Opinión
Ansiedad o desorientación?… por cercanía
El contador Oscar «Cachi» Carballo analiza una nota de opinión del dirigente político Julio Bárbaro en el diario Infobae.
El título de la presente solo va a exteriorizar un sentimiento profundo que sentí en la tarde el domingo cuando leía detenidamente una nota similar que publicaba Infobae en su diario digital de ese día escrita por Julio Bárbaro. Por supuesto que me refiero a similar solo desde el punto de vista de que se trataba de una nota de opinión, pero salvando la distancia en cuanto a contenido, dado que siempre he leído y escuchado con atención las reflexiones de su autor porque las consideraba y considero sentidas, analíticas, profundas y desvestidas de todo fanatismo como en general suelen expresarse los políticos. Fundamentalmente los políticos fanáticos y obsecuentes no tanto de ideologías como de pseudo representantes de ellas.
El tema en cuestión, más allá de este pequeño introito, es que observo en la nota una clara lectura evaluadora que permita explicar de la mejor manera posible porqué quienes no somos ni nos parecemos tanto al PRO ni a CAMBIEMOS votamos a este gobierno y, a partir de ello, como nos va con nuestra conciencia por lo que vivimos antes y lo que estamos viviendo.
Digo esto porque soy uno de los tantos que sin dudar un solo instante, hace ya un largo tiempo o una década por lo menos, habíamos decidido hacer todo lo posible para que esta banda de ladrones y vendedores de ilusiones dejaran de estar en el poder y también en cualquier otro lugar desde donde pudieran tener algún grado de influencia sobre la vida de cualquier humano normal aquí o en cualquier parte del planeta.
Estos integrantes variados de la asociación ilícita más impresionante de la historia de Argentina y de varias regiones del resto del mundo juntas, deben ser tratados solo como merecen por ladrones, hipócritas, traficantes, y responsables de las muertes de cientos de miles de personas por su accionar o su inacción premeditados, solo para enriquecerse sin límites y generar un campo minado en una sociedad que bien puede vivir dignamente con todos sus integrantes en un marco democrático y de vida plena de las instituciones como soñó y sueña todo el pueblo Argentino.
Por supuesto que la disolución y el estallido del kirchnerismo lo advertimos todos hace mucho tiempo pero creo que nadie iba a pensar que terminaría aburriéndonos por el grado exagerado de posibilidad de superar sus propios límites, como terminan últimamente lográndolo los escandalosos e impúdicos datos revelados por la justicia y los medios.
Dice Bárbaro “Muchos adoradores de aquella monarquía en crisis intentan sostener su pasión revirtiendo su amor a Cristina en fuerte odio a Macri. Y como debía ser, ya aparecieron los custodios de la nueva fe que devalúan a quien se le pase por la mente dudar del nuevo Gobierno virtuoso: los presidentes pasan mientras el fanatismo queda. Cristina lo exacerbó pero, al irse, no pudo cargarlo en sus bolsos, lo dejó imperando en medio de la misma realidad”.
Yo, al igual que el autor de la nota original estoy en “…en la lista de los desubicados de siempre; con los que se fueron me unía el espanto y con los nuevos, a veces coincido y otras, no”.
Todos los párrafos siguientes de la nota me incluyen en la idea general pero creo que debo reforzar mi sentimiento de frustración en tres o cuatro breves conceptos que marcan que mi ansiedad y desorientación son importantes, pero mucho más importante es que se refunde la Democracia nacional abatida y se jerarquicen las instituciones ya que este es el único camino a la victoria de TODOS LOS ARGENTINOS.
Para ello por supuesto es imprescindible que se mantenga esta reciente corriente de libertad de expresión, capacidad de asumir errores, capacidad de intento de corrección de los errores asumidos y, fundamentalmente, aprender a valorar a las personas que integran el gobierno solo como eso y no sostener a rajatablas ejecutores de políticas para todos que no tienen ni siquiera concepto de lo que es sensibilidad social y solo actúan en virtud de los resultados de fórmulas econométricas que adquirieron como parámetros de vida en sus respectivos posgrados o masters profesionales.
Una sociedad destruida económicamente se recupera con acciones no solo económicas sino fundamentalmente con políticas sociales acompañadas de modelos y estrategias económicas acordes.
Mucho menos se recuperará solo con modelos econométricos una sociedad que además fue destruida en su estructura social y que alcanzo límites insospechados de grieta humana. Por ello quienes votamos por exclusión o por adhesión sentimos la necesidad de marcarle al Presidente y su séquito la necesidad de evaluar realidades, reprogramar modelo y estrategia y, urgentemente, generar el marco adecuado para que todos defendamos su continuidad a rajatablas. Nuevas fisuras sociales atentan contra ello pero fundamentalmente hacen lugar a la debilidad del sistema democrático, aunque no haya ninguna posibilidad de que involucionemos a los tiempos del ya defenestrado kirchnerismo.
Reniego también y mucho contra los que quieren hacernos creer que hoy la estamos pasando mal porque nos equivocamos al votar. Creo que ello es un error fundacional ya que con los que estaban el camino era el abismo y por ello a los que gobiernan hoy los volvería a votar. Pero ojo también validemos que donde impera el dogma agoniza la razón y no repitamos estrategias pasivas que después no tengan retorno.
La sociedad padece lo que padece por inacción global. Me apresuro a decir que no estoy incitando a la violencia porque no es de mi estilo pero si digo que si la sociedad en su conjunto nos hubiéramos interesado y puesto en acción en tiempo y forma, hoy no nos aburriríamos con los exabruptos del kirchnerismo ni nos lamentaríamos de nuestra situación actual o la nuestra o de nuestros pares.
Ojo con suponer que los culpables de lo recibido son los ciudadanos y los salvadores virtuosos las empresas. Estas últimas son personas jurídicas con objeto social concreto, no saben de sensibilidad y mucho menos social. Son si ciertamente mecanismos generadores de espacios productivos y laborales necesarios para crecer pero no descuidemos su accionar desde el Estado porque ellos no se detienen ante la necesidad del resto, avanzan solo por lo propio.
En este contexto creo que Cambiemos tiene una similitud de pensamiento cercana a lo esbozado y ello hace que su política económica exteriorice errores básicos que lo alejarán rápidamente de sus promesas de campaña, pero mucho más rápidamente de la gente que los arrimó al poder.
Demos por sabido que, al igual que en el fútbol argentino, quienes son los autores intelectuales y materiales del fraude brutal y la decadencia institucional y social, no tienen ninguna posibilidad de actuar distinto porque sus objetivos y sus mezquinos fines siguen siendo siempre los mismos y plenamente arraigados por ser básicamente actores de mala entraña.
Necesitamos empezar a creer y tener fe pero con nuevos actores que nos den la posibilidad, aunque remota, de que tienen vocaciones y capacidades distintas de las de los genios del pasado.
Por supuesto con la minoría de los políticos del pasado que son buena gente y con capacidades, aprovechemos sus bondades para hacer estructuras de asesoramiento que servirán y mucho por su experiencia para el diseño y ejecución de modelos operativos.
LOS QUE CHOCARON TODO TIPO DE MODELO PROBADO NO PUEDEN SER MÁS CHOFERES DEL DESTINO DE LA SOCIEDAD.
Respecto del kirchnerismo no corremos riesgos de volver a pecar, porque como bien dice Julio Bárbaro “… es parecido a un avión derribado, toda la explicación la aportan las cajas negras”.
Es cierto que no es cuestión de peronismo ni radicalismo ni liberalismo. Es cuestión de que la sociedad toda pueda volver a vivir con dignidad y para ello vamos a tener que desarmar buena parte de lo que nos vendieron como modernidad.
Dice también Bárbaro “La caída del muro de Berlín funcionó como la ruptura del límite para la concentración económica. Nuestro problema es de distribución, los grandes concentrados (legítimos y corruptos) se llevan demasiado y el resto de la sociedad no puede vivir con dignidad. Los kirchneristas destruyeron todo sin tocar ninguna concentración, salvo la mediática que los molestaba a ellos pero no a la sociedad. Ahora necesitamos reconstruir el capitalismo limitando a sus dos enemigos, los burócratas y los concentradores. Iniciativa privada con dispersión del capital donde se pueda. Lo otro genera ganancias mientras degrada sociedades”.
Coincido también en que tenemos un Estado elefantiásico e inútil para alcanzar los objetivos enunciados y unos privados sin competencia ni límites que hacen que la situación se acerque peligrosamente a la máxima expresión nefasta que podamos esperar. Es más importante y prioritario reducir la concentración en todos sus perfiles que convocar a la inversión. Con el tiempo todo llega aunque este gobierno no parece muy propenso a aceptarlo como receta operativa.
Me pone ansioso y desorientado estar tan cerca de Julio Bárbaro pero esto alimenta mi deseo de que se termine definitivamente con la famosa grieta y se trabaje decididamente por la argentina que no es otra cosa que trabajar incansablemente por TODOS LOS ARGENTINOS.
Oscar A. «Cachi» Carballo
DNI N° 8.213.435.-
Opinión
Después de la autocrítica, las propuestas
Nota de opinión por Federico Vasches y Pedro Videla. Integrantes del Observatorio de Políticas Públicas y Sociales de Río Negro.
El resultado del domingo 13 de agosto en las PASO, amerita muchas reflexiones, algunos mea culpa y diferentes lecturas. Arrojando un mensaje contundente: el problema siempre lo tiene quien gobierna.
Estos días escuchamos críticas cruzadas en los medios, medidas a medias tintas, modelos inciertos de gobierno y concepciones contradictorias de estado.
Según el espacio, partido político o frente electoral, su permeabilidad, cuota de realidad, ganas y posibilidad de leer el contexto, habrán hecho su autocrítica.
Ahora bien, luego de los dolores y alegrías, los aciertos y errores, las heridas y fortalezas: ¿qué pasó con las propuestas?
Sin pretender ser exhaustivos (y sabiendo que la mayor responsabilidad siempre la tiene quien gobierna), traemos algunas recomendaciones sobre las que se podría fundar la reconstrucción, dirigida a octubre. Las cuales podemos resumir en: “tener un federalismo tangible, con agendas públicas abiertas y dónde la ciencia, la tecnología y el conocimiento, se socialicen y popularicen”.
I. Federalismo Tangible: no decimos nada nuevo con esta afirmación, ya que es una deuda abierta de más de 200 años.
Pero permitámonos imaginar espacios reales de coordinación entre estamentos, niveles y poderes del estado. Pensemos la potencia que tendría y cómo se notaría la “capilaridad social del estado” en palabras del Oszlak, si todos/as quienes integramos el estado tuviéramos la misma convicción e intención de poner nuestros mejores esfuerzos al servicio del/a otro/a, más allá de los signos políticos, partidarios y/o ideológicos.
Si las administraciones tuvieran la posibilidad de coordinar en los territorios con las organizaciones libres del pueblo, no con ánimos de modificarlas o encorsetarlas, sino de reconocerlas, de asociarse para trabajar y aprender de ellas; esto podría escalar regionalmente y reactivar un tejido social que se encuentra bastante deshilachado.
No queremos diseñar políticas federales desde un escritorio remoto, sino disponer de la capacidad de situarse, leyendo las necesidades y particularidades de los actores para trabajar.
II. Agendas Públicas Abiertas: sabemos de los tiempos y agendas apretadas de quienes integran los poderes del estado, en especial en el ejecutivo. Quienes tratan de publicitar sus actos de gobierno mediante comunicados oficiales y redes sociales.
No pretendemos comunicar una vez consumado, sino anticipar cuál será la agenda personal futura, los lugares, espacios, actos públicos en los que participarán. Posibilitando cierto control ciudadano y permitiendo conocer a las personas.
Si existe bastante apatía con la clase política, y en algunos actos por no “mover” a la tropa quedarían vacantes, cabe reclamar que nunca se sabe con antelación la posible visita del funcionario. Esto será una práctica que se construya en cada territorio, que arroje ganancias plenas, ya que nadie se esconderá y todas y todos nos nutriremos de con nuestras/os representantes cerca.
III. Ciencia, Tecnología y Conocimiento Socializado y Popularizado: nadie cuestiona la importancia de las Universidades ni desmerece el rol de la ciencia y la tecnología, pero debemos pensarlo en detalle, ya que le asunto es un poco más complejo.
Porque las Universidades (y el sistema educativo todo) cumple un rol innegable en la formación de nuevas/os profesionales y el sistema institucional de Ciencia y Tecnología aporta valor a la reflexión, a la comprensión y al desarrollo de nuevas soluciones. ¿Entonces dónde radica el problema?
Básicamente en la falta de información sobre esto, en no poder responder clara y abiertamente a la sociedad a las preguntas de ¿para qué sirve la investigación?, ¿qué se está investigando?, ¿cuáles son los avances y/o aportes tangibles en términos cotidianos y sociales para la/el vecina/o de a pie?
No se malinterprete, ya que no hay de fondo un cuestionamiento al rol de la CyT en el desarrollo de un país, sino a la incapacidad que este sistema ha presentado para vincularse y legitimarse con la sociedad; no es una crítica a quienes investigan, sino a quienes dirigen las instituciones.
¿Será posible pensar en jornadas de divulgación en los territorios, encuentros en bibliotecas barriales y/o centros comunitarios, mesas de trabajo con instituciones públicas y privadas? ¿Dar entonces esas discusiones incómodas y poner el valor de las investigaciones al servicio del vecino?
No hay recetas mágicas, sino un camino por delante el cual no se recorre únicamente en tiempos electorales, el que debe ser fundamento de debate y apropiación ideológica del estado y las políticas públicas que pretendemos para forjar la Patria Grande que necesitamos.
Federico Vasches y Pedro Videla.
Integrantes del Observatorio de Políticas Públicas y Sociales de Río Negro.
Opinión
Que no se hagan los sorprendidos
Nota de opinión por Ariel Rivero, presidente del Concejo Municipal de Campo Grande.
Nadie puede mostrarse sorprendido por la actitud asumida por el gobierno nacional respecto a la la finalización de las concesiones de las represas.
Razones históricas de permanente avasallamiento de los intereses provinciales, imposiciones, presiones, menosprecio, son actitudes que los gobiernos centrales han tenido a lo largo de los años sobre las provincias, especialmente las patagónicas.
Sin embargo no ha habido, salvo honrosas excepciones que datan de hace más de 50 o 60 años, acciones firmes y concretas ni de los poderes del Estado, ni de partidos políticos, ni de instituciones, ni de las fuerzas vivas de la región, para evitar tantos atropellos.
Solo frías apariciones mediáticas, tardías y débiles gestiones, cuyo resultado era absolutamente previsible. Claramente cuando las acciones son tímidas, como pidiendo permiso, la respuesta de la centralidad del poder nos demuestra la histórica e increíble realidad de una Argentina con una grave deformación demográfica, económica y política del país sobre sus mejores posibilidades.
Y aquí estamos otra vez los patagónicos aceptando sin condicionamientos, como resignados, los avances y contradicciones en un país de un federalismo meramente formal y un centralismo real que impone las condiciones desde la ciudad puerto a provincias periféricas con relativo poder y en su mayoría olvidadas.
Otra muestra más de la falta de previsiones, planificación y políticas acertadas. Lo dije hace unos días; el gobierno nacional estiró el proceso, esquivó respuestas, postergó decisiones y nuestros representantes lo dejaron actuar con displicencia para que ahora ni siquiera nos den la oportunidad de brindar opinión a quienes somos los propietarios de los recursos. Así que nadie se puede hacer el sorprendido o sorprendida.
Ahora bien, para no seguir llorando sobre la leche derramada.
¿Qué vamos a esperar ahora? Que este deficiente e incalificable gobierno nacional utilice estos últimos meses de gestión para incorporar directores, gerentes, personal administrativo, etc. a una nueva gran empresa pública que funcione en un gran edificio en la “city porteña” para ver como juntan el dinero que se genera a partir de nuestros recursos, y nos sigan obligándonos a subvencionarlos calladitos la boca, aunque su decisión es anticonstitucional, centralista y autoritaria?
¿Qué vamos a esperar? Que algún funcionario del gobierno nacional se digne a atender a nuestros representantes y los conforme con el nombramiento de algunos asesores en esa nueva empresa o con suerte como accionistas minoritarios.
¿Qué vamos a esperar? Que nos sigan utilizando “nuestra” agua discrecionalmente para recibir energía eléctrica en sus ciudades, sin tener en cuenta nuestra demanda
¿Qué vamos a esperar? Que el equipamiento, generadores, turbinas, que han recibido en 30 años un mantenimiento mínimo colapsen, poniendo en riesgo a las poblaciones que vivimos aguas abajo.
Propongo que nuestros actuales gobernantes provinciales y sus respectivos sucesores, junto a legisladores, intendentes, jueces, representantes de los partidos políticos, profesionales en la materia, técnicos y especialistas de ambas jurisdicciones, acordemos la necesidad de pelear de una vez por todas por nuestros derechos.
Utilicemos todos los mecanismos democráticos y judiciales para revertir este nuevo atropello y definamos en conjunto lo que se debe hacer con las represas, si las manejara el Estado o se vuelven a privatizar, establecer una retribución justa y equitativa del uso de “nuestra” agua, definir claramente las prioridades de su uso, el sistema tarifario, los beneficios para la región, la seguridad de las poblaciones, regalías, y en definitiva, establecer junto al gobierno nacional los marcos regulatorios del funcionamiento de las represas desde los ámbitos políticos, jurídicos, constitucionales, técnicos y económicos.
Ariel Rivero
Presidente del Concejo Municipal de Campo Grande.-
Opinión
Entre la sensación y el bolsillo, está la inflación
Nota de opinión por Federico Vasches, integrante del Observatorio de Políticas Públicas y Sociales de Río Negro.-
Vivir en Argentina es una de las cosas más lindas que como argentino podés experimentar, quien no nació aquí y no vive en esta tierra nunca lo entenderá. Quizá por ello, no son pocas las veces en que oímos que desde el exterior se cuestionan cómo es que nos apasiona tanto vivir acá, más aún cuando se enteran de esas situaciones, que por cotidianas vamos normalizando.
No hace falta que enumere, pero casi que nuestros días se desarrollan de una manera vertiginosa y similar a la siguiente: despertamos, nos trasladamos, trabajamos, nos formamos, criamos hijos, somos productivos, realizamos compras, cumplimos con nuestros compromisos cotidianos y quienes podemos tratamos de darnos nuestro tiempo. Hasta allí un relato común a muchas familias, pero sabemos que detrás de ello tenemos una preocupación que nos asecha, cuando no nos alcanza, e incluso nos inmoviliza: la inflación.
Entiendo que todos tenemos una idea formada sobre lo que sucede en el país, cuál es el mal que nos aqueja, aportando alguna respuesta a esa pregunta que nos resuena: ¿qué nos pasa que no podemos encontrar el rumbo económico?
Acordamos que la inflación está, existe y es tangible. Lo que también es cierto es que se nos presentan dos inflaciones, una de cada lado. Una es la de los medios, la de los análisis elocuentes y macroeconómicos, la de las explicaciones que provienen del exterior, la del ajuste y la urgente necesidad de achicar el estado; del otro lado está la de todos los días, la del bolsillo, la del comercio de cercanía, la del pan, la carne y la leche.
Esta situación que vivimos, nos atraviesa y por momentos pareciera que ponemos el ojo, la atención y la preocupación en cosas que no lo ameritan, es que, si la inflación se nos presenta como un fenómeno de difícil solución, debe entonces serlo también, de difícil comprensión.
Traigo una propuesta para revisar y acercarnos al asunto, para que podamos discutir luego del peso y los aumentos, mirando un poco más allá.
Un primer problema que advierto es el impacto por el aumento desmedido en el valor nominal de los productos. Esto es el choque, el susto y por momentos la angustia e indignación que nos genera el nuevo valor de eso que hace poco compramos a un precio inferior. Aquí me interesa que pensemos que luego de este sacudón por el nuevo precio de la cosa, tratemos de comprender que, si este incremento va acompasado a las paritarias, es decir al incremento de los salarios, no existe problema alguno. Si algo vale $100 y mi ingreso es de $1.000, y eso mismo pasa a valer $200 y mi ingreso se duplica de la misma forma alcanzando los $2.000, vemos una proporcionalidad entre uno y otro. Con lo cual, y en la medida de que al nuevo precio pueda seguir comprando lo mismo que antes, no habría mayor problema. Aunque sabemos que en estos tiempos las cosas no son así y vamos perdiendo.
Un segundo problema, es el de la pérdida de poder adquisitivo para las clases asalariadas. Es decir, esta pérdida de capacidad real, se compone de una inflación sobre los productos de consumo y servicios más una serie de paritarias en las que las negociaciones no han conseguido ni siquiera compensar esos aumentos. No hablamos de ganar, pero ni para el empate nos alcanza. Lo grave de esta situación es que se da en especial sobre los productos de la canasta básica de alimentos y que ello repercute particularmente en las familias de bajos recursos quienes son las que destinan mayor parte de sus ingresos a la adquisición de alimentos. Imaginemos que si bien la inflación es un promedio general, no es el mismo impacto que genera en familias de clase media asalariada en zonas periféricas, que en las de clase alta de grandes ciudades. Para las primeras los aumentos más sensibles serán los referidos a los alimentos (los cuales han alcanzado los más altos índices de incremento) y servicios básicos de agua, luz y gas y transporte; contra las segundas que seguramente se vean afectadas por los aumentos en medicinas prepagas, expensas de edificios, servicios de conectividad y televisión por cable, impuestos y tasas municipales, combustible, seguros y patente.
Cabe destacar que no me refiero a dueños de grandes empresas nacionales ni trasnacionales, de esas que tienen cuentas en monedas extranjeras en el exterior y cotizan en la bolsa de valores, tampoco a quienes han tenido la dicha de heredar grandes fortunas y/o con sus apellidos les basta, menos aún estoy pensando en quienes viven en barrios super privados con hasta tres empleadas de casa particulares más la propia con cama adentro. Si no que estoy pensando en personas de clase media asalariada, formadas y/o en formación siendo inclusive primera o segunda generación universitaria, con hijos, con casa propia con crédito hipotecario y/o alquilando, que con sus ingresos cubren sus gastos mensuales y dependen del ingreso próximo para continuar sus planes, es decir me refiero a la gran mayoría de la población.
Hoy quedan atrás esas historias de padres y abuelos que con el aguinaldo cambiaban el auto, de quienes con sus salarios podían comprar un terreno y con sus propias manos construir su casa para habitarla en familia como proyecto de vida, de quienes con esfuerzo propio montaban su empresa escalando a escala regional; actualmente tener un auto, comprar o construir una casa es prohibitivo para una gran proporción de la población.
Evidentemente son tiempos complejos, y si podemos afirmar que el futbol es la gran pasión nacional, la inflación es entonces el gran flagelo. Todo se agravaría de continuar en este carril y dejar que las cosas pasen. Porque pareciera que siempre lo hacen en detrimento de la gran mayoría, porque no seamos necios, si hay inflación es porque hay formadores de precios. Esos mismos a los que nos me refiero, esos mismos que generan nuevos precios y/o elevan los existentes son a quienes menos les afecta.
Si el estado no está presente con controles efectivos, con mano firme y compromisos que pueda y deba cumplir, trabajando del lado y con la ciudadanía para que seamos todos y todas componentes activos en lo que necesitamos que se venga, claramente seremos los perjudicados. Porque si el estado no interviene, y si no nos despertamos para que algunas cosas cambien, quienes ganen, serán los de siempre: serán ellos.
Federico Vasches – DNI: 32.991.877
Integrante del Observatorio de Políticas Públicas y Sociales de Río Negro.-