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Sociedad

Asistirán a madre embarazada y que sufre violencia de género

Trabajan en conjunto el Poder Judicial, Provincia y Municipio para contener la delicada situación económica y social de la mujer.

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La situación de riesgo que atraviesan una mujer de Roca, su hija y su bebé por nacer dieron lugar a una fuerte tarea de articulación interinstitucional entre el Poder Judicial, el Ministerio Público de la Defensa, la Secretaría de Niñez, Adolescencia y Familia de la provincia (SENAF), el Hospital Francisco López Lima, la Secretaría de Derechos Humanos de Río Negro, el Consejo Provincial de la Mujer y el área de Promoción Social de la Municipalidad de General Roca.

La audiencia entre los referentes de todos los organismos que intervienen en la problemática se realizó el pasado jueves en el Juzgado de Familia N° 16, convocada por la jueza Andrea Tormena, y contó con la coordinación avalada por el Superior Tribunal de Justicia de la Oficina de Género del Poder Judicial, a cargo de Beatriz Mosqueira.

En total fueron 14 profesionales de 8 organismos Judiciales, del Ejecutivo Provincial y del Ejecutivo Municipal quienes participaron de la reunión, a tono con la urgencia verificada en el caso y en cumplimiento de la obligación del Estado, como un todo, de materializar el Derecho Humano de las mujeres a vivir una vida libre de violencias.

Esta articulación de acciones entre los distintos organismos se debe a que las respuestas ante situaciones de vulnerabilidad graves y urgentes no pueden ni deben brindarse exclusivamente desde el Poder Judicial sino que deben surgir de un trabajo coordinado e interdisciplinario en el que cada institución integrante de esa red asuma y cumpla sus responsabilidades funcionales.

La complejidad y gravedad de la situación familiar se refleja en un expediente principal por violencia familiar (Ley 3040) iniciado en 2016, en cuyo marco la jueza convocó a los respectivos defensores oficiales de la mujer y del hombre denunciados y a los referentes de los organismos que vienen interviniendo desde distintos ángulos en la situación. El objetivo de la audiencia fue consolidar una mesa de trabajo y articulación para replantear el abordaje brindado hasta ahora y unificar la intervención, haciéndola más eficiente y dinámica, bajo la dirección de la jueza.

Entre las conclusiones de la audiencia se requirió trato prioritario del Cuerpo de Investigación Forense para actualizar las evaluaciones correspondientes tanto respecto de los adultos involucrados como de los niños. También se solicitó a la secretaría de Seguridad de la provincia un lugar excepcional para que el hombre denunciado ingrese al grupo de tratamiento para agresores, y se definieron las nuevas estrategias de intervención mediante acuerdos operativos entre los organismos.

Para mantener un canal de comunicación inmediato con el juzgado, se creó un grupo de correo electrónico del que participan todos los referentes, con el compromiso de volcar allí cada novedad referida a sus intervenciones. Además, se acordó mantener reuniones personales de manera mensual para analizar los progresos e incorporar a nuevos actores al próximo encuentro, como el Instituto de Asistencia de Presos y Liberados y el Ministerio Público Fiscal, atento las derivaciones penales que también tiene el caso.

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Río Negro

Por refacciones, la SENAF cambió de lugar de atención en Roca

De manera transitoria, los equipos técnicos de programas y dispositivos, brindarán atención en distintos puntos de la ciudad.

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Debido al plan de obras que lleva adelante la Secretaría de Niñez, Adolescencia y Familia (SENAF) en General Roca, los equipos técnicos de programas y dispositivos brindarán atención, de manera transitoria, en distintos puntos de la ciudad.

En este sentido, referentes de Libertad Asistida, Familia Solidaria y la Asesoría Legal cumplirán funciones temporariamente en el espacio ubicado en Kennedy N° 759 del barrio 827 viviendas de 8 a 14.

Asimismo, integrantes de Fortalecimiento Familiar, Preventivos Promocionales y Dispositivo Grupal desarrollarán tareas en la Casa de la Cultura, calle 9 de Julio N° 1043 en el mismo horario.

«Los cambios de lugar se realizaron a raíz del reacondicionamiento no solo de la delegación sino de los distintos edificios pertenecientes al organismo, contemplando arreglos estructurales y mantenimientos de servicios», explicaron desde el Gobierno provincial.

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Sociedad

Qué aprendimos sobre el dinero después de los 30

Conocé cómo nuestra relación con el dinero evoluciona después de los 30 y cómo nuevas decisiones financieras marcan el futuro económico.

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Durante mucho tiempo, hablar de dinero fue casi como invocar un secreto familiar. Algo que se asumía que uno debía entender por osmosis, entre mates con nuestros padres, discusiones de pareja o alguna que otra crisis que enseñaba a la fuerza. Sin embargo, con el paso del tiempo, y especialmente después de los treinta, la relación que tenemos con la plata empieza a cambiar. No solo porque ganamos más (o al menos eso esperamos), sino porque los modos en que gastamos, ahorramos y planificamos ya no responden a impulsos o deseos inmediatos, sino a otras coordenadas. Otras urgencias. Otras formas de imaginar el futuro.

No hay un momento exacto en el que uno “madura” financieramente. Pero sí hay señales, gestos cotidianos, decisiones aparentemente menores que se transforman en síntoma de algo más grande. Tal vez sea la primera vez que se revisa con detalle el resumen de la tarjeta y se lo compara con los ingresos reales. Tal vez sea al cancelar una suscripción que ya no se usa. O cuando se empieza a hablar, tímidamente, de seguros, de créditos, de cuentas en otra moneda. No es una transformación que ocurra de golpe, pero una vez que empieza, se hace difícil mirar para otro lado.

El entusiasmo por gastar cambia de forma

Durante la veintena, muchas decisiones económicas están ligadas a la pertenencia. Comprar ropa para salir, gastar en apps o tecnología, pagar cenas que se sienten como una inversión social. El dinero se asocia al ahora, a lo inmediato, y eso no es necesariamente un problema. Es, en parte, una forma de afirmar la propia identidad.

Pero al llegar a los treinta, ese entusiasmo por gastar no desaparece: muta. Ya no se gasta tanto por validación o impulso, sino por necesidad o, incluso, por comodidad. Aparecen los “lujos” silenciosos: delivery cuando se está cansado, taxis para evitar el transporte público, cursos pagos para avanzar en el trabajo. En muchos casos, empieza a pesar más el gasto que simplifica la vida que el que la adorna.

Y ahí también surge la pregunta: ¿cuánto de lo que gasto me está aportando algo real? ¿Qué parte es simplemente costumbre o inercia?

La ansiedad por el ahorro también se transforma

Ahorrar ya no es un objetivo abstracto o moral. Deja de ser un mandato de “los que saben” para volverse una estrategia de supervivencia mental. Porque la idea de estar a un despido, una enfermedad o una devaluación de distancia de quedarte sin respaldo empieza a tomar otro tono. Uno más tangible.

Pero no se trata solo de guardar lo que sobra. Ahorrar después de los treinta implica también empezar a pensar en horizontes más largos. No es solo el viaje a fin de año o cambiar el celular. Es también tener algo para un alquiler inesperado, para estudiar algo nuevo, o incluso para ayudar a alguien cercano. Lo que cambia no es solo el monto, sino el sentido del ahorro.

Y con ese cambio de perspectiva aparece una búsqueda silenciosa por formas más eficientes de cuidar lo que uno tiene. En algunos casos, eso se traduce en abrir una cuenta en un broker de inversiones, sin muchas vueltas, como quien da un paso más allá del simple ahorro en el banco.

Cambia la relación con el trabajo y con el tiempo

A medida que se acumulan años en el mercado laboral, también se acumula cansancio. Ya no todo se mide en horas trabajadas o en sueldo a fin de mes. La idea de que el trabajo es “todo” empieza a resquebrajarse. Y eso cambia la manera de tomar decisiones económicas.

Empezamos a valorar más el tiempo libre, la salud, el equilibrio. Y si bien eso puede chocar con ciertas realidades laborales duras (porque no todos pueden elegir), hay un giro en la manera en que se negocia ese intercambio. Cada vez más personas prefieren ganar un poco menos si eso implica vivir un poco mejor.

Esa elección también se refleja en cómo se gasta. Aparece el gasto que libera, no el que ata. Se dejan de lado objetos para invertir en experiencias. O se reorganizan prioridades: menos cuotas, menos “aspiracionales”, más presente manejable.

Aparece una conciencia más real sobre los límites

Después de cierta edad, uno ya se chocó con sus propios errores financieros varias veces. Ya pidió un crédito que tardó demasiado en pagar. Ya dejó pasar una oportunidad por miedo. Ya se dejó llevar por modas o gurús que prometían ingresos fáciles. Y con esos tropiezos, viene la cautela. La desconfianza selectiva. La necesidad de chequear dos veces antes de firmar algo.

Pero también viene una honestidad nueva. Aceptar, por ejemplo, que no se puede todo. Que tal vez no se llegue a comprar una propiedad. Que quizás el auto nuevo quede para más adelante. Y que eso no significa fracaso, sino recalibrar expectativas para poder vivir sin sentirse siempre corriendo atrás de algo.

Esta conciencia también lleva a hacer cuentas más sinceras. A dejar de postergar decisiones incómodas. A mirar de frente lo que se tiene, lo que se gana y lo que se puede realmente hacer con eso.

Los vínculos también ordenan la economía

No es lo mismo manejar el dinero cuando uno vive solo, que cuando convive con alguien, tiene hijos o comparte gastos. Los treinta, para muchas personas, vienen acompañados de cambios en la vida afectiva y familiar. Y eso repercute directamente en cómo se piensa y se usa el dinero.

Las conversaciones sobre plata dejan de ser hipotéticas. Pasan a formar parte de la rutina. Se discute quién paga qué, cómo se reparte el alquiler, qué se hace con el aguinaldo, si vale la pena invertir en tal o cual cosa. Se empieza a negociar, a hacer acuerdos, a renunciar a algunas cosas para sostener otras.

Y aunque no siempre es fácil, esa exposición también permite aprendizajes nuevos. Porque el dinero compartido enseña sobre confianza, sobre límites, sobre planificaciones conjuntas que no siempre salen como uno espera.

Se empieza a pensar más en el largo plazo, sin obsesionarse

No todo el mundo después de los treinta se convierte en planificador serial. De hecho, muchas personas siguen lidiando con la incertidumbre diaria. Pero aun así, algo cambia: la idea del futuro se vuelve más concreta. No como una promesa lejana, sino como algo que, de a poco, empieza a armarse desde ahora.

Esa imagen futura puede tomar distintas formas: un proyecto propio, un cambio de carrera, mudarse, reducir el ritmo laboral, viajar más. Pero lo que importa no es el qué, sino el cómo se empieza a sostener eso desde el presente.

Y ahí es donde pequeñas decisiones —como dejar de gastar por impulso, empezar a informarse mejor, cuidar el crédito o automatizar ciertas cuentas— empiezan a tener un peso inesperado.

Sin hacer ruido, sin dar discursos motivacionales, sin seguir fórmulas rígidas. Solo con la conciencia silenciosa de que el tiempo avanza, y que el modo en que nos relacionamos con el dinero puede sumar o restar a la vida que queremos.

No hay una fórmula perfecta, pero sí hay un ritmo propio

Llegar a los treinta no garantiza sabiduría financiera. Tampoco asegura estabilidad. Pero sí permite una cosa: perspectiva. La posibilidad de mirar para atrás y ver qué cosas funcionaron, cuáles no, y qué hábitos valdría la pena modificar.

Al final del día, aprender sobre plata no es solo cuestión de números. Es también una forma de entenderse a uno mismo. De revisar prioridades. De preguntarse, cada tanto, si lo que uno está haciendo con su dinero —y con su tiempo— tiene algún sentido.

Y aunque la respuesta cambie con el tiempo, lo importante es seguir haciéndose la pregunta. Una y otra vez. Porque ahí, en ese pequeño gesto, tal vez empiece a jugarse algo más profundo que la simple administración de recursos. Algo que se parece, quizás, a una forma de cuidado.

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Roca

Avanza el proyecto de pavimento en el barrio Quintu Panal

La obra, que incluye 22 cuadras, será abonada por los frentistas en función de la superficie y de los metros lineales de frente de cada lote.

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Contando con la aprobación del Concejo Deliberante, el Poder Ejecutivo Municipal abrió la licitación para la pavimentación de 22 cuadras y obras complementarias en barrio Quintu Panal de General Roca.

La obra tendrá un costo total estimado de $1.521.817.990,60 que, conforme a la Ordenanza N° 4021/05 será abonado por los frentistas en función de la superficie y de los metros lineales de frente de cada lote, más los metros lineales de cordón cuneta en el caso que correspondiere.

Las calles donde se llevarán adelante los trabajos son Chile entre Buenos Aires y Córdoba; Brasil entre Buenos Aires y Mendoza; México entre La Pampa y Mendoza; Paraguay entre Fleming y Mendoza; Valle Azul entre Chula Vista y Chile; Chacabuco entre Chula Vista y Estados Unidos; La Pampa entre Chula Vista y Estados Unidos; Fleming entre Brasil y Chile; Córdoba entre Paraguay y Chula Vista; Valle Azul entre Uruguay y Brasil; Chacabuco entre México y Uruguay; y La Pampa entre Paraguay y Uruguay.

En cumplimiento de los pasos administrativos correspondientes -incluido el Registro de Oposición-, el Municipio avanza ahora con el proceso licitatorio para ejecutar la obra.

La apertura de sobres del llamado a Licitación Pública Nº 11/20255 se realizará el próximo miércoles 7 de mayo.

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