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Opinión

El día en que la Patagonia dejó de ser lejana y fría

Por el Frente Progresista CC ARI.

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Hay veces que la discusión política necesita aire fresco. Y en este caso, el aire fresco viene del sur…
La inexplicable demora del tratamiento en Diputados del expediente 147-S-15 que plantea la restitución de los 35 metros de camino de sirga originales que disponía el Código Civil antes de la modificación que se realizó en el 2014, ha generado diversas reacciones, fundamentalmente en el seno de las organizaciones sociales, quienes han impulsado desde el principio esta iniciativa de autoría de la senadora rionegrina Magdalena Odarda (Frente Progresista CC ARI), que ya cuenta con la media sanción de la Cámara Alta.

En varias oportunidades se solicitó a la comisión de Legislación General que se ponga en tratamiento el proyecto. Luego de un año signado por el silencio, las excusas y las dilaciones más incomprensibles, el expediente del camino de sirga corría el riesgo cierto de perder estado parlamentario el 30 de noviembre. La estrategia estaba clara. Clara como el agua que corre por las costas de ríos y lagos que hoy, gracias a la actual redacción del Código, son propiedad privada.

En virtud de la urgencia que se necesitaba para evitar que el proyecto se caiga, la senadora Odarda decidió concurrir a la reunión de la comisión de Legislación General que se llevó a cabo el miércoles 9 de noviembre en el Anexo de Diputados. Y lo hizo acompañada por los padres de Cristián González (asesinado en 2006 cuando pescaba en la desembocadura del río Quilquihue, en el lago Lolog), Ana Wieman, de Arbol de Pie, Madres del Dolor, representantes de la Asociación Argentina de Abogados Ambientalistas, ATE, ATEN y el apoyo de Fernanda Reyes (ex diputada de la Coalición Cívica Nacional e integrante del Parlamento por el Agua) y de Hermes Binner (diputado nacional del Frente Progresista) entre otros.

En la comisión se estaba desarrollando una reunión informativa sobre el proyecto de CAME que propone la rebaja de las comisiones que cobran las tarjetas de crédito y débito, ignorando una vez más el pedido que la parlamentaria había hecho días atrás de incorporar al temario el expediente del camino de sirga.

Al notar la presencia masiva de la senadora y de las organizaciones sociales, varios diputados integrantes de la comisión pidieron la palabra y solicitaron que se incorpore al temario el proyecto de Odarda. La situación parecía cambiar para bien, otorgando una luz de esperanza a todos los presentes. Cada uno de los diputados mencionados pidió que, dada la presencia de las organizaciones y el peligro inminente de que el 30 de noviembre el expediente perdiera estado parlamentario, la reunión de comisión de transformara de informativa en resolutiva y que se debata el proyecto con el objetivo de poder dar un dictamen.

Ante esta postura generalizada, el presidente de la comisión, intentó alegar que existían cuestiones reglamentarias a respetar y que no era posible darle tratamiento al tema del camino de sirga. Planteó incluso tratarlo la semana siguiente, manifestando con lo dicho su inocultable intención de seguir postergando el proyecto.

Cada vez que un diputado insistía con darle urgente tratamiento a la iniciativa, insistía en negar esa posibilidad y proponía abocarse al temario original de la comisión, desconociendo el reclamo contundente y los fundamentos que a esta altura, todos los presentes esgrimían.

Frente a esta postura inflexible del presidente de la comisión de Legislación General, y sintiendo que su negativa ganaba terreno, la senadora Magdalena Odarda, quien estaba entre el público presente compartiendo espacio con las organizaciones, traspasó la cinta que separaba a los asistentes de los integrantes de la comisión y pidió la palabra.

El presidente le preguntó quién era y le recordó que no era diputada, razón por la que no se podía expresar en ese ámbito. Odarda le contestó: “soy senadora por la provincia de Río Negro y vengo a decirle lo que significan las costas libres”, al tiempo que traspasaba la cinta delimitante y con mucho respeto, pero con paso firme, caminó hacia el estrado principal de la comisión con una angustia que le daba más fuerza todavía.
Diputados como Martín Doñate (Río Negro), Julio Solanas (Entre Ríos), Luis Cigogna (Buenos Aires) y Pablo López (Salta) entre otros, solicitaron insistentemente a la presidencia que le permitieran a la parlamentaria patagónica expresarse libremente.

En su breve pero emotiva alocución, la senadora aseguró que lo que él buscaba era dilatar la reunión y no darle tratamiento al proyecto. Le recriminó delante todos que se había negado sistemáticamente todo el año a incorporarlo al temario violando el reglamento que obliga a las comisiones a tratar los expedientes en determinado plazo, obstaculizando así la obtención de un dictamen en forma adrede.

El aire fresco del sur comenzaba a soplar.

Luego de esas expresiones que despertaron el aplauso de todos los presentes y que fueron registradas por medios nacionales, la comisión definió que se ocuparía de dictaminar sobre este proyecto tan injustamente demorado casi un año y que está a punto de perder estado parlamentario.

Mientras se informaba acerca de la iniciativa de tarjetas de crédito para PYMES, varios diputados hicieron redactar el dictamen y lo fueron firmando durante el transcurso de la reunión. Luego, dieron su punto de vista acerca de la necesidad de la imperiosa necesidad de dictaminar sobre el camino de sirga y finalmente –luego de horas de tensión- se procedió a la aprobación unánime.

Odarda agradeció a los integrantes de la comisión, a las organizaciones y a todos los que se hicieron presentes y brindaron su apoyo para obtener el tan ansiado dictamen del proyecto que prevé la restitución de los 35 metros públicos de camino de sirga en los cursos de aguas, ríos, lagos y mares. “Queremos que las costas sean un camino público, que se pueda transitar sin que nadie pueda alegar que se trata de una propiedad privada”.

Resulta oportuno consignar que cuando entró en vigencia el nuevo Código Civil y Comercial en agosto del año pasado, la legislación sobre la franja costera nacional definió que en vez de tener que dejar 35 metros libres desde la línea de agua –como estipulaba el viejo Código- el límite se bajó a 15 metros. Esa reducción de 20 metros a lo largo de todas las costas del país equivale a unas 230 mil hectáreas que pasaron a manos de los propietarios. Para tener una idea, esa superficie es similar a la de la ciudad de Buenos Aires multiplicada por diez.

Finalmente la senadora de la CC ARI – FP dijo que “todavía falta que camino de sirga pase por otra comisión más, la de Intereses Marítimos de Diputados, que se reunirá el martes 15 de noviembre a las 12 hs. Esperamos obtener allí también un dictamen favorable para que –literalmente a contrarreloj- el proyecto sea tratado en la Cámara Bajantes del 30 de noviembre”.

Comprometida. Involucrada. Decidida. Movilizada.

La gente del sur define a veces una Patagonia distinta a la que se percibe en Buenos Aires y en muchos lugares del país.

Y está muy bien que hagamos conocer el calor agobiante que le imprimimos a nuestros reclamos justos cuando algunos pretenden condenar –en este caso al camino de sirga- al frío y al olvido.

 

Frente Progresista CC ARI.
Equipo de Prensa de la Senadora Nacional Magdalena Odarda.-

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Opinión

Las Universidades, para qué?

Nota de opinión por Federico Vasches, integrante del Observatorio de Políticas Públicas y Sociales de Río Negro.

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En estos días es habitual oír los problemas que enfrenta el sistema educativo, por el desfinanciamiento que está sufriendo. 

Y rápidamente podemos preguntarnos cuál sería el problema y por extensión, por el rol clave que deberían cumplir, en especial las universidades. 

En primera medida servir de espacio de contención socio cultural para quienes pretendan formarse y contar con nuevas herramientas para avanzar en la vida, y segunda y quizá tenida menos en cuenta, generar conocimientos valiosos para la comunidad en su conjunto. 

Si hay algo que uno espera de la educación superior, (de las universidades) ese lugar donde se produce el conocimiento, es que corran los límites, que vayan más allá, que incomoden todo aquello que sea necesario para poder avanzar. 

En este sentido, las ciencias sociales, esas con las que convivimos, ya que nos revisan en eso que nos define como sociedad, como individuos y como humanos, tendrán mucho para aportar. 

Claramente el estado, pero no únicamente el nacional, decide qué financiar y por ende qué no. Pensemos por un momento un gobierno provincial e inclusive algunos gobiernos locales (municipio y comunas), financiando proyectos de investigación en la creencia y seguridad de que eso que se investigue, aportará nuevas ideas, conocimientos y herramientas para su gestión. 

Pero claro, hoy pareciera que las cosas son distintas. Quienes ocupan cargos de gestión, con su trabajo cotidiano nos responden a la preguntá ¿qué se hace?, ya que es su cotidiano. Mientras que quienes investigan en políticas públicas, ciencias de la administración y todo lo referido a la administración pública, nos responderían a ¿qué se podría hacer? 

Hay algo hasta increíble en la separación que tiene hoy la academia con la gestión gubernamental, los investigadores en lo estatal por un lado y los cargos electivos y funcionarios por otros. Si bien son dos conocimientos diferentes, el que se consigue estudiando y el que se consigue haciendo, en algún momento deberían encontrarse. 

Pero claro, quién financiaría aquello que lo incomode, que lo exhiba, que revele sus falencias, inclusive aparece cierta complicidad por parte del sistema ya que esos avances pueden a las claras incomodar la capacidad de gestión de quienes ocupan cargos en las propias instituciones educativas. 

Complicidad de dos lados, dos caras de una moneda que lógicamente no se encuentra, más que en un borde que investiga y aporta sobre cosas cómodas, relatos de una historia sabida y que recopila los datos ya conocidos. 

En esa misma rueda, los trabajadores de la investigación atrapados, ya que se les reconoce y se los obliga a investigar y se les financia aquellas cosas que no molesten. 

Existen problemas de financiamiento, claro, pero ojo no son los únicos. 

Si queremos salir de los problemas que presenta el sistema, sin salir del sistema, deberemos cambiar lo que se deba, corregir lo que se necesite y abrir las administraciones. 

Conseguir que política y conocimiento se amiguen, caso contrario el pozo será cada vez más hondo y la falta de dinero, pasará a ser, el menor de los problemas. 

Federico Vasches
Integrante del Observatorio de Políticas Públicas y Sociales de Río Negro.

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Opinión

Del otro lado, nosotros

Nota de opinión por Federico Vasches, integrante del Observatorio de Políticas Públicas y Sociales de Río Negro.

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En estos tiempos tan veloces de vivir, son pocos los momentos en que nos detenemos a tratar de comprender qué nos pasa, más allá del bolsillo.

Ahora es fácil confundir el síntoma con la causa, la consecuencia con la fuente del problema. Seguir discutiendo en circularidad de lo obvio: el dinero no alcanza. Cuando, en realidad no somos capaces de repensar qué es lo que genera la situación.

Entonces traigo tres dicotomías tan vigentes y actuales (y pasadas, si lo son), como necesarias para incorporar, quizá mate mediante en un momento de reflexión:

La primera responde a la pregunta, ¿dónde estamos?

Rápidamente comprender que estamos inmersos en un sistema democrático, que es abonado por todas y todos, ejercido por las instituciones del estado, pero que muchas veces quien gobierna, impone, crea y establece las condiciones de gobernabilidad, traza las políticas e inclusive el plan de gobierno, es el poder económico privado. Nacional e internacional.

Lo que quiero aportar aquí es esta dicotomía de los “jugadores” de adentro y de afuera del sistema. Vecinas y vecinos serán de afuera, pudiendo aportar con sus participaciones a quienes sí están adentro, la clase dirigencial, políticos y funcionarios públicos. Pero ojo, no seamos tampoco ingenuos, porque quizá hasta ellos mismos, están afuera del sistema de decisión, del poder real. Su único diferencial es conocer el sistema, ser conscientes de su lugar y cumplir con su papel, hacer como que deciden, emular que pueden, abonar alguno de los dos lados de una grieta que no existe como tal.

Para la segunda pregunta, debemos pensar, ¿qué nos ofrecen?

Es que claro, si ellos que son quienes ocupan los cargos públicos, que los elegimos para que gobiernen, no pueden hacerlo porque a su vez son condicionados por los poderes económicos concentrados nacionales, qué nos queda esperar a los demás?

Por lo pronto comenzar a comprender esta segunda dicotomía en la que usualmente nos empantanamos al momento de relacionarnos con ellas/os, y que comprenderla nos dará la libertad de saber qué se nos dice. Esta dicotomía es doble, ya que confundimos los productos del accionar del estado con resultados de la política pública desarrollada y a la vez, el diagnóstico de la situación, con la posibilidad real de avanzar y construir propuestas.

Daré un breve ejemplo: una campaña de vacunación que alcance las 50 personas diarias evidentemente da cuentas de un trabajo (producto – personas vacunadas), pero no de un resultado ya que desconocemos el punto de partida, la situación problemática que se pretendía abordar y acaso el nivel de esfuerzo institucional comprometido y previsto (¿qué tasa pretendíamos mejorar con la vacunación? ¿Queríamos vacunar 50 o quizá el doble y no pudimos?). En este mismo sentido el diagnostico es necesario para saber dónde estamos, qué nos falta, cuál podría ser un punto de partida. Pero solo es eso, un estado de situación. Se requiere entonces avanzar, trascender, comprender que eso es la base a considerar para planificar propuestas que mejoren ese punto de partida. El diagnóstico lo podemos compartir casi todos, pero el plan de acción seguramente tenga lógicas y necesarias resistencias.

Para la tercera pregunta y la más complicada, debemos enfrentar un, ¿qué necesitamos?

Claramente es mi opinión, y parte de considerar que la mejor manera de cambiar las cosas, es participando activamente, conociendo las reglas y teniendo las herramientas y recursos contextuales para ser parte de una construcción que permita dar discusiones, debates e incidir en el diseño y ejecución de lo público.

Por ello, la tercera dicotomía propone que no necesitamos mártires, sino líderes. Esa idea remanente de los héroes en la historia que lo han dado todo por la liberación de los pueblos, de alguna manera invita a pensar en luchas colosales y sobresalientes de pocas/os iluminados y claramente la historia argentina de los últimos 200 años da cuenta que, si a esos proyectos no se los nutre de ideología de compromiso, se los oxigena con carne y participación, mueren antes de iniciar, o se extinguen con su fundador.

Aquí aportar otra dicotomía que se desprende del sistema y es actual en términos de no aportar más que nombres sin proyecto, y es que, no es lo mismo ganar una elección que gobernar. Esas alianzas que dicen lo que se quiere escuchar, o que apelan a lo que el otro ha hecho mal, por sobre proponer hacia dónde, ganan es cierto, pero rápidamente quedan expuestas al momento de tener que avanzar y resolver cómo y qué hacer dentro y desde el estado. Discursos biensonantes sobran, quizá lo que falta es conocimiento sobre el funcionamiento de la cosa pública, para tratar de comprender si eso que han planteado, es posible, probable, realismo mágico o acaso legal.

Poco tiene que ver la legitimidad que otorga un cargo ganado con la capacidad de gestionar programas y proyectos, todas/os votamos a un par que quizá nos cae bien, pero el haber sido votado no garantiza ni eleva a nadie por sobre la masa. Ese será el rol y desafío que el líder deba emprender en una comunidad politizada, conocedora y sobre todo con la claridad para defender lo propio.

Al final y del otro lado, nosotros tratando de comprender para dónde va la cosa, quizá no sea mucho, pero espero que alguna de estas ideas, de estos conceptos, de estos interrogantes queden resonando y permitan idolatrar un poco menos y comprometerse a debatir un poco más.

Federico Vasches
Integrante del Observatorio de Políticas Públicas y Sociales de Río Negro.

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Opinión

¿Por qué marchamos?

Nota de opinión por Nicolás Rochas, apoderado Frente Renovador Distrito Río Negro.

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Nunca nadie que haya llegado al cargo de Presidente había confesado abiertamente, que a su entender, el Estado Nación es «el problema». Porque destruir el Estado no nos hará libres, simplemente nos expondrá ante el mundo casi como bienes fungibles, una nueva especie de res nullius en un planeta organizado en torno a países soberanos.

Marchamos porque no se trata de estar «en contra», sino de advertir las consecuencias de decisiones nefastas y evitar pérdidas que serán irreparables.

Porque gobernar es asignar prioridades y no puede estar antes la ganancia de un banquero que la comida de la gente.

Porque la inflación no puede detenerse a fuerza de pulverizar el salario.

Porque la Cultura, la Ciencia, el Deporte o el Arte, nunca (jamás) son un gasto, sino la inversión a través de la que un pueblo se expresa, se identifica, se distingue y crece.

En poco más de un mes, el gobierno de Javier Milei devaluó en más del 100% la moneda, quitó subsidios, subió tarifas, frenó la obra pública, desfinanció al Estado (tanto Nacional como a las provincias) y desprotegió a todo inquilino, consumidor o usuario. El precio de los alimentos se dispara día a día, pero aún más se le adelantan los medicamentos. Hay una confesa pretensión de asignarle a la recesión la estrategia para frenar los precios (macabra convicción, la de pensar que «no hay inflación en los cementerios»).

En nuestra historia democrática jamás tuvimos un gobierno tan disociado de la realidad, tan ajeno al padecimiento, tan insensible y brutal.

Ganar el balotaje le otorgó la legitimidad para el ejercicio del Poder Ejecutivo, no la adquisición llave en mano de un país (que le avisamos: no está en venta). Ser el Presidente le da facultades para administrar los recursos del Estado, no la Suma del Poder Público, ni el cúmulo de facultades con que los constituyentes contaron en la conformación de la república. También por esto marchamos, para recordarle conceptos tan básicos que parecen habérsele olvidado; premisas tan antiguas como sus recetas económicas del siglo XIX.

Buena parte de la sociedad argentina lo votó en la esperanza de un cambio. Pero ese cambio debe serlo en la mejora del conjunto, no en la aniquilación de todo lo que a su criterio configura “un gasto”. Cuando hablamos de Patria, País o Estado, no nos referimos a cifras, variables o estadística, sino a personas, individuos, ciudadanos. Existencias reales que comen, sufren y sienten; no son likes, ni visualizaciones; son angustias de padres, pies descalzos y pancitas que chiflan si no hay pan sobre la mesa.

Marchamos por la responsabilidad histórica que importa proteger la soberanía y por la sensibilidad social de cuidar a los que menos tienen. Marchamos para advertir sobre las consecuencias que pueden ser aún más gravosas y para intentar corregir desequilibrios que se profundizarán de seguir el curso de las cosas. Marchamos porque es nuestro país el que están rifando, en un experimento en el que (como diría Serrat) «juegan con cosas que no tienen repuesto”. Por todo esto, y tantas otras cosas, el 24 de enero marchamos!

Nicolás Rochas
Apoderado Frente Renovador – Distrito Río Negro.

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