Agro
¿Cómo proteger tus cultivos con un tanque para fertilizante líquido?
El uso correcto de fertilizantes líquidos es clave para el éxito agrícola. Descubrí cómo almacenarlos, transportarlos y prevenir daños con estas prácticas.

El uso de fertilizantes líquidos ha revolucionado la agricultura, haciendo posible una dosificación más precisa y eficiente. Sin embargo, su almacenamiento y uso incorrecto pueden reducir su efectividad y generar riesgos ambientales.
En esta nota, te compartimos las mejores prácticas para un manejo correcto.
¿Qué son los fertilizantes líquidos?
En cada temporada de siembra, el suelo va perdiendo algunas propiedades y es necesario recuperarlas. En este sentido, para que la producción de un cultivo sea exitosa se necesita dotar a la planta de los nutrientes esenciales.
En los últimos años, los fertilizantes líquidos se han convertido en un insumo estratégico para el productor. Son utilizados para aumentar la producción, proveer al suelo de nutrientes, mejorar el rendimiento de los cultivos y propiciar el mejoramiento sanitario de las plantas.
Por este motivo, su manejo apropiado se ha convertido en una prioridad.
Consejos para manipular fertilizantes líquidos
1- Considerá el uso de tanques para fertilizante líquido
El aumento en el uso de fertilizantes líquidos disparó la demanda de soluciones de almacenamiento y logística. La seguridad del fertilizante depende del recipiente que los contenga y es por eso que utilizar un tanque para fertilizante líquido es clave para garantizar que el producto llegue a destino en las mejores condiciones.
Dado que estos productos son corrosivos, no pueden almacenarse en tanques metálicos sin protección. Además, al tener que ser constantemente trasladados a los lotes a fertilizar, surge la necesidad de contar con tanques específicos.
Por lo general, los tanques para fertilizante líquido son de plástico y están construidos con polietileno de alta densidad y otros materiales que evitan las filtraciones. Además, cuentan con un refuerzo extra que hace que puedan almacenar sustancias corrosivas y también más densas.
Al elegir un tanque, es fundamental considerar su capacidad. Los modelos ideales suelen tener entre 5 mil y 25 mil litros, adaptándose a diferentes necesidades y usos. Otro aspecto importante es la orientación del tanque: los diseños horizontales o verticales ofrecen opciones según el espacio disponible y las exigencias logísticas.
2- Almacená por separado los fertilizantes líquidos
Algunos fertilizantes líquidos pueden reaccionar con otros, causando gases tóxicos, calor o precipitación. Para evitar esto, te recomendamos almacenar por separado los fertilizantes que puedan reaccionar entre sí.
3- Instalá el tanque en un lugar apto
Colocá el tanque para fertilizante líquido sobre un terreno plano y libre de elementos salientes a fin de preservar la vida útil del mismo. A pesar de su estructura súper reforzada, el tanque puede sufrir daños si el terreno es irregular.
4- Evitá la contaminación cruzada

Instalá filtros para impedir la entrada de partículas contaminantes al tanque. Si vas a cambiar de fertilizante, asegurate de limpiar el tanque tanto por dentro como por fuera. Estas acciones son clave para prevenir la contaminación cruzada.
Además, si se llegara a derramar algún producto, actuá de inmediato para limpiar el área y evitar nuevas contaminaciones.
6- Utilizá equipos especializados para el transporte
El transporte de fertilizantes requiere de equipos especializados para evitar posibles daños si estos llegasen a alcanzar el suelo. Por eso, a la hora de almacenar y efectuar el transporte de fertilizantes es muy importante contar con equipos especializados que eviten roturas, filtraciones y otros riesgos mayores.
7- Mantené los fertilizantes líquidos bajo llave y con señales de advertencia
Asegurate de que el área de almacenamiento esté cerrada con llave y señalizada adecuadamente con advertencias como “Prohibido fuego” o “Prohibido fumar”, que indiquen la peligrosidad de las sustancias almacenadas.
Proteger los fertilizantes del uso no autorizado reduce la posibilidad de derrames accidentales, accidentes o robos.
8- No escatimes en gastos

Recordá que estás tratando con productos delicados, que pueden degradarse si se exponen al sol o al agua. Por lo tanto, invertir en calidad es clave para proteger tu inversión y garantizar la eficacia de tus operaciones.
Al momento de elegir el equipo para almacenamiento o transporte, considerá la inversión como una medida estratégica. Tené en cuenta que el valor del fertilizante líquido que almacenes puede ser hasta tres o cuatro veces mayor que el costo del tanque. Además, la vida útil del tanque suele ser de entre 6 y 7 años. Esto convierte al precio del tanque en un factor de bajo impacto en la rentabilidad general del negocio.
Invertir en soluciones de almacenamiento de calidad es clave para optimizar las operaciones agrícolas y garantizar el éxito a largo plazo. En este contexto, contar con tanques adecuados permite preservar la calidad del fertilizante y asegurar su correcta llegada al lote.
Agro
Ahora sí: Autorizaron el ingreso de carne con hueso a la Patagonia desde otras zonas del país
La medida había sido anunciada hace 3 meses pero suspendido provisoriamente tras el rechazo absoluto de gobernadores patagónicos.

A través de la publicación de la Resolución N° 460/2025, el Gobierno comunicó las nuevas condiciones sanitarias establecidas por el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (SENASA) para el ingreso de material reproductivo, carnes y productos cárnicos de animales susceptibles a la fiebre aftosa a zonas del país donde la infección se encuentra controlada mediante vacunación.
La medida, firmada por el presidente de SENASA, Pablo Cortese, fue publicada este viernes (27/06) en el Boletín Oficial y ya entró en vigencia. De esta manera, representa un cambio parcial respecto a la normativa vigente desde hace más de dos décadas. Permitirá únicamente el traslado de cortes con huesos planos, como el asado y el costillar, bajo estrictas condiciones sanitarias y de trazabilidad.
La resolución afecta a productores, transportistas y comercializadores de productos de origen animal en todo el país, especialmente a quienes operan entre las distintas zonas sanitarias reconocidas por la Organización Mundial de Sanidad Animal (OMSA).
Cabe recordar que la medida había sido anunciada hace 3 meses pero, tras el reclamo de gobernadores patagónicos, el Gobierno decidió suspenderla provisoriamente por 90 días que, justamente, se cumplen este viernes.
La decisión modifica una prohibición establecida en 2002, año en que la Patagonia fue declarada zona libre de fiebre aftosa sin vacunación. Desde entonces, el ingreso de carne con hueso desde el norte de la región, incluso desde provincias con vacunación regular y reconocimiento internacional por su estatus sanitario, permanecía vedado. El nuevo esquema, sin embargo, no implica un levantamiento general de la llamada “barrera sanitaria”, sino que constituye una excepción puntual basada en criterios técnicos y sanitarios.
La decisión responde a la necesidad de actualizar los requisitos sanitarios internos tras consultas y pedidos de las provincias patagónicas, así como a los cambios en el capítulo de fiebre aftosa del Código Sanitario para los Animales Terrestres de la OMSA.
El documento señala que la Argentina mantiene cuatro zonas libres de fiebre aftosa, tres de ellas sin vacunación (Patagonia, Patagonia Norte A y Valles de Calingasta) y una con vacunación (Centro Norte y Cordón Fronterizo), todas reconocidas internacionalmente.
La resolución aclara que la actualización «no representa un impacto para el comercio internacional y el mantenimiento de los mercados con otros países o bloques vigentes, ya que dicha actualización responde a la realizada en el citado capítulo del Código Terrestre».
El alcance de la medida se limita a cortes específicos: costilla, asado y esternón, siempre que cumplan con requisitos rigurosos. Quedan excluidos los cortes con huesos largos, como el osobuco o el lomo con hueso, que seguirán prohibidos.
El producto autorizado deberá provenir de animales nacidos, criados y faenados en regiones reconocidas como libres de fiebre aftosa con vacunación. Además, solo se permitirá el ingreso de carne fresca refrigerada, sin incluir huesos de la cabeza ni de la columna, y se prohíbe el transporte de carne congelada, medias reses o animales enteros.
El protocolo sanitario exige que la carne cumpla con parámetros como la maduración, el pH, el tipo de empaque y la verificación del origen de los animales sacrificados. El traslado deberá realizarse en vehículos habilitados bajo condiciones específicas de bioseguridad, y cada envío estará sujeto a monitoreo documental, inspecciones presenciales y controles de temperatura durante el transporte. Las plantas frigoríficas interesadas en operar bajo este régimen deberán solicitar una autorización especial y cumplir con un protocolo técnico previamente validado por las autoridades sanitarias.
El destino exclusivo de la carne será el consumo interno dentro del área patagónica, sin posibilidad de que la mercadería salga nuevamente de la región.
La zona alcanzada por la disposición comprende todas las provincias ubicadas al sur del río Colorado: Río Negro, Neuquén, Chubut, Santa Cruz y Tierra del Fuego, así como el sector del partido de Patagones, en la provincia de Buenos Aires, situado al sur de ese límite natural. Esta delimitación geográfica responde a la necesidad de mantener el estatus sanitario diferencial de la Patagonia, reconocido tanto a nivel nacional como internacional.
En cuanto al material reproductivo, la resolución detalla que los embriones de bovinos y bubalinos producidos in vitro deben cumplir con las recomendaciones de la OMSA y que las hembras donantes no deben haber presentado signos clínicos de fiebre aftosa en el momento de la recolección. Además, deben haber permanecido los tres meses previos en una zona con vacunación y cumplir con requisitos de vacunación o pruebas negativas de anticuerpos.
Para el semen de rumiantes y cerdos domésticos, se exige que los donantes no hayan presentado síntomas y hayan permanecido al menos tres meses en una zona libre con vacunación, además de cumplir con requisitos de vacunación o pruebas serológicas.
Agro
Cómo se enfrenta el campo a las sequías prolongadas
Sequías sin sorpresas: cómo piensan hoy los productores rurales para proteger el agua y sostener la operación cuando las lluvias no llegan.

Cuando las lluvias escasean por meses y el calor se intensifica, las instalaciones rurales —desde pequeños establecimientos hasta grandes desarrollos agropecuarios— enfrentan uno de sus mayores desafíos: mantener la operación sin comprometer recursos esenciales como el agua. No se trata solo de asegurar la producción o el bienestar animal, sino de sostener una infraestructura funcional en contextos que se vuelven cada vez más extremos.
La sequía como factor estructural, no coyuntural
Si bien la sequía ha sido históricamente parte del ciclo climático de buena parte del territorio argentino, en los últimos años se ha observado una mayor recurrencia e intensidad, particularmente en regiones como la Pampa Húmeda, Cuyo y el norte del país. Lejos de ser eventos aislados, estos periodos secos se consolidan como fenómenos que modifican prácticas productivas, modelos de inversión y estrategias de supervivencia rural.
Frente a este panorama, la anticipación ya no es una ventaja competitiva: es una condición básica de permanencia. Contar con sistemas capaces de almacenar, redistribuir y racionalizar el agua adquiere un valor estratégico para productores y técnicos por igual.
Infraestructura que piensa en el futuro
En tiempos de lluvias normales, muchas instalaciones rurales funcionan sin sobresaltos: los pozos rinden, los bebederos se reponen automáticamente y el agua corre con generosidad por canales o sistemas de riego. Sin embargo, durante una sequía prolongada, esa misma infraestructura puede volverse insuficiente, vulnerable o directamente inoperante.
Por eso, cada vez más establecimientos incorporan tecnologías de respaldo que no solo apuntan a acumular agua, sino también a conservarla en buenas condiciones, distribuirla según prioridades operativas y, en algunos casos, incluso reutilizarla. El objetivo es simple, pero ambicioso: garantizar autonomía en contextos hostiles, sin depender completamente de fuentes externas o variables climáticas impredecibles.
Almacenamiento estratégico: mucho más que acumular

Cuando se habla de almacenar agua en zonas rurales, no se trata simplemente de juntar lo que se pueda «por las dudas». La planificación implica una lectura integral del entorno: capacidad del suelo para infiltrar o retener, pendientes del terreno, tipo de uso que se dará al recurso almacenado (humano, animal, productivo), así como también tiempos estimados de sequía.
Las cisternas enterradas, reservorios artificiales revestidos y tanques elevados forman parte de un abanico cada vez más sofisticado de soluciones. Su elección dependerá no solo del volumen requerido, sino también de factores como la evaporación, la exposición solar o la necesidad de aislamiento ante contaminantes.
Entre estas opciones, una alternativa que crece en instalaciones de mediana y gran escala es el uso del tanque de agua industrial, que permite no solo almacenar grandes volúmenes, sino hacerlo en estructuras durables, con mantenimiento bajo y adaptables a sistemas automatizados de carga y descarga.
Energía para mover el recurso
El agua acumulada no siempre está donde se la necesita, y ese traslado requiere energía. En escenarios donde la red eléctrica no llega o se vuelve inestable durante el verano, los sistemas de respaldo hídrico suelen combinarse con soluciones energéticas autónomas: paneles solares, baterías o generadores a biogás.
Estos sistemas no solo permiten alimentar bombas para extraer o redistribuir agua, sino que pueden integrarse con sensores que activan procesos de manera automática, sin intervención humana. La clave está en pensar el agua como parte de un sistema integrado que incluye energía, monitoreo y logística.
Detección temprana y monitoreo remoto

La sequía no avisa de un día para el otro. En muchos casos, es posible anticipar patrones de escasez con semanas o incluso meses de antelación. Para eso, los sensores de humedad de suelo, los medidores de caudal en perforaciones o los sistemas satelitales de seguimiento de lluvias son herramientas que permiten tomar decisiones con más tiempo y más precisión.
En establecimientos donde el recurso hídrico es clave, esta tecnología ya no es un lujo: es una necesidad que puede marcar la diferencia entre sostener la producción o reducirla drásticamente. Incluso algunas soluciones permiten programar el uso del agua según variables en tiempo real, priorizando áreas críticas o aplazando riegos no urgentes.
El rol del diseño en la prevención
Así como en arquitectura urbana se habla de «diseño resiliente», en entornos rurales también es posible pensar el diseño de instalaciones con una lógica preventiva. Galpones, corrales, sistemas de riego y caminos internos pueden pensarse desde su concepción para optimizar el uso del agua, captar escorrentías o minimizar pérdidas.
Los techos inclinados para recolectar agua de lluvia, los canales que dirigen el excedente a reservorios, o los suelos compactados en zonas de paso para evitar erosión, son parte de una lógica de diseño que prioriza la eficiencia hídrica desde el inicio, no como respuesta improvisada ante la urgencia.
Cuando cada gota importa
Proteger una instalación rural frente a una sequía no se limita a juntar agua en recipientes grandes. Implica entender cómo se mueve ese recurso, qué consumos son prioritarios, qué infraestructura puede adaptarse mejor a contextos adversos y cómo combinar distintas tecnologías para sostener la operación.
La clave, en muchos casos, está en actuar antes de que la urgencia apriete. Porque cuando la sequía llega, lo que ya está instalado puede hacer una gran diferencia; pero lo que aún está en proyecto, tal vez llegue demasiado tarde.
Agro
Se conocieron ofertas para obra en Canal Principal de Riego en el Alto Valle
Los trabajos son fundamentales para conservar el buen funcionamiento del sistema.

El Departamento Provincial de Aguas (DPA) realizó la apertura de ofertas para la obra de revestimiento de taludes en el Canal Principal del sistema del riego del Alto Valle, en cercanías de Guerrico. El presupuesto oficial es de $36.257.830,59 y con las obras se busca mejorar la eficiencia y durabilidad de las estructuras.
La intervención se llevará a cabo en dos sifones ubicados en los progresivos km 57,527 y 58,078 del canal. El objetivo es reconstruir el revestimiento de hormigón de los taludes en ambas márgenes, además de demoler y rehacer las losas existentes.
Los taludes a intervenir tienen una longitud de 9 metros, divididos en 3 paños por margen. La obra también contempla la impermeabilización de los taludes, fundamental para conservar el buen funcionamiento del sistema.
Estas estructuras forman parte de un total de 35 cruces de drenaje que permiten el paso del agua desde el norte hacia el sur del canal, hasta su descarga final en el río Negro.
En este sentido se presentaron dos empresas oferentes: Suterra SRL: $43.235.765,30 (IVA incluido) y Suelos del Valle SAS: $51.547.600 (IVA incluido)