sino a personas, individuos, ciudadanos. Existencias reales que comen, sufren y sienten; no son likes, ni visualizaciones; son angustias de padres, pies descalzos y pancitas que chiflan si no hay pan sobre la mesa.

Marchamos por la responsabilidad histórica que importa proteger la soberanía y por la sensibilidad social de cuidar a los que menos tienen. Marchamos para advertir sobre las consecuencias que pueden ser aún más gravosas y para intentar corregir desequilibrios que se profundizarán de seguir el curso de las cosas. Marchamos porque es nuestro país el que están rifando, en un experimento en el que (como diría Serrat) «juegan con cosas que no tienen repuesto”. Por todo esto, y tantas otras cosas, el 24 de enero marchamos!

Nicolás Rochas
Apoderado Frente Renovador – Distrito Río Negro.

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