Agro
Cómo se enfrenta el campo a las sequías prolongadas
Sequías sin sorpresas: cómo piensan hoy los productores rurales para proteger el agua y sostener la operación cuando las lluvias no llegan.

Cuando las lluvias escasean por meses y el calor se intensifica, las instalaciones rurales —desde pequeños establecimientos hasta grandes desarrollos agropecuarios— enfrentan uno de sus mayores desafíos: mantener la operación sin comprometer recursos esenciales como el agua. No se trata solo de asegurar la producción o el bienestar animal, sino de sostener una infraestructura funcional en contextos que se vuelven cada vez más extremos.
La sequía como factor estructural, no coyuntural
Si bien la sequía ha sido históricamente parte del ciclo climático de buena parte del territorio argentino, en los últimos años se ha observado una mayor recurrencia e intensidad, particularmente en regiones como la Pampa Húmeda, Cuyo y el norte del país. Lejos de ser eventos aislados, estos periodos secos se consolidan como fenómenos que modifican prácticas productivas, modelos de inversión y estrategias de supervivencia rural.
Frente a este panorama, la anticipación ya no es una ventaja competitiva: es una condición básica de permanencia. Contar con sistemas capaces de almacenar, redistribuir y racionalizar el agua adquiere un valor estratégico para productores y técnicos por igual.
Infraestructura que piensa en el futuro
En tiempos de lluvias normales, muchas instalaciones rurales funcionan sin sobresaltos: los pozos rinden, los bebederos se reponen automáticamente y el agua corre con generosidad por canales o sistemas de riego. Sin embargo, durante una sequía prolongada, esa misma infraestructura puede volverse insuficiente, vulnerable o directamente inoperante.
Por eso, cada vez más establecimientos incorporan tecnologías de respaldo que no solo apuntan a acumular agua, sino también a conservarla en buenas condiciones, distribuirla según prioridades operativas y, en algunos casos, incluso reutilizarla. El objetivo es simple, pero ambicioso: garantizar autonomía en contextos hostiles, sin depender completamente de fuentes externas o variables climáticas impredecibles.
Almacenamiento estratégico: mucho más que acumular

Cuando se habla de almacenar agua en zonas rurales, no se trata simplemente de juntar lo que se pueda «por las dudas». La planificación implica una lectura integral del entorno: capacidad del suelo para infiltrar o retener, pendientes del terreno, tipo de uso que se dará al recurso almacenado (humano, animal, productivo), así como también tiempos estimados de sequía.
Las cisternas enterradas, reservorios artificiales revestidos y tanques elevados forman parte de un abanico cada vez más sofisticado de soluciones. Su elección dependerá no solo del volumen requerido, sino también de factores como la evaporación, la exposición solar o la necesidad de aislamiento ante contaminantes.
Entre estas opciones, una alternativa que crece en instalaciones de mediana y gran escala es el uso del tanque de agua industrial, que permite no solo almacenar grandes volúmenes, sino hacerlo en estructuras durables, con mantenimiento bajo y adaptables a sistemas automatizados de carga y descarga.
Energía para mover el recurso
El agua acumulada no siempre está donde se la necesita, y ese traslado requiere energía. En escenarios donde la red eléctrica no llega o se vuelve inestable durante el verano, los sistemas de respaldo hídrico suelen combinarse con soluciones energéticas autónomas: paneles solares, baterías o generadores a biogás.
Estos sistemas no solo permiten alimentar bombas para extraer o redistribuir agua, sino que pueden integrarse con sensores que activan procesos de manera automática, sin intervención humana. La clave está en pensar el agua como parte de un sistema integrado que incluye energía, monitoreo y logística.
Detección temprana y monitoreo remoto

La sequía no avisa de un día para el otro. En muchos casos, es posible anticipar patrones de escasez con semanas o incluso meses de antelación. Para eso, los sensores de humedad de suelo, los medidores de caudal en perforaciones o los sistemas satelitales de seguimiento de lluvias son herramientas que permiten tomar decisiones con más tiempo y más precisión.
En establecimientos donde el recurso hídrico es clave, esta tecnología ya no es un lujo: es una necesidad que puede marcar la diferencia entre sostener la producción o reducirla drásticamente. Incluso algunas soluciones permiten programar el uso del agua según variables en tiempo real, priorizando áreas críticas o aplazando riegos no urgentes.
El rol del diseño en la prevención
Así como en arquitectura urbana se habla de «diseño resiliente», en entornos rurales también es posible pensar el diseño de instalaciones con una lógica preventiva. Galpones, corrales, sistemas de riego y caminos internos pueden pensarse desde su concepción para optimizar el uso del agua, captar escorrentías o minimizar pérdidas.
Los techos inclinados para recolectar agua de lluvia, los canales que dirigen el excedente a reservorios, o los suelos compactados en zonas de paso para evitar erosión, son parte de una lógica de diseño que prioriza la eficiencia hídrica desde el inicio, no como respuesta improvisada ante la urgencia.
Cuando cada gota importa
Proteger una instalación rural frente a una sequía no se limita a juntar agua en recipientes grandes. Implica entender cómo se mueve ese recurso, qué consumos son prioritarios, qué infraestructura puede adaptarse mejor a contextos adversos y cómo combinar distintas tecnologías para sostener la operación.
La clave, en muchos casos, está en actuar antes de que la urgencia apriete. Porque cuando la sequía llega, lo que ya está instalado puede hacer una gran diferencia; pero lo que aún está en proyecto, tal vez llegue demasiado tarde.
Agro
Peones rurales salen a las rutas en todo el país por falta de acuerdo salarial
El gremio UATRE denunció aumentos “miserables” propuestos por las patronales del agro y anunció cortes y movilizaciones. La medida impactará fuertemente en el Alto Valle.

La Unión Argentina de Trabajadores Rurales y Estibadores (UATRE) resolvió lanzar una serie de protestas y cortes de rutas en distintos puntos del país, ante la falta de acuerdo en la paritaria nacional del sector. El gremio denunció que las propuestas salariales ofrecidas por las patronales agropecuarias están por debajo de la línea de pobreza y calificó la situación como «insostenible».
El conflicto se agravó este miércoles (23/07), cuando debía llevarse a cabo una nueva audiencia en el ámbito de la Comisión Nacional de Trabajo Agrario (CNTA). Sin embargo, los representantes de las entidades empresarias no se presentaron. «Fue la señal definitiva de que no hay voluntad real de negociar», señalaron desde el gremio.
La primera oferta salarial ya había sido rechazada de plano por UATRE. Según denunciaron, la propuesta incluía un 0% de aumento para junio, 1% para julio y otro 1% para agosto, más un bono no remunerativo de apenas $8.000. «Pretenden imponer aumentos miserables que ni siquiera alcanzan para cubrir la canasta básica», expresó el secretario general del gremio, José Voytenco.
La medida de fuerza se replicará en varias regiones productivas, incluido el Alto Valle, donde UATRE cuenta con fuerte presencia. Desde el sindicato advirtieron que el conflicto podría escalar si no hay una propuesta seria por parte del sector empresario. «No vamos a aceptar que se consolide la pobreza del trabajador rural», concluyó Voytenco. Además de Río Negro y Neuquén, las principales movilizaciones se realizarán en Entre Ríos, Villa María (Córdoba), Salta y Jujuy.
La Comisión Nacional de Trabajo Agrario está conformada por funcionarios del Estado, Sociedad Rural (SRA), Confederaciones Rurales Argentinas (CRA), Federación Agraria (FAA) y Coninagro por la parte patronal, y la UATRE en representación de los trabajadores.
Agro
Banacloy cuestionó la decisión de Nación de permitir el ingreso de asado con hueso a la Patagonia
El ministro de Desarrollo Económico y Productivo de Río Negro advirtió sobre el impacto sanitario y económico que puede generar, y reclamó al Gobierno diálogo y planificación federal.

La reciente habilitación del ingreso de asado con hueso plano a la Patagonia, dispuesta por el Gobierno nacional, continúa generando preocupación en la región. El ministro de Desarrollo Económico y Productivo de Río Negro, Carlos Banacloy, manifestó su disconformidad con la medida y criticó la ausencia de una estrategia sanitaria integral en el país. «Desde hace años venimos reclamando un plan sanitario nacional. No puede ser que, después de 24 años, aún no se haya unificado el estatus sanitario», cuestionó el funcionario, haciendo alusión a la tradicional barrera que resguardaba a la Patagonia de la fiebre aftosa.
En diálogo con Ahí Vamos (de lunes a viernes de 7 a 9 por La Super FM 96.3), Banacloy señaló que los cortes que comenzarán a arribar «son excedentes de exportación, provenientes de animales más pesados, con mayor grasa, cortes que el mercado internacional no demanda y que acá terminan vendiéndose como si fueran de alta calidad». En esa línea, subrayó que «no es cierto que el precio va a bajar» y denunció que «se trata de carne descartada que se comercializa a un valor elevado».
Además, criticó la falta de diálogo con las provincias al momento de tomar la decisión. «Se sigue actuando con centralismo, como ocurre con las rutas. No hay comunicación ni consulta previa, y recién ahora se acuerdan de Río Negro», agregó.
El ministro también relacionó la resolución con el contexto social y climático que atraviesa el país. «Se eliminan subsidios al gas en medio de una ola polar, y no es lo mismo el invierno en el norte que en la Patagonia. Las decisiones se toman sin una noción real de lo que vivimos acá», indicó. A su vez, insistió en que la provincia no se opone al comercio interno, pero sí exige igualdad en las condiciones sanitarias para todas las regiones. «Si realmente no hay riesgo, no entendemos por qué se continúa vacunando en el resto del país. Necesitamos reglas claras para todos», remarcó.
La Resolución 460/2025 del Senasa, publicada el pasado viernes (27/06), autoriza el ingreso a la Patagonia de cortes con hueso plano -como costilla, asado y esternón- provenientes de zonas consideradas libres de fiebre aftosa con vacunación. Estas carnes llegarán a una región que mantiene su estatus libre sin vacunación. Aunque el Gobierno nacional sostiene que la medida no compromete los acuerdos internacionales ni los estándares sanitarios, en Río Negro y otras provincias patagónicas persiste la preocupación por las consecuencias comerciales y sanitarias que puede acarrear esta flexibilización.
Agro
Ante el anuncio de Nación de flexibilizar la barrera sanitaria, otra vez Río Negro se manifestó en alerta por riesgo sanitario
«La sanidad no puede reducirse al precio de un corte o a decisiones de coyuntura. Es una construcción de largo plazo», indicaron desde el Gobierno provincial.

El Gobierno de Río Negro manifestó su preocupación ante la decisión del Gobierno Nacional de flexibilizar la barrera sanitaria que «durante más de dos décadas protegió el estatus diferencial de la Patagonia». En este sentido, indicaron desde el Ejecutivo que «la reciente habilitación del ingreso de carne con hueso y otros productos provenientes de zonas donde se vacuna contra la fiebre aftosa implica un retroceso que pone en riesgo la sanidad animal, el trabajo productivo y la proyección internacional de toda la región».
«Durante 22 años, la Patagonia construyó una identidad sanitaria única, libre de fiebre aftosa sin vacunación, que fue reconocida por los mercados más exigentes del mundo. Esa construcción no fue casual ni automática: es el resultado de un esfuerzo conjunto entre productores, técnicos, organismos sanitarios y gobiernos provinciales comprometidos con una política coherente, planificada y basada en evidencia científica», agregaron.
«La sanidad no puede reducirse al precio de un corte o a decisiones de coyuntura. Es una construcción de largo plazo que requiere compromiso, responsabilidad y visión estratégica. Por eso, Río Negro insiste en que la Argentina debería haber avanzado hacia un esquema nacional unificado de mayor calidad sanitaria, en lugar de comprometer la posición alcanzada por las provincias del sur», expresaron desde el Gobierno rionegrino.
«En ese sentido, la Provincia fue clara: propuso avanzar hacia una Argentina libre de fiebre aftosa sin vacunación, subiendo la barrera sanitaria hacia el norte del país, y consolidando un estatus unificado de excelencia. Esa propuesta implicaba reconocer el esfuerzo de la Patagonia y llevar al resto del país a estar a la altura de las circunstancias, en vez de poner en riesgo lo ya logrado», agregaron.
El Gobierno de Río Negro considera que «esta flexibilización pone en jaque el camino recorrido y desvaloriza una estrategia que le ha dado al país una ventaja comparativa a nivel internacional. El estatus sanitario patagónico no sólo protege la carne bovina, sino también producciones estratégicas como la ganadería ovina, la lana y la fruticultura, gracias a un ecosistema libre de enfermedades y plagas como la mosca de los frutos».
Frente a esta decisión, «el Gobierno provincial reafirma su compromiso con la defensa del trabajo, la producción y la sanidad construida por los patagónicos. No se trata de una discusión política ni comercial: se trata de proteger un diferencial estratégico que costó años sostener, y que hoy no puede ser vulnerado por medidas que priorizan la inmediatez sobre la planificación», concluyeron.