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Sociedad

Qué aprendimos sobre el dinero después de los 30

Conocé cómo nuestra relación con el dinero evoluciona después de los 30 y cómo nuevas decisiones financieras marcan el futuro económico.

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Durante mucho tiempo, hablar de dinero fue casi como invocar un secreto familiar. Algo que se asumía que uno debía entender por osmosis, entre mates con nuestros padres, discusiones de pareja o alguna que otra crisis que enseñaba a la fuerza. Sin embargo, con el paso del tiempo, y especialmente después de los treinta, la relación que tenemos con la plata empieza a cambiar. No solo porque ganamos más (o al menos eso esperamos), sino porque los modos en que gastamos, ahorramos y planificamos ya no responden a impulsos o deseos inmediatos, sino a otras coordenadas. Otras urgencias. Otras formas de imaginar el futuro.

No hay un momento exacto en el que uno “madura” financieramente. Pero sí hay señales, gestos cotidianos, decisiones aparentemente menores que se transforman en síntoma de algo más grande. Tal vez sea la primera vez que se revisa con detalle el resumen de la tarjeta y se lo compara con los ingresos reales. Tal vez sea al cancelar una suscripción que ya no se usa. O cuando se empieza a hablar, tímidamente, de seguros, de créditos, de cuentas en otra moneda. No es una transformación que ocurra de golpe, pero una vez que empieza, se hace difícil mirar para otro lado.

El entusiasmo por gastar cambia de forma

Durante la veintena, muchas decisiones económicas están ligadas a la pertenencia. Comprar ropa para salir, gastar en apps o tecnología, pagar cenas que se sienten como una inversión social. El dinero se asocia al ahora, a lo inmediato, y eso no es necesariamente un problema. Es, en parte, una forma de afirmar la propia identidad.

Pero al llegar a los treinta, ese entusiasmo por gastar no desaparece: muta. Ya no se gasta tanto por validación o impulso, sino por necesidad o, incluso, por comodidad. Aparecen los “lujos” silenciosos: delivery cuando se está cansado, taxis para evitar el transporte público, cursos pagos para avanzar en el trabajo. En muchos casos, empieza a pesar más el gasto que simplifica la vida que el que la adorna.

Y ahí también surge la pregunta: ¿cuánto de lo que gasto me está aportando algo real? ¿Qué parte es simplemente costumbre o inercia?

La ansiedad por el ahorro también se transforma

Ahorrar ya no es un objetivo abstracto o moral. Deja de ser un mandato de “los que saben” para volverse una estrategia de supervivencia mental. Porque la idea de estar a un despido, una enfermedad o una devaluación de distancia de quedarte sin respaldo empieza a tomar otro tono. Uno más tangible.

Pero no se trata solo de guardar lo que sobra. Ahorrar después de los treinta implica también empezar a pensar en horizontes más largos. No es solo el viaje a fin de año o cambiar el celular. Es también tener algo para un alquiler inesperado, para estudiar algo nuevo, o incluso para ayudar a alguien cercano. Lo que cambia no es solo el monto, sino el sentido del ahorro.

Y con ese cambio de perspectiva aparece una búsqueda silenciosa por formas más eficientes de cuidar lo que uno tiene. En algunos casos, eso se traduce en abrir una cuenta en un broker de inversiones, sin muchas vueltas, como quien da un paso más allá del simple ahorro en el banco.

Cambia la relación con el trabajo y con el tiempo

A medida que se acumulan años en el mercado laboral, también se acumula cansancio. Ya no todo se mide en horas trabajadas o en sueldo a fin de mes. La idea de que el trabajo es “todo” empieza a resquebrajarse. Y eso cambia la manera de tomar decisiones económicas.

Empezamos a valorar más el tiempo libre, la salud, el equilibrio. Y si bien eso puede chocar con ciertas realidades laborales duras (porque no todos pueden elegir), hay un giro en la manera en que se negocia ese intercambio. Cada vez más personas prefieren ganar un poco menos si eso implica vivir un poco mejor.

Esa elección también se refleja en cómo se gasta. Aparece el gasto que libera, no el que ata. Se dejan de lado objetos para invertir en experiencias. O se reorganizan prioridades: menos cuotas, menos “aspiracionales”, más presente manejable.

Aparece una conciencia más real sobre los límites

Después de cierta edad, uno ya se chocó con sus propios errores financieros varias veces. Ya pidió un crédito que tardó demasiado en pagar. Ya dejó pasar una oportunidad por miedo. Ya se dejó llevar por modas o gurús que prometían ingresos fáciles. Y con esos tropiezos, viene la cautela. La desconfianza selectiva. La necesidad de chequear dos veces antes de firmar algo.

Pero también viene una honestidad nueva. Aceptar, por ejemplo, que no se puede todo. Que tal vez no se llegue a comprar una propiedad. Que quizás el auto nuevo quede para más adelante. Y que eso no significa fracaso, sino recalibrar expectativas para poder vivir sin sentirse siempre corriendo atrás de algo.

Esta conciencia también lleva a hacer cuentas más sinceras. A dejar de postergar decisiones incómodas. A mirar de frente lo que se tiene, lo que se gana y lo que se puede realmente hacer con eso.

Los vínculos también ordenan la economía

No es lo mismo manejar el dinero cuando uno vive solo, que cuando convive con alguien, tiene hijos o comparte gastos. Los treinta, para muchas personas, vienen acompañados de cambios en la vida afectiva y familiar. Y eso repercute directamente en cómo se piensa y se usa el dinero.

Las conversaciones sobre plata dejan de ser hipotéticas. Pasan a formar parte de la rutina. Se discute quién paga qué, cómo se reparte el alquiler, qué se hace con el aguinaldo, si vale la pena invertir en tal o cual cosa. Se empieza a negociar, a hacer acuerdos, a renunciar a algunas cosas para sostener otras.

Y aunque no siempre es fácil, esa exposición también permite aprendizajes nuevos. Porque el dinero compartido enseña sobre confianza, sobre límites, sobre planificaciones conjuntas que no siempre salen como uno espera.

Se empieza a pensar más en el largo plazo, sin obsesionarse

No todo el mundo después de los treinta se convierte en planificador serial. De hecho, muchas personas siguen lidiando con la incertidumbre diaria. Pero aun así, algo cambia: la idea del futuro se vuelve más concreta. No como una promesa lejana, sino como algo que, de a poco, empieza a armarse desde ahora.

Esa imagen futura puede tomar distintas formas: un proyecto propio, un cambio de carrera, mudarse, reducir el ritmo laboral, viajar más. Pero lo que importa no es el qué, sino el cómo se empieza a sostener eso desde el presente.

Y ahí es donde pequeñas decisiones —como dejar de gastar por impulso, empezar a informarse mejor, cuidar el crédito o automatizar ciertas cuentas— empiezan a tener un peso inesperado.

Sin hacer ruido, sin dar discursos motivacionales, sin seguir fórmulas rígidas. Solo con la conciencia silenciosa de que el tiempo avanza, y que el modo en que nos relacionamos con el dinero puede sumar o restar a la vida que queremos.

No hay una fórmula perfecta, pero sí hay un ritmo propio

Llegar a los treinta no garantiza sabiduría financiera. Tampoco asegura estabilidad. Pero sí permite una cosa: perspectiva. La posibilidad de mirar para atrás y ver qué cosas funcionaron, cuáles no, y qué hábitos valdría la pena modificar.

Al final del día, aprender sobre plata no es solo cuestión de números. Es también una forma de entenderse a uno mismo. De revisar prioridades. De preguntarse, cada tanto, si lo que uno está haciendo con su dinero —y con su tiempo— tiene algún sentido.

Y aunque la respuesta cambie con el tiempo, lo importante es seguir haciéndose la pregunta. Una y otra vez. Porque ahí, en ese pequeño gesto, tal vez empiece a jugarse algo más profundo que la simple administración de recursos. Algo que se parece, quizás, a una forma de cuidado.

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Río Negro

YPF recorre el Puerto de San Antonio Este con miras a futuros envíos de GNL

El Puerto rionegrino jugará un rol determinante en la logística de abastecimiento que demandarán los grandes proyectos de exportación de hidrocarburos impulsados en la región.

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Referentes de la empresa YPF recorrieron ayer (29/07) el Puerto de San Antonio Este para evaluar sus servicios logísticos, de cara a los proyectos de exportación de GNL que se proyectan en Río Negro.

La compañía nacional fue recibida por el titular del Ente Regulador del Puerto de SAE, Matías Hermo, con quien analizaron el funcionamiento actual de la terminal y su potencial estratégico para el desarrollo de la infraestructura energética.

Infraestructura clave para la exportación

El Puerto de SAE jugará un rol determinante en la logística de abastecimiento que demandarán los grandes proyectos de exportación de hidrocarburos impulsados en la región. El ingreso de materiales, equipos y servicios será un componente fundamental para garantizar el ritmo de las obras planificadas.

En este marco, la recorrida de YPF se inscribe en una etapa de evaluación técnica que permitirá definir capacidades, necesidades y futuras inversiones en función del desarrollo de proyectos como Argentina LNG y el oleoducto Vaca Muerta Oil Sur (VMOS), ambos con impacto directo en el Golfo San Matías.

Exportar energía, generar divisas

El proyecto Argentina LNG busca posicionar al país como un proveedor global de gas natural licuado, con una producción proyectada de 30 millones de toneladas por año. Junto con otras iniciativas energéticas, se estima que la Argentina podría generar hacia 2030 ingresos por 30 mil millones de dólares anuales, cifra comparable al total que hoy produce el complejo agroexportador nacional.

La provincia de Río Negro, a través de su política de impulso a la inversión energética y la consolidación de nodos logísticos, se posiciona como protagonista en esta transformación, promoviendo un modelo productivo que diversifica la economía regional y crea oportunidades para sus comunidades.

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Roca

El Municipio construye dos puentes para mejorar la conectividad en la zona oeste

Se trata de la construcción de dos puentes sobre calle Runge, en las intersecciones con calles Estados Unidos y Andorra.

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El Municipio de Roca, a través de la Secretaría de Obras Públicas, avanza con la ejecución de una obra clave para la conectividad urbana: la construcción de dos puentes sobre calle Runge, en las intersecciones con calles Estados Unidos y Andorra.

Estas nuevas estructuras permitirán habilitar la circulación vehicular y peatonal, conectando de manera directa los sectores este y oeste de la ciudad. La intervención contempla la colocación de 17 caños para entubar la acequia de riego que atraviesa el boulevard de calle Runge, logrando así unificar el sector oeste y mejorar la accesibilidad para los vecinos y vecinas.

La obra tendrá un impacto directo en los barrios La Martina, La Martina 2, Loteo Rincón del Valle, Fideicomiso San Sebastián y Loteo Don Mariano, brindando una solución a la circulación y fortaleciendo la integración de estos sectores con la futura plaza que se encuentra en construcción en la zona.

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Policiales

Hallaron en zona de bardas a una adolescente que estaba desaparecida

Fue localizada por un efectivo policial y su padre en Paso Córdoba, cerca de las 20 horas de ayer.

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El sargento Alvaro Stiglich, perteneciente al Cuerpo de Seguridad Vial de Paso Córdoba, tuvo una labor destacada por su rápido accionar en la búsqueda y localización de una adolescente de 16 años que se encontraba perdida en la zona de bardas.

La joven había salido de su domicilio cerca del mediodía de ayer martes (29/07) y no había regresado, generando una gran preocupación en sus familiares. Fueron ellos mismos los que se acercaron a la dependencia policial a solicitar ayuda.

Rápidamente el efectivo policial, en conjunto con el padre de la joven, comenzaron su búsqueda logrando localizarla en buen estado de salud en el sector del Cañadón, antes de Tres Cruces, alrededor de las 20 horas de ayer (29/07).

Cerca del mediodía, se había emitido un alerta para la búsqueda de paradero de la joven en toda la ciudad.

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