Un policía de la Subcomisaría 54° de Contralmirante Guerrico fue denunciado esta mañana (16/09) en Fiscalía por los padres de un niño de 13 años, a quien habrían golpeado brutalmente. El hecho ocurrió el viernes por la tarde. También denunciaron a otro uniformado por «no hacer nada al respecto».

«La policía tiene que estar para protegernos de los delincuentes, no para pegarle a los chicos», dijo el papá de la víctima Martín Cheima, en diálogo con el móvil de Ahí Vamos (de lunes a viernes de 7 a 10 por La Super FM 96.3).

Según relató Cheima, mi hijo «se subió a la moto de la familia y partió desde el lugar en el que vive, una chacra situada a la vera de la Ruta Nacional N° 22, hasta el almacén por entre medio de los caminos rurales. Antes de que regrese a casa lo interceptó la policía y le dieron la voz de alto pero él se asustó y huyó por temor a que le quiten la moto».

En plena persecución, según el relato del padre, «mi chico se metió a la chacra del vecino y sintió dos disparos. Él estaba aterrado porque creía que le estaban disparando, algo que pudo haber ocurrido. Mi hijo no sube a la Ruta N° 22 con la moto, si la usa es porque acá las distancias son muy largas».

La persecución acabó en la chacra vecina cuando el chico fue acorralado por los patrulleros. ‘Un policía se bajó y golpeó e mi hijo en el rostro. A mi me avisaron por teléfono lo que había pasado y fui a ver a mi hijo enseguida. Ninguno de los cuatro policías que estaban ahí quiso identificarse. Siempre se mostraron muy prepotentes. Que sean policías no les da derecho a pegarle a mi hijo. Menos a dispararle», agregó.

En la denuncia, Cheima presentó un certificado médico que constata el edema que le provocó el golpe que el agente le propinó al menor en el rostro y exigirá conocer los nombres de los policías que participaron de la persecución.

No es la primera vez que la Subcomisaría de Guerrico está en el centro de la escena por un escándalo. En junio pasado la Policía Federal allanó el edificio de esa unidad ante la sospecha de que los policías habían “mejicaneado” un cargamento de droga. En uno de los lockers se hallaron algunos gramos de marihuana , vino y hasta un consolador.

El caso más grave que arrastra el historial de esa dependencia policial de la zona rural ocurrió en enero de 2010 cuando el cabo primero Víctor Chumbita, junto al sargento Rubén Rubio raptaron y abusaron sexualmente de una menor de 14 años de edad dentro del edificio policial. Ambos efectivos fueron condenados a 7 años de prisión en 2013.