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Realidad política nacional y provincial

La Junta Ejecutiva Provincial del Partido Socialista, emitió un documento político crítico sobre la realidad política nacional y provincial.

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No podemos analizar las medidas antipopulares tomadas por la gestión del gobierno de Mauricio Macri, sin detenernos brevemente a analizar lo que fue parte del gobierno de Cristina y Néstor Kirchner. Durante más de diez años asistimos a políticas de gobierno, que si bien se construyeron con un gran acuerdo social, también encontraron una fuerte oposición, que nunca fue atacada en su raíz. Es decir, se fueron tomando medidas en beneficio de sectores populares y minorías excluidas hasta entonces –asignación universal, matrimonio igualitario, nueva ley de educación y financiamiento educativo-, sin resolver la cuestión de fondo vinculada a las formas de acumulación de capital y de organización del sistema productivo. En síntesis, nada se modificó en cuanto a la distribución real de recursos económicos y modos de acumular esos recursos. Los históricos dueños de la tierra asociados a los dueños de las nuevas tecnologías, se siguieron haciendo cada vez más ricos y la élite empresarial, cada vez más poderosa y millonaria; mientras, sólo se les retenía una pequeña parte en forma de impuestos o retenciones a la venta de sus productos, para ser distribuido a la gran mayoría de los argentinos. Solamente se tomaron medidas coyunturales para favorecer a una clase media castigada por la última gran crisis de 2001.

Además, no se avanzó en políticas ambientales que chocaran con el modelo extractivista, apoyado y defendido por los gobernadores amigos, ni se realizaron las reformas necesarias en el sistema tributario ni en la regulación de las entidades financieras.

Con Macri nuestro país y nuestro pueblo se encuentran nuevamente ante un gobierno que representa directamente los intereses de los más ricos. Por ello podemos afirmar claramente que Mauricio Macri representa al gobierno de la élite empresarial y de los dueños de la tierra.

Sus medidas lo demuestran: la eliminación del cepo cambiario, el arreglo con los llamados fondos buitres, la ley que crea el Ministerio de Comunicaciones en detrimento de la AFSCA, la eliminación de retenciones al sector agropecuario, el intento de nombrar jueces de la Corte Suprema por decreto, la participación nuevamente en el foro económico de DAVOS, la implementación descarnada de los tarifazos, la modificación en Fútbol para Todos dando participación central en la transmisión de los partidos de mayor rating a las corporaciones mediáticas, el fin de las retenciones a la minería, el llamado “Proceso de Modernización del Estado” que dejó miles de desocupados en el sector público, una engañosa modificación en el impuesto a las ganancias, la modificación por decreto de la Ley de Tierras facilitando la compra a extranjeros de tierras rurales incluso con espejos de agua, el desmantelamiento de programas educativos como “Jóvenes y Memoria”, “Educación y Prevención de Adicciones”, “Comunidad y Convivencia Escolar”, “Educación Sexual Integral (ESI)”, “Educación en Contextos de Encierro” y “Conectar Igualdad”.

Párrafo aparte se merece una de las últimas medidas llamada “Ley Ómnibus” votada en el Senado a principios de julio. Presentada engañosamente como reparación histórica a los jubilados, esconde oscuras intenciones: blanquear dinero no declarado durante años pagando mínimos impuestos, denigrar a los adultos mayores que no cumplen con los requisitos mínimos para jubilarse dándoles una Pensión Universal a la Vejez del 80 % de la jubilación mínima y sin derecho a la obra social PAMI, liquidar las acciones del Fondo de Garantía de Sustentabilidad de la ANSES que va preparando el camino para una nueva privatización de la administración de la plata de los jubilados y si bien establece el pago de sentencias y retroactivos a jubilados, se hará mediante acuerdos que implicarán recortes del 40 al 70 % del reclamo judicial.

Todas estas medidas nos colocan, como socialistas, ante una enorme responsabilidad, la de construir un Partido claramente ubicado en la realidad nacional como fuerza política que debe representar los intereses del pueblo argentino y sobre todo, a los sectores más postergados. Para ello, como Partido nacional no debemos caer en la mezquindad de pensar que se garantiza la representación de la idea socialista, si se salva un dirigente o se logra una representación más sin importar en profundidad el costo. Es nuestra obligación construir una organización fuerte y consolidada en todo el territorio nacional para que cuando nos toque llegar a un espacio de representación tengamos el acompañamiento de quienes se supone representamos. Todo esto sabiendo que no somos la única fuerza que representa estos intereses, y por ello la importancia de trabajar en el armado de un gran frente progresista en el país.

Río Negro

Nuestra provincia no escapa al contexto nacional y al alcance de las políticas llevadas adelante por el macrismo, sin embargo la gran duda está centrada en saber qué lugar va a ocupar el gobernador Weretilneck, a quien vemos con un alto grado de pragmatismo que en pos de su gobernabilidad, probablemente, no tardará mucho en resignificarse según su conveniencia.

Si bien podemos reconocer algunos cambios importantes que se produjeron en los primeros años de gestión de este gobierno, hoy vemos con preocupación cómo sectores de nuestra sociedad aún siguen postergados.

Nada se hizo para modificar la política de concentración de tierras y de producción en el Alto Valle, donde son cada vez menos los que controlan la producción, el traslado y la exportación de la fruta que se produce.

Un Valle medio que pasa por una situación no muy distinta -aunque en menor escala-, a la del Alto Valle. Alto Valle al que además hay que sumarle el conflicto que pone en contradicción dos productos comerciales muy distintos, por un lado la tradicional fruticultura que año a año da trabajo a miles de personas y por otro el del Fracking, cuyo avance es cada vez más feroz, al punto de verse inserto en medio de las chacras sus gigantescas estructuras de metal en medio de los frutales, contaminando el agua, la tierra y el aire.

Una Región Sur que todavía subsiste por los años de bonanza que pasaron, pero que aún no ha podido generar el suficiente valor agregado a su producción, permitiéndole crecer y ser autosuficiente, en donde la postergada ruta 23 aún no ha podido cumplir el rol de comunicación tan esperado por esa región.

Una Región Andina que cada vez concentra mayor cantidad de población, donde Bariloche y El Bolsón se han transformado en las ciudades de mayor crecimiento en la ocupación irregular de tierras para asentamiento de familias pobres. Todo esto por la falta de políticas de ocupación y distribución de tierras.

En Sierra Grande el problema del valor internacional del hierro, que bajó drásticamente en el último año, está poniendo nuevamente a la ciudad atlántica ante el fantasma de la desocupación, como ocurrió en la década de 1990.

A esta falta de políticas regionales le tenemos que sumar las cuestiones de matriz ideológica de este gobierno que en algunas áreas del ámbito del Ministerio de Seguridad y Justicia, intenta avasallar derechos humanos fundamentales, habilitando a las fuerzas de seguridad a detener a niños, niñas o adolescentes menores de edad que consideren están en situación de abandono o vulnerabilidad.

En el área de Desarrollo Social se eliminaron programas y se sigue sosteniendo la precarización laboral tan denunciada de las gestiones anteriores.

En cuestión de género, el Consejo Provincial de la Mujer está lejos de generar políticas públicas serias y sostenidas en el tiempo, con profesionales formados en el tema. A pesar de la situación compleja que se vive en la provincia, dicho Consejo subejecutó su presupuesto en el año 2015 y lo que va de 2016. Son contadas las localidades que cuentan con casas de refugio para atender a las mujeres que sufren violencia de género. Además, las mujeres no tienen acompañamiento psicológico, legal ni económico y si lo tienen es a fuerza de pelear para conseguirlo. Las familias que han sufrido los femicidios tristemente emblemáticos de la provincia no han tenido acompañamiento por parte del Estado provincial. Se inauguran Instituciones con bombos y platillos para la foto, a la vez que se desmantelan dispositivos con inserción real y respuesta concreta a la problemática.

En Educación es alarmante la falta de mantenimiento de los edificios escolares y ya se vislumbra el conflicto gremial si el gobierno decide ajustar con los trabajadores.

En Salud Pública, aún sigue sin reconocerse la labor de los trabajadores y si bien fue mejorado, aún es un problema en muchos Centros de Atención Primaria de la Salud la falta de insumos, de profesionales de distintas disciplinas, de cantidad de días y horas de atención, dejando a barrios enteros sin la posibilidad de atenderse.

Por todo esto los y las socialistas creemos que se hace imperioso trabajar en un proyecto construido a partir de una fuerte organización popular que empiece a dar un debate serio y profundo desde la provincia para modificar la matriz económica del país, donde el interior, generador principal de la riqueza de la Argentina pueda administrar la parte principal de los recursos económicos. Evitando de esta manera, que los gobiernos provinciales tengan que arrodillarse ante el Poder Ejecutivo Nacional de turno para poder gobernar sus distritos. Es decir, nuestra propuesta es un país realmente federal, tal cual lo determina nuestra constitución.

Para lograr lo antes mencionado, entendemos que es fundamental construir espacios programáticos con otras organizaciones populares.

De esta manera invitamos a los trabajadores y trabajadoras, a los y las estudiantes y a todos y todas quienes compartan estas necesidades, a sumarse a nuestro espacio político.

 

Paolo Etchepareborda y María Luz Riera.
Presidente y Secretaria General y de Organización del Partido Socialista de Río Negro respectivamente.-

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Opinión

Las Universidades, para qué?

Nota de opinión por Federico Vasches, integrante del Observatorio de Políticas Públicas y Sociales de Río Negro.

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En estos días es habitual oír los problemas que enfrenta el sistema educativo, por el desfinanciamiento que está sufriendo. 

Y rápidamente podemos preguntarnos cuál sería el problema y por extensión, por el rol clave que deberían cumplir, en especial las universidades. 

En primera medida servir de espacio de contención socio cultural para quienes pretendan formarse y contar con nuevas herramientas para avanzar en la vida, y segunda y quizá tenida menos en cuenta, generar conocimientos valiosos para la comunidad en su conjunto. 

Si hay algo que uno espera de la educación superior, (de las universidades) ese lugar donde se produce el conocimiento, es que corran los límites, que vayan más allá, que incomoden todo aquello que sea necesario para poder avanzar. 

En este sentido, las ciencias sociales, esas con las que convivimos, ya que nos revisan en eso que nos define como sociedad, como individuos y como humanos, tendrán mucho para aportar. 

Claramente el estado, pero no únicamente el nacional, decide qué financiar y por ende qué no. Pensemos por un momento un gobierno provincial e inclusive algunos gobiernos locales (municipio y comunas), financiando proyectos de investigación en la creencia y seguridad de que eso que se investigue, aportará nuevas ideas, conocimientos y herramientas para su gestión. 

Pero claro, hoy pareciera que las cosas son distintas. Quienes ocupan cargos de gestión, con su trabajo cotidiano nos responden a la preguntá ¿qué se hace?, ya que es su cotidiano. Mientras que quienes investigan en políticas públicas, ciencias de la administración y todo lo referido a la administración pública, nos responderían a ¿qué se podría hacer? 

Hay algo hasta increíble en la separación que tiene hoy la academia con la gestión gubernamental, los investigadores en lo estatal por un lado y los cargos electivos y funcionarios por otros. Si bien son dos conocimientos diferentes, el que se consigue estudiando y el que se consigue haciendo, en algún momento deberían encontrarse. 

Pero claro, quién financiaría aquello que lo incomode, que lo exhiba, que revele sus falencias, inclusive aparece cierta complicidad por parte del sistema ya que esos avances pueden a las claras incomodar la capacidad de gestión de quienes ocupan cargos en las propias instituciones educativas. 

Complicidad de dos lados, dos caras de una moneda que lógicamente no se encuentra, más que en un borde que investiga y aporta sobre cosas cómodas, relatos de una historia sabida y que recopila los datos ya conocidos. 

En esa misma rueda, los trabajadores de la investigación atrapados, ya que se les reconoce y se los obliga a investigar y se les financia aquellas cosas que no molesten. 

Existen problemas de financiamiento, claro, pero ojo no son los únicos. 

Si queremos salir de los problemas que presenta el sistema, sin salir del sistema, deberemos cambiar lo que se deba, corregir lo que se necesite y abrir las administraciones. 

Conseguir que política y conocimiento se amiguen, caso contrario el pozo será cada vez más hondo y la falta de dinero, pasará a ser, el menor de los problemas. 

Federico Vasches
Integrante del Observatorio de Políticas Públicas y Sociales de Río Negro.

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Opinión

Del otro lado, nosotros

Nota de opinión por Federico Vasches, integrante del Observatorio de Políticas Públicas y Sociales de Río Negro.

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En estos tiempos tan veloces de vivir, son pocos los momentos en que nos detenemos a tratar de comprender qué nos pasa, más allá del bolsillo.

Ahora es fácil confundir el síntoma con la causa, la consecuencia con la fuente del problema. Seguir discutiendo en circularidad de lo obvio: el dinero no alcanza. Cuando, en realidad no somos capaces de repensar qué es lo que genera la situación.

Entonces traigo tres dicotomías tan vigentes y actuales (y pasadas, si lo son), como necesarias para incorporar, quizá mate mediante en un momento de reflexión:

La primera responde a la pregunta, ¿dónde estamos?

Rápidamente comprender que estamos inmersos en un sistema democrático, que es abonado por todas y todos, ejercido por las instituciones del estado, pero que muchas veces quien gobierna, impone, crea y establece las condiciones de gobernabilidad, traza las políticas e inclusive el plan de gobierno, es el poder económico privado. Nacional e internacional.

Lo que quiero aportar aquí es esta dicotomía de los “jugadores” de adentro y de afuera del sistema. Vecinas y vecinos serán de afuera, pudiendo aportar con sus participaciones a quienes sí están adentro, la clase dirigencial, políticos y funcionarios públicos. Pero ojo, no seamos tampoco ingenuos, porque quizá hasta ellos mismos, están afuera del sistema de decisión, del poder real. Su único diferencial es conocer el sistema, ser conscientes de su lugar y cumplir con su papel, hacer como que deciden, emular que pueden, abonar alguno de los dos lados de una grieta que no existe como tal.

Para la segunda pregunta, debemos pensar, ¿qué nos ofrecen?

Es que claro, si ellos que son quienes ocupan los cargos públicos, que los elegimos para que gobiernen, no pueden hacerlo porque a su vez son condicionados por los poderes económicos concentrados nacionales, qué nos queda esperar a los demás?

Por lo pronto comenzar a comprender esta segunda dicotomía en la que usualmente nos empantanamos al momento de relacionarnos con ellas/os, y que comprenderla nos dará la libertad de saber qué se nos dice. Esta dicotomía es doble, ya que confundimos los productos del accionar del estado con resultados de la política pública desarrollada y a la vez, el diagnóstico de la situación, con la posibilidad real de avanzar y construir propuestas.

Daré un breve ejemplo: una campaña de vacunación que alcance las 50 personas diarias evidentemente da cuentas de un trabajo (producto – personas vacunadas), pero no de un resultado ya que desconocemos el punto de partida, la situación problemática que se pretendía abordar y acaso el nivel de esfuerzo institucional comprometido y previsto (¿qué tasa pretendíamos mejorar con la vacunación? ¿Queríamos vacunar 50 o quizá el doble y no pudimos?). En este mismo sentido el diagnostico es necesario para saber dónde estamos, qué nos falta, cuál podría ser un punto de partida. Pero solo es eso, un estado de situación. Se requiere entonces avanzar, trascender, comprender que eso es la base a considerar para planificar propuestas que mejoren ese punto de partida. El diagnóstico lo podemos compartir casi todos, pero el plan de acción seguramente tenga lógicas y necesarias resistencias.

Para la tercera pregunta y la más complicada, debemos enfrentar un, ¿qué necesitamos?

Claramente es mi opinión, y parte de considerar que la mejor manera de cambiar las cosas, es participando activamente, conociendo las reglas y teniendo las herramientas y recursos contextuales para ser parte de una construcción que permita dar discusiones, debates e incidir en el diseño y ejecución de lo público.

Por ello, la tercera dicotomía propone que no necesitamos mártires, sino líderes. Esa idea remanente de los héroes en la historia que lo han dado todo por la liberación de los pueblos, de alguna manera invita a pensar en luchas colosales y sobresalientes de pocas/os iluminados y claramente la historia argentina de los últimos 200 años da cuenta que, si a esos proyectos no se los nutre de ideología de compromiso, se los oxigena con carne y participación, mueren antes de iniciar, o se extinguen con su fundador.

Aquí aportar otra dicotomía que se desprende del sistema y es actual en términos de no aportar más que nombres sin proyecto, y es que, no es lo mismo ganar una elección que gobernar. Esas alianzas que dicen lo que se quiere escuchar, o que apelan a lo que el otro ha hecho mal, por sobre proponer hacia dónde, ganan es cierto, pero rápidamente quedan expuestas al momento de tener que avanzar y resolver cómo y qué hacer dentro y desde el estado. Discursos biensonantes sobran, quizá lo que falta es conocimiento sobre el funcionamiento de la cosa pública, para tratar de comprender si eso que han planteado, es posible, probable, realismo mágico o acaso legal.

Poco tiene que ver la legitimidad que otorga un cargo ganado con la capacidad de gestionar programas y proyectos, todas/os votamos a un par que quizá nos cae bien, pero el haber sido votado no garantiza ni eleva a nadie por sobre la masa. Ese será el rol y desafío que el líder deba emprender en una comunidad politizada, conocedora y sobre todo con la claridad para defender lo propio.

Al final y del otro lado, nosotros tratando de comprender para dónde va la cosa, quizá no sea mucho, pero espero que alguna de estas ideas, de estos conceptos, de estos interrogantes queden resonando y permitan idolatrar un poco menos y comprometerse a debatir un poco más.

Federico Vasches
Integrante del Observatorio de Políticas Públicas y Sociales de Río Negro.

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Opinión

¿Por qué marchamos?

Nota de opinión por Nicolás Rochas, apoderado Frente Renovador Distrito Río Negro.

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Nunca nadie que haya llegado al cargo de Presidente había confesado abiertamente, que a su entender, el Estado Nación es «el problema». Porque destruir el Estado no nos hará libres, simplemente nos expondrá ante el mundo casi como bienes fungibles, una nueva especie de res nullius en un planeta organizado en torno a países soberanos.

Marchamos porque no se trata de estar «en contra», sino de advertir las consecuencias de decisiones nefastas y evitar pérdidas que serán irreparables.

Porque gobernar es asignar prioridades y no puede estar antes la ganancia de un banquero que la comida de la gente.

Porque la inflación no puede detenerse a fuerza de pulverizar el salario.

Porque la Cultura, la Ciencia, el Deporte o el Arte, nunca (jamás) son un gasto, sino la inversión a través de la que un pueblo se expresa, se identifica, se distingue y crece.

En poco más de un mes, el gobierno de Javier Milei devaluó en más del 100% la moneda, quitó subsidios, subió tarifas, frenó la obra pública, desfinanció al Estado (tanto Nacional como a las provincias) y desprotegió a todo inquilino, consumidor o usuario. El precio de los alimentos se dispara día a día, pero aún más se le adelantan los medicamentos. Hay una confesa pretensión de asignarle a la recesión la estrategia para frenar los precios (macabra convicción, la de pensar que «no hay inflación en los cementerios»).

En nuestra historia democrática jamás tuvimos un gobierno tan disociado de la realidad, tan ajeno al padecimiento, tan insensible y brutal.

Ganar el balotaje le otorgó la legitimidad para el ejercicio del Poder Ejecutivo, no la adquisición llave en mano de un país (que le avisamos: no está en venta). Ser el Presidente le da facultades para administrar los recursos del Estado, no la Suma del Poder Público, ni el cúmulo de facultades con que los constituyentes contaron en la conformación de la república. También por esto marchamos, para recordarle conceptos tan básicos que parecen habérsele olvidado; premisas tan antiguas como sus recetas económicas del siglo XIX.

Buena parte de la sociedad argentina lo votó en la esperanza de un cambio. Pero ese cambio debe serlo en la mejora del conjunto, no en la aniquilación de todo lo que a su criterio configura “un gasto”. Cuando hablamos de Patria, País o Estado, no nos referimos a cifras, variables o estadística, sino a personas, individuos, ciudadanos. Existencias reales que comen, sufren y sienten; no son likes, ni visualizaciones; son angustias de padres, pies descalzos y pancitas que chiflan si no hay pan sobre la mesa.

Marchamos por la responsabilidad histórica que importa proteger la soberanía y por la sensibilidad social de cuidar a los que menos tienen. Marchamos para advertir sobre las consecuencias que pueden ser aún más gravosas y para intentar corregir desequilibrios que se profundizarán de seguir el curso de las cosas. Marchamos porque es nuestro país el que están rifando, en un experimento en el que (como diría Serrat) «juegan con cosas que no tienen repuesto”. Por todo esto, y tantas otras cosas, el 24 de enero marchamos!

Nicolás Rochas
Apoderado Frente Renovador – Distrito Río Negro.

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