Seguinos

Opinión

Superministro, educación y deportes: Vamos hacia donde debemos

Nota de opinión por Federico Vasches, miembro de la Asociación Argentina de Administración Pública.

el

El gobierno de Cambiemos nos tiene acostumbrados a medidas y contramedidas, anuncios y confirmaciones siempre en una misma dirección, y sin demasiadas sorpresas, avanzar y conseguir lo que se propusieron aún cuando no son pocas las voces (cada vez más de hecho), que comienzan a sugerir que no era lo esperado y que nadie los escucha.

Algunos menos crédulos, hace unos meses nos preguntábamos si al presidente Mauricio Macri le daría (tratando de acomodar o quizá acelerar en un rumbo favorable el andar de la economía), a su ministro Nicolás Dujovne una suerte de “superpoderes”. No para sorpresa, en estos últimos días hemos recibido la respuesta de que sí.

Ni ilógica, ni irrazonable la apuesta del Ejecutivo, es esta idea de crear la «Unidad Ejecutora Especial Temporaria de Articulación Fiscal y Financiera» en el ámbito del Ministerio de Hacienda, cuyo principal fin será la promoción y coordinación del cumplimiento de las metas políticas fijadas por el Gobierno Nacional.

Por entender el presidente que aún es tiempo de acelerar el achicamiento de lo público y de esta manera reducir sensiblemente el déficit, dejando atrás “esa mochila que nos impide crecer” (en palabras del primer mandatario). Me queda el interrogante de si esta decisión fuera propia o parte de las clausulas y requisitos de disponer de órganos sensores y de poderes superconcentrados, por parte de nuestro nuevo y bien conocido socio, el FMI.

De las pocas cosas que se pueden asegurar con total firmeza es que somos nuevamente espectadores de cómo el destino del gobierno lo ha tomado la economía, en desmedro de la política, las representaciones y la población. Es que si bien con el discurso se nos dice que todo esto es para achicar el gasto público, nada de desprendernos de funcionarios estamos diciendo, por el contrario, revisamos contratos, precarizamos empleos, recortamos asignaciones familiares y facilitamos los retiros voluntarios con jubilaciones lastimosas; mientras creamos superestructuras en áreas consideradas claves para la economía a la par de que desregulamos mercados y desmejoramos intencionalmente la prestación de los servicios públicos.

Ahora bien quisiera hacer mención a una cuestión de relevancia y que podría llevar a evidencia otro mecanismo de desprestigio de lo público o de linealidad de su relato y acción privatista, estos funcionarios que hoy nos gobiernan están hechos y formados por el lugar del que provienen: la empresa. Somos espectadores de recortes en programas y proyectos bajo la excusa de la falta de impacto o de repercusión, pero más allá de cómo se hayan desarrollado en el tiempo, hay áreas evidentemente no interesantes para el mercado y otras por el contrario de tanto interés que mejor dinamitarlas.

Me refiero a los Deportes en las instancias formativas y la Educación Pública en todos sus niveles. Para el primer caso no es que no sea rentable, porque los niños bien podrían no realizar actividad física y nada les impediría ser útiles para el sistema, el asunto es que la importancia del deporte en temprana edad no solo es motora o física, sino que posibilita el desarrollo íntegro de la persona, los forma, los educa, los ayuda a prepararse para algo más que el trabajo.

Para el caso de la Educación Pública hay bastante dicho, no sólo desde su obligatoriedad desde los primeros años, sino que el hecho de que las Universidad Nacionales sean públicas y gratuitas es un status que no se debe abandonar.

Hago especial mención a la Educación Superior por “descubrir” que quienes la hemos transitado sabemos lo que es (sin lógica del mérito), poner lo mejor de sí para una tarea, armar grupos, socializar con un objetivo específico, cuántos no hemos conseguimos amistades en esas instancias que duran más allá de las cursadas.

Encuentro en el hecho del pasar por esa instancia (y retomando la idea de la oportunidad desde la gratuidad y la tutela y garantía del Estado), un momento de temple personal, porque quien ha puesto lo que tenía, horas, se ha sobrepuesto a una frustración, un bochazo, una materia reprobada, sabe lo que es con las responsabilidades cotidianas, compatibilizar uno y otro mundo y seguir adelante.

Digo esto suponiendo que bajo la lógica del gobierno nacional, no sólo es importante desfinanciar a las Universidades Nacionales para que las privadas tomen su lugar, sino porque cuanta menos gente vaya, se forme, se titule pero principalmente se forje, peores empleados y mano de obra menos calificada habrán en disputa para los puestos en las empresas a nombre de ellos.

A la primera de cambio, cuando una situación se complique con jefes presionados en un momento de recorte, aquel empleado que no haya tenido la contención del Estado en las instancias de Deporte Formativo o de Educación en todos y cada uno de sus niveles, estará en clara desventaja frente al resto. Situación profundamente más complicada en ámbitos públicos y más en estos momentos. Es decir las consecuencias de estas desatenciones y debilitamiento de lo público trascienden la política o la economía y vendrán a calar hondo en las futuras generaciones.

Volviendo a la actualidad, trato de ser cauto pero me recuerdo que en la historia las salidas de este tipo de situaciones, no han sido mejores que las mismísimas situaciones que las originaran. El último gran superministro de economía Cavallo, bien podría traerse de ejemplo y creo que nadie tendrá de él el mejor de los recuerdos.

Como última reflexión es evidente que si esta Unidad Ejecutora tendrá vigencia hasta el 10 de diciembre de 2019, el Gobierno Nacional está convencido que este es el rumbo y que nada lo sacará de su curso, pero también debemos hacer el esfuerzo por comprender que esta medida excede la mera centralización o concentración de recursos o números: es en sí mismo el tamiz de qué es lo que se puede o debe hacer.

Es que si todo lo que hay que hacer serán en el marco o bajo la supervisión de este Ministro qué se podrá hacer fuera de libreto?

Pareciera que el recorte es en todas las direcciones (desde el Ejecutivo Nacional hacia afuera) pero que lo más importante que achicar el gasto público es disciplinar a quienes lo gastan.

Federico Vasches.
Miembro de la Asociación Argentina de Administración Pública – DNI 32.991.877.

Advertisement
Click to comment

Leave a Reply

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Opinión

Las Universidades, para qué?

Nota de opinión por Federico Vasches, integrante del Observatorio de Políticas Públicas y Sociales de Río Negro.

el

En estos días es habitual oír los problemas que enfrenta el sistema educativo, por el desfinanciamiento que está sufriendo. 

Y rápidamente podemos preguntarnos cuál sería el problema y por extensión, por el rol clave que deberían cumplir, en especial las universidades. 

En primera medida servir de espacio de contención socio cultural para quienes pretendan formarse y contar con nuevas herramientas para avanzar en la vida, y segunda y quizá tenida menos en cuenta, generar conocimientos valiosos para la comunidad en su conjunto. 

Si hay algo que uno espera de la educación superior, (de las universidades) ese lugar donde se produce el conocimiento, es que corran los límites, que vayan más allá, que incomoden todo aquello que sea necesario para poder avanzar. 

En este sentido, las ciencias sociales, esas con las que convivimos, ya que nos revisan en eso que nos define como sociedad, como individuos y como humanos, tendrán mucho para aportar. 

Claramente el estado, pero no únicamente el nacional, decide qué financiar y por ende qué no. Pensemos por un momento un gobierno provincial e inclusive algunos gobiernos locales (municipio y comunas), financiando proyectos de investigación en la creencia y seguridad de que eso que se investigue, aportará nuevas ideas, conocimientos y herramientas para su gestión. 

Pero claro, hoy pareciera que las cosas son distintas. Quienes ocupan cargos de gestión, con su trabajo cotidiano nos responden a la preguntá ¿qué se hace?, ya que es su cotidiano. Mientras que quienes investigan en políticas públicas, ciencias de la administración y todo lo referido a la administración pública, nos responderían a ¿qué se podría hacer? 

Hay algo hasta increíble en la separación que tiene hoy la academia con la gestión gubernamental, los investigadores en lo estatal por un lado y los cargos electivos y funcionarios por otros. Si bien son dos conocimientos diferentes, el que se consigue estudiando y el que se consigue haciendo, en algún momento deberían encontrarse. 

Pero claro, quién financiaría aquello que lo incomode, que lo exhiba, que revele sus falencias, inclusive aparece cierta complicidad por parte del sistema ya que esos avances pueden a las claras incomodar la capacidad de gestión de quienes ocupan cargos en las propias instituciones educativas. 

Complicidad de dos lados, dos caras de una moneda que lógicamente no se encuentra, más que en un borde que investiga y aporta sobre cosas cómodas, relatos de una historia sabida y que recopila los datos ya conocidos. 

En esa misma rueda, los trabajadores de la investigación atrapados, ya que se les reconoce y se los obliga a investigar y se les financia aquellas cosas que no molesten. 

Existen problemas de financiamiento, claro, pero ojo no son los únicos. 

Si queremos salir de los problemas que presenta el sistema, sin salir del sistema, deberemos cambiar lo que se deba, corregir lo que se necesite y abrir las administraciones. 

Conseguir que política y conocimiento se amiguen, caso contrario el pozo será cada vez más hondo y la falta de dinero, pasará a ser, el menor de los problemas. 

Federico Vasches
Integrante del Observatorio de Políticas Públicas y Sociales de Río Negro.

Continuar leyendo

Opinión

Del otro lado, nosotros

Nota de opinión por Federico Vasches, integrante del Observatorio de Políticas Públicas y Sociales de Río Negro.

el

En estos tiempos tan veloces de vivir, son pocos los momentos en que nos detenemos a tratar de comprender qué nos pasa, más allá del bolsillo.

Ahora es fácil confundir el síntoma con la causa, la consecuencia con la fuente del problema. Seguir discutiendo en circularidad de lo obvio: el dinero no alcanza. Cuando, en realidad no somos capaces de repensar qué es lo que genera la situación.

Entonces traigo tres dicotomías tan vigentes y actuales (y pasadas, si lo son), como necesarias para incorporar, quizá mate mediante en un momento de reflexión:

La primera responde a la pregunta, ¿dónde estamos?

Rápidamente comprender que estamos inmersos en un sistema democrático, que es abonado por todas y todos, ejercido por las instituciones del estado, pero que muchas veces quien gobierna, impone, crea y establece las condiciones de gobernabilidad, traza las políticas e inclusive el plan de gobierno, es el poder económico privado. Nacional e internacional.

Lo que quiero aportar aquí es esta dicotomía de los “jugadores” de adentro y de afuera del sistema. Vecinas y vecinos serán de afuera, pudiendo aportar con sus participaciones a quienes sí están adentro, la clase dirigencial, políticos y funcionarios públicos. Pero ojo, no seamos tampoco ingenuos, porque quizá hasta ellos mismos, están afuera del sistema de decisión, del poder real. Su único diferencial es conocer el sistema, ser conscientes de su lugar y cumplir con su papel, hacer como que deciden, emular que pueden, abonar alguno de los dos lados de una grieta que no existe como tal.

Para la segunda pregunta, debemos pensar, ¿qué nos ofrecen?

Es que claro, si ellos que son quienes ocupan los cargos públicos, que los elegimos para que gobiernen, no pueden hacerlo porque a su vez son condicionados por los poderes económicos concentrados nacionales, qué nos queda esperar a los demás?

Por lo pronto comenzar a comprender esta segunda dicotomía en la que usualmente nos empantanamos al momento de relacionarnos con ellas/os, y que comprenderla nos dará la libertad de saber qué se nos dice. Esta dicotomía es doble, ya que confundimos los productos del accionar del estado con resultados de la política pública desarrollada y a la vez, el diagnóstico de la situación, con la posibilidad real de avanzar y construir propuestas.

Daré un breve ejemplo: una campaña de vacunación que alcance las 50 personas diarias evidentemente da cuentas de un trabajo (producto – personas vacunadas), pero no de un resultado ya que desconocemos el punto de partida, la situación problemática que se pretendía abordar y acaso el nivel de esfuerzo institucional comprometido y previsto (¿qué tasa pretendíamos mejorar con la vacunación? ¿Queríamos vacunar 50 o quizá el doble y no pudimos?). En este mismo sentido el diagnostico es necesario para saber dónde estamos, qué nos falta, cuál podría ser un punto de partida. Pero solo es eso, un estado de situación. Se requiere entonces avanzar, trascender, comprender que eso es la base a considerar para planificar propuestas que mejoren ese punto de partida. El diagnóstico lo podemos compartir casi todos, pero el plan de acción seguramente tenga lógicas y necesarias resistencias.

Para la tercera pregunta y la más complicada, debemos enfrentar un, ¿qué necesitamos?

Claramente es mi opinión, y parte de considerar que la mejor manera de cambiar las cosas, es participando activamente, conociendo las reglas y teniendo las herramientas y recursos contextuales para ser parte de una construcción que permita dar discusiones, debates e incidir en el diseño y ejecución de lo público.

Por ello, la tercera dicotomía propone que no necesitamos mártires, sino líderes. Esa idea remanente de los héroes en la historia que lo han dado todo por la liberación de los pueblos, de alguna manera invita a pensar en luchas colosales y sobresalientes de pocas/os iluminados y claramente la historia argentina de los últimos 200 años da cuenta que, si a esos proyectos no se los nutre de ideología de compromiso, se los oxigena con carne y participación, mueren antes de iniciar, o se extinguen con su fundador.

Aquí aportar otra dicotomía que se desprende del sistema y es actual en términos de no aportar más que nombres sin proyecto, y es que, no es lo mismo ganar una elección que gobernar. Esas alianzas que dicen lo que se quiere escuchar, o que apelan a lo que el otro ha hecho mal, por sobre proponer hacia dónde, ganan es cierto, pero rápidamente quedan expuestas al momento de tener que avanzar y resolver cómo y qué hacer dentro y desde el estado. Discursos biensonantes sobran, quizá lo que falta es conocimiento sobre el funcionamiento de la cosa pública, para tratar de comprender si eso que han planteado, es posible, probable, realismo mágico o acaso legal.

Poco tiene que ver la legitimidad que otorga un cargo ganado con la capacidad de gestionar programas y proyectos, todas/os votamos a un par que quizá nos cae bien, pero el haber sido votado no garantiza ni eleva a nadie por sobre la masa. Ese será el rol y desafío que el líder deba emprender en una comunidad politizada, conocedora y sobre todo con la claridad para defender lo propio.

Al final y del otro lado, nosotros tratando de comprender para dónde va la cosa, quizá no sea mucho, pero espero que alguna de estas ideas, de estos conceptos, de estos interrogantes queden resonando y permitan idolatrar un poco menos y comprometerse a debatir un poco más.

Federico Vasches
Integrante del Observatorio de Políticas Públicas y Sociales de Río Negro.

Continuar leyendo

Opinión

¿Por qué marchamos?

Nota de opinión por Nicolás Rochas, apoderado Frente Renovador Distrito Río Negro.

el

Nunca nadie que haya llegado al cargo de Presidente había confesado abiertamente, que a su entender, el Estado Nación es «el problema». Porque destruir el Estado no nos hará libres, simplemente nos expondrá ante el mundo casi como bienes fungibles, una nueva especie de res nullius en un planeta organizado en torno a países soberanos.

Marchamos porque no se trata de estar «en contra», sino de advertir las consecuencias de decisiones nefastas y evitar pérdidas que serán irreparables.

Porque gobernar es asignar prioridades y no puede estar antes la ganancia de un banquero que la comida de la gente.

Porque la inflación no puede detenerse a fuerza de pulverizar el salario.

Porque la Cultura, la Ciencia, el Deporte o el Arte, nunca (jamás) son un gasto, sino la inversión a través de la que un pueblo se expresa, se identifica, se distingue y crece.

En poco más de un mes, el gobierno de Javier Milei devaluó en más del 100% la moneda, quitó subsidios, subió tarifas, frenó la obra pública, desfinanció al Estado (tanto Nacional como a las provincias) y desprotegió a todo inquilino, consumidor o usuario. El precio de los alimentos se dispara día a día, pero aún más se le adelantan los medicamentos. Hay una confesa pretensión de asignarle a la recesión la estrategia para frenar los precios (macabra convicción, la de pensar que «no hay inflación en los cementerios»).

En nuestra historia democrática jamás tuvimos un gobierno tan disociado de la realidad, tan ajeno al padecimiento, tan insensible y brutal.

Ganar el balotaje le otorgó la legitimidad para el ejercicio del Poder Ejecutivo, no la adquisición llave en mano de un país (que le avisamos: no está en venta). Ser el Presidente le da facultades para administrar los recursos del Estado, no la Suma del Poder Público, ni el cúmulo de facultades con que los constituyentes contaron en la conformación de la república. También por esto marchamos, para recordarle conceptos tan básicos que parecen habérsele olvidado; premisas tan antiguas como sus recetas económicas del siglo XIX.

Buena parte de la sociedad argentina lo votó en la esperanza de un cambio. Pero ese cambio debe serlo en la mejora del conjunto, no en la aniquilación de todo lo que a su criterio configura “un gasto”. Cuando hablamos de Patria, País o Estado, no nos referimos a cifras, variables o estadística, sino a personas, individuos, ciudadanos. Existencias reales que comen, sufren y sienten; no son likes, ni visualizaciones; son angustias de padres, pies descalzos y pancitas que chiflan si no hay pan sobre la mesa.

Marchamos por la responsabilidad histórica que importa proteger la soberanía y por la sensibilidad social de cuidar a los que menos tienen. Marchamos para advertir sobre las consecuencias que pueden ser aún más gravosas y para intentar corregir desequilibrios que se profundizarán de seguir el curso de las cosas. Marchamos porque es nuestro país el que están rifando, en un experimento en el que (como diría Serrat) «juegan con cosas que no tienen repuesto”. Por todo esto, y tantas otras cosas, el 24 de enero marchamos!

Nicolás Rochas
Apoderado Frente Renovador – Distrito Río Negro.

Continuar leyendo
Advertisement
Advertisement
Advertisement
Advertisement
Advertisement
Advertisement